Asesinatos, corrupción y mafia: la turbulenta vida de Robert Fico, el 'Trump eslovaco' afín a Putin
El asesinato en 2018 del periodista Jan Kuciak, quien investigaba los vínculos de políticos con oligarcas y mafiosos italianos, pareció acabar con su carrera. Sin embargo, retomó el poder tras la pandemia.
16 mayo, 2024 03:17La biografía del primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, es la de un hombre marcado por las contradicciones y los contrastes propios de aquellos políticos que, para aferrarse al poder, instrumentalizan su cargo y establecen alianzas con los actores más inesperados. Aunque ello implique pactar con socialdemócratas y ultraderechistas, establecer vínculos con la oligarquía, colocar como consejera de Estado a una modelo que fue socia de un mafioso italiano o saltar de un discurso comunista propio de la época postsoviética a un europeísmo integrador para concluir en una prédica prorrusa, euroescéptica y anti establishment. No en vano el populismo de Fico –pronunciado 'Fitso'– le ha valido al premier el sobrenombre de 'Trump eslovaco'.
La polémica ha marcado la trayectoria política del dirigente, quien ayer fue ingresado de urgencia en el hospital con pronóstico muy grave después de que Juraj Cintula, un poeta jubilado de 71 años crítico con el gobierno, le descerrajara cinco disparos en plena calle. Fico acababa de salir de un encuentro con miembros de su partido en la Casa de la Cultura de Handlova, un pueblecito a unos 200 kilómetros de la capital, Bratislava. Fue entonces cuando Cintula lo abordó y lo disparó en el abdomen, en el pecho, en las extremidades. Acto seguido, el agresor fue reducido y detenido. Aunque el pronóstico de Fico era crítico, su vida ya no corre peligro.
Aún se desconoce la motivación del agresor, aunque el propio gobierno ha señalado que, si bien el pistolero habría actuado de forma independiente, sus motivaciones podrían ser políticas. Eslovaquia vive un clima de polarización asfixiante, y la trayectoria de Robert Fico, quien ha sido primer ministro hasta en cuatro ocasiones –2006-2010, 2012-2016, 2016-2018 y 2023–, ha contribuido enormemente a hervir ese caldo de cultivo.
Del comunismo al europeísmo
Los orígenes de Fico hunden sus raíces en las postrimerías del comunismo de Europa del Este, cuando Chequia y Eslovaquia aún eran una misma nación. Con sólo 22 años, en 1986, Robert Fico comenzó su singladura política afiliándose al Partido Comunista Checoslovaco (KSC) mientras realizaba su servicio militar y escribía una tesis doctoral sobre la pena de muerte. Tras la Revolución de Terciopelo de 1989 que acabó con la influencia soviética en Checoslovaquia, Fico se afilió a los 'comunistas reformados' de la Izquierda Democrática (SDL) y, poco después, cuando Eslovaquia ya se había constituido como nación independiente, fundó, en 1999 y como escisión del viejo SDL, el partido Dirección-Socialdemocracia, conocido simplemente como Smer.
Bajo el lema "estabilidad, orden y seguridad social", Smer almizcla una ideología socialdemócrata y nacionalista cuyo mensaje ha variado a lo largo de los años, pasando de un populismo de izquierdas tradicional a un conservadurismo euroescéptico y anti inmigración propio de políticos como Viktor Orbán, Giorgia Meloni o Donald Trump. Smer aglutina diferentes ideologías y, dependiendo de lo que le convenga, Fico las utiliza de una forma u otra para sacar rédito electoral.
Tras fundar el partido y pasar casi siete años en la oposición, en 2006 el Smer consiguió hacer a Fico primer ministro de Eslovaquia, para lo que requirió del apoyo del Partido Nacional Eslovaco, de extrema derecha. Fue durante aquellos años cuando el mandatario hizo gala de un discurso conciliador con la Unión Europea y hasta se refirió a la adopción del euro como "decisión histórica". En 2009, con él ya en el palacio de Grassalkovich, Eslovaquia se integró en la Eurozona y en el espacio Schengen. Ese discurso proeuropeo hizo que Fico volviera al poder en 2012, año en el que consiguió aglutinar el 44% de los votos, convirtiéndose así en el primer partido desde 1993 en gobernar en solitario.
