El precioso pueblo de Alicante repleto de cuevas marinas con acceso exclusivo desde el mar: "Simplemente espectacular"

Frente a la costa de Jávea, bajo acantilados escarpados y aguas cristalinas, se oculta un auténtico paraíso natural que solo se deja descubrir por mar. Kayak, paddle surf o pequeñas embarcaciones son la llave de acceso a un conjunto de cuevas marinas que hipnotizan por su belleza, silencio y misterio.

Son rincones vírgenes, solo aptos para quienes se aventuran más allá de la orilla, donde el Mediterráneo se muestra en su versión más salvaje y espectacular.

La Costa Blanca guarda secretos que van más allá de sus playas más famosas. Rincones donde la naturaleza y el mar se abrazan sin artificios. Y uno de los municipios que mejor representa esa belleza es Jávea. Un secreto (a voces) que conocen bien famosos e influencers.

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Un amor a primera vista

Jávea, -o Xàbia, en valenciano-, es uno de esos destinos que seducen sin esfuerzo. Sus playas, el casco histórico, su gastronomía o las rutas naturales que la rodean convierten cada visita en una experiencia.

Turisme GVA la describe como un lugar "de luz, de colores y de sorpresas", y basta con poner un pie en su costa para entender por qué.

La Playa del Arenal ofrece todos los servicios junto al núcleo urbano, mientras que calas como la del Portitxol, con su icónica puerta azul y su islote, son el escenario ideal para desconectar.

No faltan joyas como la Cala Granadella, la Sardinera o la del Tangó, todas ellas perfectas para el buceo o el snorkel. Y si lo tuyo es caminar, la ruta de los miradores, -con paradas como la Séquia de la Nòria-, regala panorámicas que cortan la respiración.

Cuevas marinas casi secretas

Pero si hay algo que hace especial a Jávea es lo que no se ve desde tierra. Entre acantilados y zonas protegidas, la costa esconde un conjunto de cuevas marinas únicas, solo accesibles por mar y perfectas para quienes buscan paisajes fuera del mapa.

Una de las más conocidas es la Cova Tallada, en el límite con Dénia. Tallada a medio camino entre la acción del mar y la mano humana, sus bóvedas recuerdan a una catedral sumergida. Se puede visitar en kayak desde el Cap de Sant Antoni o a pie con permiso previo en verano. "Simplemente espectacular", comenta un visitante en las reseñas de Google.

Cova Tallada Denia

Cerca de la Cala Granadella se abre la Cova del Llop Marí, una amplia cavidad de aguas turquesa y luz natural.

Su nombre recuerda a las focas monje que habitaron el Mediterráneo y, hoy, se ha convertido en parada habitual de las excursiones guiadas en kayak.

En el extremo del Cabo de la Nao se esconde la majestuosa Cova dels Òrguens, que con sus 46 metros de altura y su entrada en forma de boca abierta al mar, ofrece una experiencia acústica y visual impactante. El acceso solo es posible con mar en calma y cierta experiencia.

Cala en Caló.

Más discreta, pero no menos mágica, es la Cova del Dragó, oculta cerca de la Cala Ambolo. Su entrada es angosta, pero tras ella se abre un espacio lleno de sombras, reflejos y formaciones que invitan a imaginar leyendas.

Muy próxima a la Isla del Portitxol se encuentra la Cova de Portitxol, pequeña y ovalada, perfecta para ver el amanecer desde el agua. Es una de las cuevas menos transitadas y, por ello, una joya para los que buscan tranquilidad.

Y si lo que se desea es una pausa entre chapuzones, la Cala en Caló, -también conocida como Cala del Francés-, ofrece un pequeño refugio marino entre Cap Prim y Cap Negre.

No es una cueva como tal, pero sí un rincón íntimo donde flotar con la sensación de estar completamente fuera del mundo.

Si no conoces el terreno y tampoco tienes experiencia montando en kayak u otra embarcación, lo mejor es acudir a una empresa de turismo local que haga este tipo de excursiones o pueda aconsejarte sobre como hacerlo de la forma más segura posible.