Foto cedida de María Esclapez

Foto cedida de María Esclapez Silvia Portero

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María Esclapez, psicóloga: "Desde la evitación el miedo no se trabaja, sino que se retroalimenta"

La escritora ilicitana acaba de publicar 'Tu miedo es tu poder', una guía para afrontar tus miedos y transformar tu vida.

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Alicante
Publicada

El miedo es una de las emociones más primitivas del ser humano. Nos ha acompañado desde tiempos remotos como una respuesta natural ante peligros reales. A través de él, nuestro cuerpo segrega cortisol, -la hormona del estrés-, para activar los mecanismos de supervivencia.

Pero, seamos sinceros: ¿cuántas veces en nuestra vida cotidiana tenemos que huir de un león o de una serpiente venenosa? Las sociedades evolucionan, y nuestros miedos también.

Ahora nos aterra el rechazo, el abandono, el fracaso. Miedos que, aunque no nos amenacen físicamente, pueden llegar a paralizarnos. Y es ahí donde cobra sentido aprender a mirar el miedo de otra manera.

"No habla de fobias"

Ese es el eje del nuevo libro de María Esclapez, psicóloga y divulgadora: Tu miedo es tu poder: afronta tus miedos y transforma tu vida (Penguin Random, 2025). Una obra que nos invita no a eliminar el miedo, sino a comprenderlo, escucharlo y usarlo como brújula para el cambio.

En sus anteriores publicaciones, Esclapez se ha centrado en temas como el amor propio o los vínculos afectivos. Pero en este nuevo trabajo da un giro, aunque sin alejarse de su propósito esencial: ayudar a las personas a entenderse mejor para vivir con mayor bienestar.

"Siempre hablamos del miedo como si fueran fobias: miedo a volar, a conducir, a las arañas… pero este libro no va de eso. Va del miedo que aparece en nuestras relaciones, en la autoestima, en la forma en la que nos vinculamos con el mundo y con nosotros mismos", aclara la ilicitana.

La psicóloga reconoce que fue precisamente al escuchar de forma repetida a sus pacientes cuando detectó que el miedo era un denominador común en casi todos los malestares.

"Siempre está ahí, pero es una emoción que tendemos a evitar. Nadie quiere sentir miedo. Todos queremos sentirnos bien, tranquilos. Desde la evitación el miedo no se trabaja, sino que se retroalimenta", afirma.

La paradoja del miedo

Uno de los conceptos clave del libro es el del refuerzo negativo. Cuanto más evitamos una situación que nos da miedo, más lo reforzamos en nuestro cerebro.

"Tu cerebro piensa que ha hecho bien en asustarte, porque gracias a eso tú has evitado un supuesto peligro. Pero al final lo que haces es reforzar esa respuesta emocional, y se hace más grande", explica Esclapez.

Por eso, su propuesta es clara: no huir del miedo, sino afrontarlo y transformarlo. "El miedo puede convertirse en poder si aprendemos a leerlo, a escuchar qué nos está diciendo. Porque en el fondo, el miedo también tiene una parte útil: es una señal. Una alerta de que hay algo que tenemos que revisar".

¿Nos protege o nos limita?

No todos los miedos son iguales. Esclápez distingue entre los que protegen, -como los que surgen ante una amenaza real, un incendio o un atraco-, y los que nos limitan, muchas veces fruto de historias pasadas.

"El miedo a que tu pareja te deje, por ejemplo, no siempre responde a una amenaza real. A veces viene de una historia pasada que tu cerebro recuerda como peligrosa", señala. En estos casos, el trabajo terapéutico comienza preguntándose: ¿De dónde viene este miedo? ¿Es mío o es de otra etapa de mi vida?

La clave está en identificar patrones: si ese miedo ha aparecido antes, si hay una experiencia detrás que lo justifique. "A veces hay indicios reales en la relación, y otras veces es el pasado el que te está hablando. Saber diferenciarlo es clave".

Miedos heredados

Hay miedos que son innatos y otros que se aprenden con el tiempo. Esclapez lo ilustra con un ejemplo cercano: "Mi hijo tiene cinco meses y ya se asusta con los ruidos fuertes. Eso es innato".

Pero también están los que se absorben por observación. "Si una madre tiene miedo a los perros y siempre los evita, el niño lo observa y aprende que los perros son peligrosos. No hace falta que le muerda uno para tener miedo".

Estos aprendizajes, muchas veces inconscientes, se dan en la infancia, en la familia o en el colegio. Y también pueden surgir más adelante, a raíz de una ruptura, una pérdida o una relación tóxica.

"No todos los miedos se originan en la infancia. También se generan con vivencias que nos marcan", aclara.

El miedo a la incertidumbre y a la muerte

En su consulta, Esclapez observa una y otra vez los mismos miedos: al abandono, al rechazo, a no ser suficiente.