Cuatro años después, para revalidar el cargo, Fico emprendió una brutal campaña contra la inmigración en la que se negó "a dar vida a una comunidad musulmana separada en Eslovaquia". Llegó a decir que el islam "cambia el carácter" de la nación y que los extranjeros –se refería a los no cristianos– no eran bienvenidos. Ese discurso del miedo con tintes racistas fue utilizado durante los meses en los que Europa, especialmente Francia, era asediada por atentados yihadistas. A pesar de sus connotaciones islamófobas, caló entre la población, y Fico triunfó en las urnas por tercera vez en 2016. Dos años después, se convirtió en el mandatario más longevo en el cargo de toda Europa del Este.
Sin embargo, su trayectoria política quedó truncada en 2018 tras ser vinculado con un polémico escándalo de corrupción que hizo tambalearse los cimientos de la democracia eslovaca. Un joven periodista de 27 años investigaba las redes de poder que unían a políticos, oligarcas y criminales de la mafia calabresa. Tanto el nombre de Fico como el de otros grandes empresarios y figuras con gran poder e influencia en Eslovaquia aparecieron en sus investigaciones.
El asesinato de Jan Kuciak
Ni Jan Kuciak ni su prometida, la arqueóloga Martina Kušnírová, pudieron ver publicado el último reportaje que estaba escribiendo el periodista: La mafia italiana en Eslovaquia: sus tentáculos llegan a la polícia. Kuciak, que trabajaba para el diario Aktuality.sk, había expuesto ya las vergüenzas de los flujos financieros ilegales de grandes figuras empresariales del país, entre las que destacaba la del oligarca Marián Kočner. En uno de sus últimos artículos, publicado el 8 de febrero, el comunicador lo señaló por estar involucrado en un presunto escándalo de fraude fiscal relacionado con la construcción de unos apartamentos de lujo.
Trece días después, el 21 de febrero, un vehículo conducido por un exinvestigador de la policía eslovaca, Tomas Szabó, estacionaba cerca de la casa de Kuciak. Del interior del vehículo se bajó el primo de Szabó, un exsoldado llamado Miroslav Marcek, que había trabajado como guardia de seguridad a bordo de embarcaciones cerca de Somalia. El militar irrumpió en la casa de Kuciak y Kušnírová a punta de pistola mientras estos estaban tomando el café. A él lo mató de dos tiros en el pecho y uno en la cara. A ella la ejecutó de un disparo en la nuca. Cuatro días después, la policía encontró los cadáveres. El escándalo fue de tal magnitud que hizo que las calles se inundaran con las mayores protestas vistas en el país desde la Revolución de Terciopelo.
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"El Tribunal Supremo, el Constitucional, el resto de tribunales, la Policía, la Fiscalía General: todos estaban colocados en puestos en un sistema mafioso creado por oligarcas", llegó a señalar el sociólogo y escritor Michal Vašečka en el documental El asesinato de un periodista. Kočner fue acusado de orquestar el asesinato, pero en mayo de 2023 el Tribunal Penal Especial de Eslovaquia lo absolvió por falta de pruebas. Sin embargo, fue condenado a 19 años de cárcel por varios crímenes que se desvelaron durante la investigación sobre la muerte del periodista. A quien sí imputaron y encarcelaron por su asesinato fue a otra oligarca que, casualmente, era una de las asociadas de Kočner, Alena Zsuzsova.
Los últimos reportajes de Kuciak no sólo hablaban de los espurios negocios de Kočner, sino de cómo la mafia de Calabria, la conocida como 'Ndrangheta, tenía un fuerte arraigo en el este de Eslovaquia y sus miembros malversaban fondos de cohesión de la Unión Europea destinados a la región. Para ello, los criminales habían establecido nexos con el poder político y habían utilizado a empresarios como intermediarios. Los artículos de Kuciak y de algunos de sus compañeros habían señalado numerosos nombres, entre los que también destacaban Antonino Vadala, mafioso vinculado a la 'Ndrangheta, y el de María Trošková, exbailarina de topless y socia de Vadala.
Para acercarse al poder, Vadala había introducido a un personaje como Trošková en el entramado político eslovaco. Primero, logrando que trabajara para el gabinete de Viliam Jasan, expresidente del Consejo de Seguridad Nacional de Eslovaquia y diputado muy cercano a Robert Fico; después, Trošková se ganó la confianza del propio Fico, quien llegó a hacerla consejera jefe de su ejecutivo.
