El pasado martes, el PSPV-PSOE de Alicante celebró un desayuno de trabajo con los periodistas en una terraza en el centro de la ciudad. Y más allá de que su líder, Miguel Millana, constatase sin pudor alguno que no le gusta que los ciudadanos tengan "el dinero en sus bolsillos" y que preferiría que estuviese "en las arcas públicas", el encuentro fue interesante para pulsar las preocupaciones de quienes hoy gobiernan en la Generalitat.

Para los socialistas el problema es el posible pacto entre los partidos de derecha pasado mayo de 2023. Fundamentalmente la alianza entre PP y Vox. Algo que se ha convertido en un mantra para la izquierda y que ayer volvió a salir de la boca del presidente de la Generalitat.

Por supuesto, alguno les respondimos que un partido capaz de pactar gobiernos e investiduras con la extrema izquierda, con herederos de bandas terroristas y con delincuentes secesionistas, no tiene la legitimidad moral de decir con quién puede pactar su adversario si sus futuros socios no han cometido ninguna ilegalidad.

Entonces surgió la frase hecha: "ya, pero hay una diferencia entre la extrema derecha y la extrema izquierda, porque los primeros luchan por quitarnos los derechos sociales y los segundos por ampliarlos". Luego volveré a eso, que es absolutamente falso. 

Volviendo con el intento de remover ese "miedo" entre su electorado, ayer Ximo Puig habló en el comité nacional (autonómico) del PSPV-PSOE una "derecha irresponsable del poder por el poder y a un PP que, ha ironizado, es el partido de polución populista". Así que lejos de defender su desastrosa gestión en los últimos siete años, el de Morella ya está empezando a poner pretextos.

También esta semana, uno de los peores consellers que ha tenido el Ejecutivo valenciano, el nacionalista Vicent Marzà, ha demostrado el miedo del Botánico. No por lo que tiene enfrente, sino admitiendo el desgaste por la pérdida de apoyos que día a día suma izquierda.

Y es que la izquierda valenciana tiene que tener miedo porque con su gestión no creo que desde hace cuatro años haya sumado ningún votante más. Las últimas encuestas así lo certifican. Esto va de bloques, de un lado el de la izquierda y de otro, el de la derecha. Y apenas les separan 50.000 votos.

Así que regresando a los de los derechos sociales, les recuerdo el infierno fiscal que sufrimos los ciudadanos de la Comunidad desde que gobiernan. Que no me hablen de que han hecho gratuitos los libros de texto si me apalean a impuestos. Prefiero pagar cien euros de los libros de texto de mi hijo a que me detraigan de mi sueldo mil euros.

Que no me hablen de que han eliminado el copago farmacéutico si tengo que esperar hasta seis, siete u ocho meses en una lista para que me operen, o nueve horas en urgencias para que me atiendan. A lo mejor prefiero pagar unos euros por la medicina a que se me agrave una enfermedad.

Que no me hablen de que están defendiendo los derechos de los valencianohablantes si están imponiendo a mi hijo que estudie matemáticas en una lengua que no habla ni su madre, ni su padre, ni su abuela, ni sus tíos, ni sus vecinos.

Y así podríamos seguir con todos sus derechos sociales. ¿O es que la reforma laboral ha vuelto a las indemnizaciones por despido de 35 días por año trabajado