Todos ellos están relacionados con la forma en la que nos relacionamos con los demás. "Se mezclan entre sí, se retroalimentan, y afectan a cómo nos relacionamos". Pero hay dos que sobresalen: el miedo a la incertidumbre y el miedo a la muerte. "Este último es el más frecuente de todos", señala.

El miedo al miedo

Una de las ideas más interesantes que plantea Esclapez es el miedo al miedo. Un bucle mental que se retroalimenta y genera ansiedad.

"Cuanto más miedo tienes, menos miedo quieres tener, y cuanto menos miedo quieres tener, más miedo sientes", afirma la psicóloga.

Para trabajar esta trampa emocional, recurre a la llamada 'intención paradójica'.

Pone un ejemplo: no poder dormir antes de una reunión importante. "Te acuestas sabiendo que no vas a dormir, y eso ya te activa el sistema de alerta. Entonces no solo tienes el problema de la reunión, sino también el problema de no dormir".

La solución, paradójicamente, pasa por aceptar esa posibilidad. "Dite a ti mismo: 'Pues mira, si no duermo, no pasa nada'. Y aunque no te lo creas del todo, el cerebro capta que no es tan grave".

Una caja para el miedo

En sus sesiones, Esclápez recurre a metáforas visuales para ayudar a sus pacientes a tomar distancia emocional del miedo.

Una de ellas consiste en imaginarlo como una figura de plastilina: "¿Qué forma tiene? ¿Qué color? Luego lo guardas en una caja. No lo eliminas, pero lo apartas para que no te controle", explica.

No se trata de trivializar los temores, aclara, sino de darles un espacio simbólico donde no dominen nuestra vida. "Cada miedo necesita una estrategia distinta. No es lo mismo el miedo al rechazo en las relaciones que el miedo a fracasar profesionalmente".

La base: la autoestima

Buena parte de los temores que arrastramos tienen que ver con la autoestima. Y no basta con frases positivas delante del espejo. "Tener autoestima no es mirarte y decir: 'Qué guapa soy'. A veces, solo con aceptar lo que eres, ya es suficiente".

Desde EL ESPAÑOL de Alicante preguntamos a María Esclapez, la diferencia entre quienes han tenido una autoestima sólida y atraviesan un bache, y quienes nunca han llegado a construirla. Entonces, ¿cuál sería el proceso para fortalecerla?

"En el primer caso, la persona suele decir: 'Me he perdido. Quiero volver a ser la que era'. En el segundo, muchas veces no saben ni cómo se siente tener autoestima".

En estos casos, el trabajo terapéutico es más profundo: desmontar creencias, revisar la historia vital y aprender a poner límites.

"A veces son personas que han aprendido a sentirse bien solo cuando complacen a los demás, cuando no ponen límites, cuando son 'los buenos'. Y claro, así no hay espacio para construir una autoestima real", explica.

Sin embargo, María Esclapez lo tiene claro: "en ambos casos es totalmente posible llegar a construir una buena autoestima". Aunque en el caso de las personas que nunca la han tenido, el proceso será más lento y conllevará más trabajo.

El miedo y la sociedad

Preguntamos a la psicóloga si la sociedad es la culpable de algunos de los miedos que tenemos. "No es que haya alguien manipulándonos desde las sombras, pero sí que la sociedad alimenta ciertos miedos de forma sutil", apunta Esclapez.

Las redes sociales, por ejemplo, intensifican la comparación constante. "Ves a alguien con una vida ideal y piensas: 'Yo no tengo eso, yo no soy así'".

Recuerda el caso de una paciente de 22 años con miedo a no ser capaz de formar una familia algún día. "No es que nadie se lo haya dicho directamente, pero lo que percibe es que todo el mundo tiene pareja. Luego te das cuenta de que a lo mejor son solo dos amigas", cuenta.

La solución pasa por cuestionar esas creencias impuestas. "Muchas veces hay que hacer una bajada a la realidad. Ver que no todo el mundo tiene lo que parece, que no hay una única forma válida de vivir", afirma.

El reto de la conciliación

Desde EL ESPAÑOL de Alicante hemos preguntado a la psicóloga por sus próximos proyectos. María Esclapez acaba de convertirse en madre, una etapa que, confiesa, ha supuesto todo un cambio de perspectiva y, sobre todo, el inicio de su mayor proyecto vital. "Se me han despertado nuevos miedos", afirma.

"Mi reto ahora es llegar a un punto en el que la conciliación familiar y lo laboral no suponga hacer malabares todos los días. Esto es algo muy complicado, sobre todo cuando quieres pasar tiempo con tu hijo, pero también te encanta tu trabajo", explica.

Conciliar ambas facetas se ha convertido en su gran objetivo a futuro, un reto que, como ella misma dice, es ya un proyecto en sí mismo.

Además de su labor como divulgadora, Esclapez es autora de títulos como Me quiero, te quiero, Tú eres tu lugar seguro, Mujeres que arden y Ama tu sexo.