“Los comedores son una pieza clave en la construcción de los sistemas alimentarios locales, siempre que se basen en criterios de sostenibilidad económica, social y medioambiental”. Así es como comienza el manifiesto Por unos comedores colectivos de calidad de la plataforma ‘Por una Alimentación Responsable en la Escuela’.

El comedor escolar, lejos de ser un espacio de alimentación saludable, con productos locales y preparados en la propia cocina del centro, se ha convertido en la mayoría de casos, en una simple línea de distribución de procesados, que han llegado desde cualquier rincón del planeta. Esta evolución responde a una lógica que antepone el beneficio empresarial a la sostenibilidad de nuestros entornos más cercanos y a la salud y educación de nuestras hijas e hijos.

Estos días, hemos visto fotos por redes sociales de los productos que ofrecen los colegios en Zaragoza al alumnado, raciones sin apenas aporte nutricional, desequilibradas, con alimentos procesados, sin fruta ni verdura fresca y de calidad, como si de un mero servicio logístico se tratara. Abrir boca, introducir alimento, cerrar boca, digerir. Beneficio para la empresa. Nada bueno para los niños y niñas.

La política debe responder a todos los problemas de la ciudadanía, y que nuestros hijos e hijas coman saludablemente es una tarea de primer orden. No todo es decir que Aragón está de moda y vender que se van a hacer grandes inversiones, la política y gobernar es asegurarte de la salud de la ciudadanía.

En Aragón hay 232 comedores escolares públicos. De ellos, más de la mitad tienen cocina (127), mientras que 97 se gestionan a través de la línea fría y ocho cuentan con línea caliente. En la ciudad de Zaragoza es en la que más prolifera la línea fría, con 85 de los 133 existentes, pese a que actualmente 44 centros de Zaragoza han pedido la puesta en marcha de la cocina 'in situ’.

En febrero del 2024, desde Zaragoza en Común conseguimos aprobar por unanimidad llevar la alimentación saludable a todos los coles. También salió adelante la propuesta de crear el Consejo Alimentario de Aragón para el impulso de políticas de soberanía alimentaria y de acceso a una alimentación saludable y sostenible. Pero la alcaldesa, Natalia Chueca y su equipo de gobierno, no han dado ningún paso para cumplir con este mandato del Pleno que representa a todos los vecinos y vecinas de Zaragoza.

En la sesión también se acordó pedir al Gobierno de Aragón que dote de recursos y cumpla con las medidas del ‘Acuerdo Por Unos Comedores Escolares Nobles’ de los padres y madres de la Plataforma COME PÚBLICA (Comedores Escolares Públicos de Calidad de Aragón).

Cuando se gestionan con criterios de sostenibilidad económica, social y medioambiental, se convierten en una herramienta poderosa para transformar el territorio: apoyan a los pequeños productores, fomentan la economía social y consolidan hábitos alimentarios que previenen enfermedades y refuerzan la salud pública.

Sin embargo, el modelo actual ha expulsado de la ecuación a agricultores, ganaderos, pequeñas cooperativas y comercios locales. El contrato con grandes empresas de catering ha generado una desconexión absoluta entre quienes producen y quienes consumen.

La alimentación en las escuelas ha dejado de tener relación con el entorno, con la cultura gastronómica aragonesa, con los ciclos de la tierra y con la estacionalidad de los alimentos. Y ha relegado al comedor a un espacio meramente asistencial, desprovisto de valor pedagógico, reduciendo a los niños y niñas a la condición de "clientes cautivos".

Urge una transformación que devuelva a los comedores su función educativa, que recupere las cocinas en los centros, que priorice la compra de alimentos de proximidad, que garantice el acceso a una alimentación digna y de calidad a quienes más lo necesitan, y que implique activamente a la comunidad escolar. Es una necesidad real y posible si existe voluntad política y compromiso social.

Las propuestas están claras, y las llevan señalando desde hace años la Plataforma por una Alimentación Responsable en la Escuela y la Plataforma por unos Comedores Escolares Públicos de Calidad en Aragón: necesitamos modelos más flexibles y sostenibles, recuperar la función pedagógica del comedor como espacio educativo y tener los servicios de cocina en los propios centros, contando con la Huerta de Zaragoza.

Es necesario dar cobertura alimentaria a quienes más lo necesitan, sin exclusiones y respetar la autonomía de los centros educativos para gestionar su comedor. También es necesario controlar y supervisar de forma rigurosa la calidad del servicio y fomentar y reforzar la promoción de la salud desde la alimentación.

Zaragoza ya caminó en esa dirección, dentro de la Red de Ciudades por la Agroecología, bajo el gobierno de Zaragoza en Común, en colaboración con otras ciudades de toda Europa, con acciones de mejora de su biodiversidad, el fomento de la agricultura ecológica y el consumo de productos de proximidad.

Además del trabajo en red y el impulso a la Huerta de Zaragoza, hemos tenido experiencias en nuestra ciudad que demuestran que a nivel normativo también se puede. El gobierno de Zaragoza en Común, en 2017, licitó nuevos pliegos para los comedores de las escuelas infantiles y por primera vez el nuevo contrato planteaba la elección del producto, su confección en el centro y el reciclaje de los residuos, caminando hacia un comedor agroecológico y fortaleciendo la economía social.

Con este enfoque, las escuelas infantiles se convertían en el primer contrato municipal que incorporaba los criterios de sostenibilidad en la compra pública de alimentos.

Zaragoza puede y debe liderar esta transformación. Porque mejorar los comedores escolares es cuidar a nuestras niñas y niños, a nuestro entorno, a nuestra cultura y a nuestro futuro. La alimentación no debe ser un negocio, sino un derecho y una herramienta para el bien común.