Nuestra labor como ATA consiste en defender a los autónomos, en ser el pepito grillo ante las instituciones. Hace unos días recogí el premio a la labor institucional de la AEAL. Además de agradecerlo, infinitamente, me hizo reflexionar. La responsabilidad de cada uno hay que asumirla y demostrarla, y últimamente siento que se escurre mucho el bulto. Lo disfrazamos con humor, pero no debería ser suficiente el hacer broma si no hay reparación.
Los españoles somos así. Hemos hecho chistes de todo históricamente. Y de nuestra vida en los últimos cinco años no iba a ser menos. No hace un mes la frase más repetida era: ya sólo falta el meteorito. Alguno subía la apuesta y pronosticaba una invasión alienígena para 2026. Los autónomos estaremos preparados para darles un perfecto servicio que acondicione su llegada y bienvenida. A ese nivel estamos.
Y es que abril acabó con “El gran Apagón”, que a pesar de tener título de novela no ha sido ninguna fantasía. Fueron unas 8 horas de media de oscuridad, en algunas localidades de España no recuperaron la energía hasta 24 horas después. Calculamos que sólo ese día, ese 28 de abril, aproximadamente se registraron 1.300 millones de euros las pérdidas entre los autónomos españoles, más de 37 millones de euros sólo en Aragón, con especial incidencia en los sectores de la hostelería y comercio.
37 millones de euros que se dice pronto a los que hay que sumar las pérdidas en mercadería y todos los electrodomésticos o maquinaria que se pudieron estropear.
Lo que hace falta una vez recuperada la actividad es transparencia y asumir y dirimir responsabilidades porque un cataclismo así no puede volver a pasar y lo primero es saber por qué ha pasado.
La sociedad aragonesa no se merece vivir en la eterna incertidumbre de qué será lo siguiente que por dejadez nos va a pasar. La economía española y sus profesionales autónomos aragoneses no pueden soportar tanta improvisación. Seguro que pronto saldrá el de turno diciendo que hay que pagar más impuestos, con la cantidad de impuestos que ya pagamos en nuestro recibo de la luz.
Al menos, queda consolarse, destacando el enorme ejemplo de civismo y solidaridad de los españoles con sus conciudadanos. Espero que se le encienda la luz a alguno… y no nos dejen a oscuras.