Elisa Ferrer con su novela y ante el solar en el que se construyeron las dos torres de Benidorm.

Elisa Ferrer con su novela y ante el solar en el que se construyeron las dos torres de Benidorm.

Cultura

Esta es la loca historia de una estafa por el último solar en primera línea de playa de Benidorm

Elisa Ferrer novela el engaño con el que un hombre vendió una deseada parcela que no era suya a unos constructores en el auge inmobiliario de los 80.

19 octubre, 2023 06:07
Alicante

El último solar disponible en la playa de Benidorm lo vendió Rafael a unos promotores vascos. Un codiciado terreno del que dijo que era su propietario, cuando no lo era. Una millonaria estafa que la novelista Elisa Ferrer escuchó desde que era pequeña y que ahora cuenta en El holandés, a partir de las historias que le contaba el propio timador.

L'Alcúdia de Crespins es el pequeño pueblo en el que nació Ferrer y en que encontró un material tan sorprendente que al principio ni quería abordar. "Siempre escuchaba de aquel señor que vendió un solar que no era el suyo", cuenta antes de comer en Ulia, un restaurante a pocos metros de ese lugar.

"El nombre de Rafael era una leyenda", recuerda, "y como yo era la típica niña cotilla escuchaba a los mayores que decían que había ido a la cárcel y que se escapó y el señor volvió al pueblo". Hasta que un día, muchos años después, se lo encontró cara a cara. ¿Tú eres la guionista?, le preguntó, pues vas a flipar con esta historia.

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Aquel descaro de un señor rondando la setentena no era lo que le apetecía a Ferrer hace cinco años. Entonces se encontraba preparando Temporada de avispas, su primera novela y con la que consiguió ganar el premio Tusquets. Ahora sigue con esta editorial para publicar lo que al principio pensaba que "era un marrón".

Pasar por un posgrado de escritura creativa en Iowa le cambió la perspectiva. Del "cómo me voy a meter en una historia de mi pueblo" pasó a creer en su potencial y que "era un novelón". Solo tenía que encontrar la forma en la que "llevármelo a mi terreno", un camino complicado de recorrer cuando tu acompañante es un embaucador.

Rafael, uno de los nombres que le da en la novela a quien también se le conoció como Honorato, Miguel Ángel y José Luis, la buscó "porque en el pueblo me aburro". Ferrer era consciente de que "él quería que su gesta no pase desapercibida" porque "cree que lo que ha hecho es genial".

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Y él mismo se lo fue contando poco a poco, dosificando la información. "Cuando me decía Esto no te lo puedo contar ya sabía que me lo iba a contar en la próxima visita", explica risueña. Pero hubo un gancho y así lo reproduce ella: "Vendí un solar que no era mío por cuatrocientos millones de pesetas. La mayor estafa inmobiliaria de todos los tiempos en Benidorm".

Eso pudo ocurrir porque en los años ochenta las operaciones de compraventa de terrenos no contaban con la inmediatez digital ni el control actual sobre el rastro que esas operaciones dejan, explica la autora sobre el contexto en que se produjo este suceso. Era 1988 y en la playa de Poniente se encontraba un solar, "en primerísima fila", como promocionarían después las viviendas.

El terreno pertenecía a un abogado que vivía en Londres y alguien en Benidorm decidió aprovechar esa ausencia para hacerse millonario con las antiguas pesetas. Ese es al que llama en el libro Alfredo Reinoso y que se lucraba con las subastas públicas, por lo que se conocía bien el mercado inmobiliario de la capital turística de la Comunitat Valenciana.

El plan

Elisa Ferrer ficciona el proceso que embarcó esta venta utilizando la voz de Alba, una guionista que toma mucho de la propia autora. Y así va desgranando cómo se falsificaron los documentos de identidad para que Rafael se convirtiera en ese abogado ausente. De esa forma, no tenían más que encontrar un comprador interesado para hacer la venta.

Elisa Ferrer muestra el folleto original con el que se promocionaron las viviendas y su novela.

Elisa Ferrer muestra el folleto original con el que se promocionaron las viviendas y su novela.

Cuando lo encontraran, solo tendrían que llevarse el dinero y adelante. Incluso cuando este les mostrara suspicacias, tenían una salida. Uno de los giros más curiosos, avanza, tiene que ver con la creación de una notaría ficticia en la que se sellaría el acuerdo. Y es que, como en los enredos de los que uno no puede salir, la falsa compraventa fue saliendo adelante y el comprador acabó construyendo en el terreno y el verdadero propietario se enteró cuando le llegó el aviso para pagar impuestos.

"Yo hablo de la estafa, pero para mí lo más interesante ha sido conocer a este señor y llevármelo para convertirme en un personaje", asegura Ferrer. "Rafael, que idealiza mucho la época, lo ha contado tantas veces que es una ficción", razona. Y ahora es ella quien la recupera haciéndola aún más grande con El holandés, para el que ya hay interés en llevarlo a las pantallas. "Él quería una serie y que el protagonista fuera su sobrino, que es modelo", concluye, "el dinero le importaba menos que él poder decir que lo he hecho".