Savelii llora la muerte de su padre, Ihor, asesinado en los bombardeos en Irpin.

Savelii llora la muerte de su padre, Ihor, asesinado en los bombardeos en Irpin. Zohra Bensemra Reuters

LA TRIBUNA

La obsesión por el cambio climático nos aleja de las verdaderas prioridades

Cuando las elites se reunieron en el Foro Económico Mundial, afirmaron que el mayor riesgo a escala global es "el fracaso de la acción climática". Pocos días después, Rusia invadió Ucrania.

4 mayo, 2022 03:55

En la última década, la obsesión de la elite mundial por el cambio climático ha restado importancia a otros problemas relevantes a los que se enfrenta el planeta, como ha demostrado de forma dramática la invasión de Ucrania. Los líderes de Europa Occidental deberían haber dedicado la última década a diversificar las fuentes de energía y ampliar el recurso del shale gas (gas de lutita) en lugar de cerrar las centrales nucleares y depender de Rusia. Pero la inminencia de la guerra no es lo único que han ignorado.

Inna juega con su hija frente a un edificio destruido por los bombardeos en Borodianka.

Inna juega con su hija frente a un edificio destruido por los bombardeos en Borodianka. Zohra Bensemra Reuters

La tarea más importante a la que se enfrenta la humanidad hoy sigue siendo sacar a la mayor parte del mundo de la pobreza absoluta. Esto sólo puede ocurrir proporcionando a los países pobres fuentes de energía amplias y fiables. Así es como el mundo rico se hizo próspero, y así es como China sacó a casi mil millones de personas de la pobreza.

Sin embargo, mientras los países ricos se abastecen abrumadoramente de combustibles fósiles, la elite se ha esforzado por hacer que estas fuentes de energía sean más caras y estén menos disponibles para los pobres.

En este momento, aún nos estamos recuperando de la peor pandemia en un siglo. La inflación, la escasez de suministros y muy posiblemente la recesión se ciernen sobre la economía mundial. Las autocracias se están reafirmando, mientras que los más vulnerables ya están sufriendo crisis alimentarias. La tuberculosis, la malaria y la malnutrición, todas ellas tratadas eficazmente en el mundo rico, siguen cobrándose millones de vidas cada año en los países pobres.

Sin embargo, los principales donantes y organizaciones para el desarrollo se han centrado cada vez más en las soluciones climáticas. Un mes después de la invasión a Ucrania, el jefe de las Naciones Unidas, una organización destinada a garantizar la paz mundial, advertía sobre la "catástrofe climática" y la "destrucción mutuamente asegurada" que podría causar la "adicción" a los combustibles fósiles.

Sería una exageración decir que mientras las amenazas reales se acumulaban, el mundo rico jugaba con los paneles solares y prohibía las pajitas. Pero sólo una pequeña exageración.

Entonces, ¿cómo han conseguido las elites hacer las cosas tan mal? Al fin y al cabo, los daños climáticos globales (en porcentaje del PIB) siguen disminuyendo y las muertes por desastres climáticos han bajado un 99% en un siglo. Además, las mejores estimaciones de los daños revelan que todo el coste global del cambio climático equivaldrá a menos de un 4% del PIB para finales de siglo.

Recordemos que, según las propias estimaciones de la ONU, el ciudadano promedio en 2100 sería un 450% más rico que ahora sin cambio climático. Con este, "sólo" un 434% más. Es un problema, sí. Pero está lejos de ser catastrófico.

Para los países ricos, este enfoque tan limitado de los objetivos climáticos socava la prosperidad futura. El mundo ya gasta más de medio billón de dólares anuales en políticas climáticas, mientras que el gasto del mundo rico en innovación en áreas como la sanidad, la defensa, la agricultura y la ciencia ha ido disminuyendo como porcentaje del PIB en las últimas décadas. Esta inversión es la base de nuestro crecimiento futuro.

El rendimiento educativo se ha estancado o está en declive y los ingresos del mundo rico prácticamente han dejado de crecer este siglo. Compárese con China, donde el gasto en innovación ha aumentado un 50%, la educación está mejorando rápidamente y los ingresos medios se han quintuplicado desde el año 2000.

Resulta alarmante que, a pesar del extraordinario foco de atención, no consigamos ni siquiera resolver el propio cambio climático. El año pasado se produjeron las mayores emisiones de CO₂ de la historia.

A principios de este año, la elite global se reunió en el Foro Económico Mundial y se les pidió que nombraran "los riesgos más graves a escala global durante los próximos diez años". Absurdamente, eligieron el "fracaso de la acción climática" poco antes de que Rusia empezara a bombardear Chernóbil y Kiev.

El mundo tiene muchos retos, no sólo los que reciben más atención de los medios de comunicación. El clima debería abordarse de forma más eficaz, financiando la I+D en fuentes de energía verde para que acaben superando a los combustibles fósiles. Tenemos que hacer frente al expansionismo autoritario en Ucrania y en otros lugares. Y para garantizar la prosperidad a largo plazo, el mundo necesita más energía y más barata, mejor educación y más innovación.

Necesitamos recuperar nuestra perspectiva para superar la hipérbole elitista sobre el cambio climático.

*** Bjørn Lomborg es presidente del Copenhagen Consensus Center y profesor invitado en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.

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