Evaristo Mendoza, administrador de fincas.
Evaristo, administrador de fincas, sobre los edificios con 50 años: "La revisión es obligatoria y no pasarla conlleva multas"
El profesional analiza los problemas más comunes en las comunidades de vecinos, los defectos de las nuevas promociones y las dudas habituales.
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Los edificios con más de medio siglo requieren una atención constante para garantizar su seguridad estructural y el bienestar de quienes los habitan.
En ese contexto, la Inspección Técnica de Edificios (ITE) se convierte en una obligación ineludible. Esta revisión evalúa el estado de la fachada, la estructura, las instalaciones y los elementos comunes que pueden verse comprometidos con el paso del tiempo.
EL ESPAÑOL DE Alicante ha hablado con el administrador de fincas, Evaristo Mendoza, con 30 años de experiencia en el sector. El profesional detalla la situación de las viviendas antiguas en la provincia y resuelve algunas de las dudas más habituales entre los propietarios.
Mendoza conoce el parque inmobiliario alicantino como pocos. Ejerce desde 1995 y trabaja desde marzo de 2024 en sus nuevas oficinas en el PAU 1, desde donde coordina el día a día de numerosas comunidades. Su papel es que todo funcione con normalidad y que los vecinos vivan "lo más cómodos posible".
Cuando se trata de edificios con más de 50 años, su mensaje es rotundo. La ITE no es solo una recomendación; es una responsabilidad legal y moral.
En las fincas gestionadas por profesionales, asegura, "se hace siempre" porque no realizarla supone un riesgo tanto para la comunidad como para el administrador.
Recalca que estas inspecciones permiten detectar a tiempo fallos en tuberías, grietas en fachadas o elementos deteriorados que, sin mantenimiento, pueden derivar en problemas mayores.
El trabajo diario, sin embargo, va mucho más allá de asegurar que estas revisiones se cumplan.
Mendoza reconoce que las averías, los ruidos y los conflictos forman parte de la rutina. Y, en ocasiones, también aparece una faceta menos conocida: la social. Explica que muchos vecinos llaman con excusas técnicas cuando, en realidad, buscan apoyo. "Actuamos de psiquiatra, de psicólogo", afirma.
Fallos en obra nueva
Aunque los edificios antiguos requieren vigilancia, Mendoza señala que los problemas más sorprendentes surgen en las promociones de obra nueva. Estéticamente impecables, sí, pero llenas de defectos. "En edificios nuevos tienen muchas deficiencias de construcción con unos fallos tremendos", denuncia.
Atribuye esta situación a la pérdida de mano de obra especializada. Antes, se trabajaba con un control exhaustivo del constructor. Hoy, lamenta, se trabaja "a destajo" y con menos profesionalización. Su conclusión no deja lugar a dudas: "Casi todas las obras nuevas acaban con demanda".
Sobre la okupación
En lo referente a uno de los problemas que más preocupa a muchas comunidades de propietarios, Evaristo Mendoza aborda el fenómeno de la ocupación con un enfoque pragmático basado en la prevención y la rapidez.
El administrador explica que la colaboración vecinal es la primera línea de defensa, instando a los residentes a estar atentos a los ruidos en pisos vacíos para avisar inmediatamente al propietario y a las fuerzas de seguridad.
De hecho, relata cómo la intervención temprana, incluso gritando que "la policía está de camino", ha logrado frustrar intentos de entrada antes de que se consumen.
Sin embargo, cuando la ocupación ya es un hecho, -especialmente en viviendas propiedad de bancos-, Mendoza opta por una vía diplomática para proteger al resto de los vecinos. Su objetivo principal es lograr un equilibrio de convivencia mientras se resuelven los trámites legales.
Reformas en casa
Entre las dudas más frecuentes está el eterno debate de las reformas. Mendoza lo resume con sencillez. Si la obra es dentro de la vivienda y no afecta a elementos comunes, basta con informar a los vecinos para evitar sorpresas con el ruido.
La cosa cambia cuando la intervención afecta a la estética del edificio. Cambiar ventanas, cerramientos o cualquier elemento visible exige autorización de la comunidad. De lo contrario, se rompe la armonía de la fachada.
Sobre las pequeñas averías cotidianas, Mendoza bromea con el sentido común que, a veces, se esfuma. Recuerda peticiones insólitas como cambiar un mando de garaje por falta de pilas. "El pensamiento de muchos propietarios es distinto. Es: ‘Como pago la comunidad, la comunidad se tiene que encargar de todo'",comenta.
Tres décadas después de iniciar su carrera, Mendoza retrata un oficio complejo que mezcla gestión técnica, mediación social y una buena dosis de paciencia. En los edificios antiguos, insiste, la clave está en no mirar hacia otro lado: la revisión es obligatoria, y el tiempo no perdona.