Nada mejor que cerrar este pequeño recorrido sobre los aspectos más interesantes generados en las pasadas fiestas, con una mirada en torno al elemento que proporciona singularidad y esencia a nuestra Fiesta, la foguera. Señalar que en esta ocasión pude contemplar 74 de las 90 plantadas en la ciudad. Aunque cueste quitar tiempo al disfrute de estas fechas, compensa poder atisbar el nivel alcanzado en nuestras calles.

Y he de decir que pese a las sucesivas dificultades y cortapisas generadas en un ejercicio que se ha prolongado durante un trienio, lo cierto es que los rincones de Alicante pudieron presumir de un notable nivel artístico, tanto de obras realizadas por artistas locales, comprovincianos o de otros lugares de la Comunidad. De esas 74 hogueras, apenas podrías señalar una decena que no albergara el más mínimo interés.

De entrada, me sorprende cuando con demasiada ligereza he visto en redes criticar la calidad expuesta, sobre todo cuando uno las compara con lo que se plantaba en la ciudad hace 20 o 30 años. Por fortuna, y pese al pesimismo que nos rodea, hay cada vez una mayor sensibilidad entre las comisiones a la hora de elegir y tratar con los artistas, y también en la preparación técnica y la entrega de estos.

Es cierto que las hogueras -dejemos las infantiles al margen- de 2022 parecían tener casi la obligación de albergar un rostro a gran tamaño en su cuerpo central -si era femenino, mejor-. Una moda como la que hace décadas implantó en Alicante la presencia de decenas de remates en forma de explosión, como axioma de ese supuesto ‘estilo alicantino’.

Diputació-Renfe (Vte. Martínez Aparici).

Diputació-Renfe (Vte. Martínez Aparici).

Pero obviando esta circunstancia, podemos destacar la presencia de grandes obras en diferentes categorías, en las que la diferencia de tamaño no llevaba aparejada una mengua de calidad o creatividad. Citaré algunas de mis preferidas; Florida-Portazgo (Baenas), Diputación-Renfe (Martínez Aparici), Explanada (Sánchez Llongo), Alfonso el Sabio (Ibañez), Ángeles-Felipe Bergé (Bañuls y Ruíz), Parque de las Avenidas (Sacabutxart), Benito Pérez Galdós (Santonja), José Ángel Guirao (Musoles), Calderón de la Barca (Martínez Aparici), Rambla de Méndez Núéz (Fandós)…

Una selección muy personal de un conjunto más que estimulante, que tuvo su adecuada plasmación en una categoría especial en la que únicamente observé dos relativos fracasos -uno propiciado por un autor de la provincia, y otro de la vecina Valencia-. En cualquier caso, y para los que hemos contemplado esta élite durante décadas, nos duele leer declaraciones poco afortunadas que apelan a su relativa mengua de calidad.

Otra perspectiva de Diputación-Renfe (Vte. Martínez Aparici).

Otra perspectiva de Diputación-Renfe (Vte. Martínez Aparici).

Como viene sucediendo en los últimos años, el nivel general de la misma viene resultando brillante, como se ratificó el pasado junio. No olvidemos que Alicante viene pagando en esta élite el importe de una falla de primera B o primera A baja de Valencia. A partir de esas premisas, creo que podemos sentirnos satisfechos de haber contemplado esa estela de bien hacer e incluso inspiración, dentro de la máxima categoría de les Fogueres.

Sin entrar a valorar la pertinencia o no de ese aumento en sus baremos para 2023, sí que considero que la excusa puesta por su Federación -señalar que se ha fallado en algunas de las obras plantadas- quizá no sea la más pertinente -precisamente una de las menos estimulantes de la edición, fue una de las mejores pagadas-.

Al parecer, la concurrencia en especial para 2023 se va a mantener en cifras similares. Nada sucedería si Alicante conservara solo 5 o 6. Por mi parte, cuando pateo las calles, me alegra ver calidad e inventiva en obras de otras secciones. Lo que está claro es que siempre, siempre, se ratificará no haber conseguido el anhelo de llegar al límite. Seamos realistas, los tiempos que se avecinan -crisis económica, aumento de costo de materiales- precisan de una sincera entente cordiale entre comisión y artista.