El pasado 27 de marzo tuvo lugar el XXV Congreso convocado por el Consejo Popular Mundial Ruso, que es un órgano creado por el patriarca de Moscú, Kiril, para reunir a clérigos, políticos, académicos y oligarcas. Es un órgano clave en el régimen.

Observarlo desde dentro es como sentarse a la mesa del gabinete privado de un monarca absoluto. Tenemos la fortuna de que han publicado sus conclusiones y así podemos conocer de primera mano qué piensan y qué quieren, sin alteraciones.
Intentaré resumirlo en siete trazos que constituyen el mejor autorretrato de la "era Putin":

1. Operación militar especial. En el documento se afirma que "la operación militar especial es una nueva etapa de la lucha nacional-liberadora del pueblo ruso contra el régimen criminal de Kiev y el Occidente colectivo que lo respalda". Califican la invasión Ucrania como una guerra santa que se legitima con un concepto apocalíptico, "katejon", que significa muro de contención contra el mal. Por eso se atribuyen la misión de proteger "al mundo del avance del globalismo y de la victoria del Occidente sumido en el satanismo".

Vladimir Putin y el patriarca Kiril, en una ceremonia de 2017.

Vladimir Putin y el patriarca Kiril, en una ceremonia de 2017. Sputnik Reuters

2. Mundo Ruso. El "Mundo Ruso" no es Rusia. Es la distinción entre los límites espirituales y territoriales de la nación. Los límites del Mundo Ruso, afirma la declaración, "son considerablemente más amplios que los límites estatales tanto de la Federación Rusa actual como de la gran Rusia histórica". El Mundo Ruso tiene la misión espiritual de proteger al mundo del mal.

3. Política exterior. En el documento se precisa que Rusia debe volver al "trinitarismo", que es la unión del pueblo ruso, compuesto por rusos, ucranianos y bielorrusos, consideradas las tres como "subetnias de un solo pueblo".

4. Política familiar y demográfica. Una de las grandes debilidades de Rusia es su bajísimo índice de natalidad. De ahí que en el documento se diga que "la solución a este problema es imposible sin el renacimiento en Rusia de la familia numerosa tradicional, así como de los valores familiares tradicionales."

5. Política migratoria. Al problema de la baja natalidad, suman el de la "llegada masiva de inmigrantes", lo que amenaza con la disolución de los valores identitarios rusos. Se explica que estos inmigrantes, al "no tener conocimientos adecuados sobre la historia y la cultura rusas, no pueden integrarse en la sociedad rusa. Eso está cambiando el aspecto de las ciudades rusas, lo que conduce a la deformación del espacio legal, cultural y lingüístico único del país."

6. Educación y formación. En el documento se habla explícitamente de nacionalizar a las élites y se sostiene que la educación es el principal instrumento para conseguirlo. Se afirma textualmente que "la asimilación de las ideas ideológicas y los valores espirituales y morales de la civilización rusa es un aspecto crucial en la nacionalización de las élites rusas contemporáneas, así como en la educación de las futuras generaciones de ciudadanos rusos. Resolver esta tarea requiere la soberanización del sistema educativo nacional".

7. Urbanismo y economía. En la declaración se establece como prioritaria la "distribución más uniforme de la población y los recursos productivos en el territorio del país, mediante la reubicación masiva de habitantes urbanos a pueblos suburbanos bien equipados y a viviendas unifamiliares".

Cada cual puede unir los puntos como quiera y ver, como en los pasatiempos para niños, qué figura aparece. A mí me sale un tirano insuflado de mesianismo religioso, nacionalismo político y métodos estalinistas.

Las consecuencias de este programa político también me parecen muy claras. Es una llamada a la destrucción de Ucrania y a un potencial genocidio. Es la descalificación de Occidente como algo diabólico y, por tanto, ilegítimo. Nos convierte a todos en enemicus, adversarios que hay que destruir. La rivalidad política se eleva a categorías morales y teológicas, mucho más explosivas y difíciles de contener.

A nivel interno, el "pueblo ruso" es una masa informe a la que se puede deportar, ampliar y reeducar según los intereses del Estado. Las palabras "democracia" y "libertad" no aparecen por ningún lado como objetivos a alcanzar.

Advierto que esto no son disquisiciones de intelectuales. Es una declaración programática de un órgano determinante de la política rusa. No soy estratega, pero sí puedo decir que esto, sumado a los dos años de guerra, me hacen ver al régimen de Putin como una gran amenaza con la que no se puede contemporizar.