Sara Montiel, durante su discurso en el FICIE.

Sara Montiel, durante su discurso en el FICIE. José F. Cámara Sempere.

Elche CULTURA

Sara Montiel, Elche y un festival de cine al que levantó del suelo antes de caer en desgracia

Se cumple una década del premio que recibió la artista horas después de que se nacionalizara la CAM, cuya fundación organizaba el FICIE.

30 julio, 2021 00:05
Alicante

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Hace unos días, concluía la 44 edición del Festival de Cine Independiente de Elche (FICIE), un certámen que, como en ediciones anteriores, ha pasado de puntillas ante un público e industria al que no logra seducir. Pese a la calidad de sus proyecciones, la talla de los profesionales invitados, el ahínco desinteresado de los organizadores y, sobre todo, pese la falta de implicación real del Ayuntamiento de Elche, el FICIE parece que siga dando pasos hacia su desaparición. 

O esto al menos es lo que sostiene José F. Cámara Sempere, vicepresidente del cine Club Luis Buñuel, asociación de casi medio siglo de vida que fundó en 1978 el FICIE y cuyos integrantes son miembros del jurado. Cámara, autor de entre otros del libro 'El cinema a Elx', publicó esta semana una reflexión en las redes sociales sobre la década que se ha cumplido del punto de inflexión, y posterior declive, del festival que celebró su gala de clausura horas después de saberse de la nacionalización de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), cuya fundación organizaba el evento. 

"La casualidad -explica este divulgador cultural por teléfono- quiso que Sara Montiel estuviera en un acto cargado de tensión". Nos situamos en aquella tarde del 22 de julio de 2011 cuando "cayó como una bomba" la noticia de la intervención de la todavía entonces emblemática CAM por parte del Banco de España. "El ambiente era muy tenso", rememora. "Muchos pensábamos que al nacionalizarla, su fundación dejaría de existir y qué futuro le esperaría al festival", reconoce Cámara. 

La aparición de Montiel

Cabe recordar, como lo hizo este investigador en el número 30 de la revista La Rella en 2017, que el FICIE era "uno de los estandartes culturales con el que más se había visualizado la obra social de la Caja". Fue en ese momento casi lúgubre que apareció en escena la incombustible Sara Montiel quien, por entonces, ya le costaba caminar, "pero fue subirse al escenario, no sé cómo empezó a caminar bien y con sus ánimos tiró del carro de aquella noche".  

La actriz, que por entonces era una asidua a la provincia de Alicante, donde frecuentaba la isla de Tabarca y se dejaba ver con el Mestre de Capella del Misteri d'Elx, José Antonio Román Marcos por las calles de Elche, recibió la Palmera de Plata a toda su trayectoria cinematográfica. En su discurso, recuerda Cámara Sempere, insufló de ánimos a los presentes en el Hort del Xocolater, a espaldas de la basílica de Santa María, y lo hizo de una forma que, por unos instantes, hizo olvidar el futuro poco halagüeño que le esperaba al festival. "Ayudó a incentivar el poder catártico, mágico, del cine para curar cualquier catástrofe", señaló en la revista.

Sara Montiel se marchó, y lo hizo del todo dos años después, en 2013, de muerte súbita. Por entonces, el FICIE trataba de sobrevivir a la marcha de la CAM, se creó la Fundación Mediterráneo, los organizadores siguieron como siguen en la actualidad, dándolo todo por sacarlo adelante pero, "diez años después no da los pasos que tiene que dar para afianzarse", lamenta este arquitecto técnico.

Pese a que ha logrado que la Academia de las Artes y las Ciencias lo encumbrara como festival preseleccionador de los premios Goya, que tiene la marca de Festival Recomendado por la Asociación de la Industria del Cortometraje, "año tras año va perdiendo protagonismo, falta que vuelva ser del pueblo y que la gente se lo crea", reflexiona. "Lo que deberíamos es coger esas palabras de Sara Montiel e intentar acabar con esos aires de decadencia que pesan sobre este festival", concluye. Una Montiel que precisamente diez años atrás, en 2001, dejó sin palabras a los amantes de la Semana Santa de Elche cuando improvisó una saeta que ha quedado guardada para el imaginario colectivo como lo que fue, un acto para animar al personal.

Saeta improvisada de Sara Montiel en Elche