Una exmodelo asociada con un socio de la mafia calabresa reconvertida en consejera presidencial y un periodista asesinado por estar investigando los trapos sucios de la 'Ndrangheta y su vinculación con figuras de las altas esferas políticas, del mundo empresarial e incluso de la policía, cuyo responsable, por aquel entonces, era Tíbor Gaspar, quien ya había sido señalado por participar en una empresa de seguridad privada que había espiado a periodistas y reporteros de todo el país. No hacía falta hilar más. Las manifestaciones no tardaron en sucederse. El lema que resonó aquellos días fue: "Un ataque a un periodista es un ataque a todos nosotros".
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"Delante de mí hay un millón de euros. Esa recompensa será para la persona que, si tiene información, se arme de valor y acuda a la policía para proporcionar datos sobre el delito", espetó Robert Fico en una infame rueda de prensa en la que aparecía al lado de una mesa repleta de fajos de billetes secundado por su ministro de Interior, Rober Kaliňák, a quien Jan Kuciak también había vinculado con presuntos escándalos de corrupción. La imagen fue tan bochornosa que el propio presidente de Eslovaquia dijo sobre Fico y su ejecutivo: "Hay algo maligno en los propios fundamentos del Estado".
El primer ministro trató de resistirse a abandonar el cargo y ofreció otra lamentable rueda de prensa en la que culpó a George Soros y a las élites mundiales de urdir un complot contra él y su gobierno. Los periodistas se mofaron de él y hasta llegaron a criticarlo abiertamente mientras Fico perdía los estribos y abandonaba la sala sin permitir más preguntas. Pocos días después, Kaliňák, Fico y el jefe de la policía, Gaspar, dimitieron. Así, señalados, manchados y, algunos de ellos, como Kočner, sentados en el banquillo, acabaron su mandato.
En 2022, Kaliňák fue detenido por miembros de la Agencia Criminal Nacional (NAKA) de la Policía acusado de crimen organizado. La NAKA también acusó del mismo cargo a Robert Fico, al que no pudo detener porque estaba protegido por el fuero parlamentario. Además de los dos políticos de Smer, engrosaron la lista de acusados Tibor Gaspar, Kočner y su abogado, Marek Para.
Se les acusaba de, presuntamente, investigar a personas 'non gratas' para el Smer, como miembros de la oposición y otras figuras incómodas, para crear campañas de desprestigio con fines políticos. Sin embargo, la Fiscalía General eslovaca ordenó el cierre del proceso penal porque no se daban las garantías jurídicas necesarias. Hoy Fico está de nuevo en el poder, Kaliňák es su ministro de Defensa y Gaspar es parlamentario del Smer.
'Triple P': Pandemia, Populismo y Putin
Tras su dimisión en 2018, la carrera de Fico parecía acabada, pero el exprimer ministro vio una oportunidad en la pandemia y en el malestar económico derivado de la misma. Erigido en azote de la Organización Mundial de la Salud, crítico con la imposición de las mascarillas y con las campañas de vacunación masivas, buscó convertirse en una voz contra el establishment. Además de criticar a la OMS, absorbió otras prédicas del populismo internacional, por lo que cargó también contra el colectivo LGTBI, contra el islam, contra la OTAN, contra Estados Unidos y, durante la invasión rusa de Ucrania, contra Zelenski.
En 2022, el anterior gobierno, lastrado por la inflación, fue depuesto tras una moción de censura. Se repitieron elecciones y, en septiembre de 2023, a pesar de los escándalos que lo vinculaban con la corrupción, Fico volvió al poder y, al igual que hizo Trump, utilizó los procesos judiciales que lo acechaban para victimizarse. Hoy es una piedra en el zapato de Bruselas: se opone a las sanciones de la UE contra Rusia, cuestiona que Kiev pueda expulsar a las tropas invasoras y se ha fijado como meta impedir que Ucrania se adhiera a la OTAN.
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Fico también abandera la idea de que es necesario llegar a un pacto con el Kremlin a pesar de que no se respete la unidad territorial de Ucrania, y ha aseverado, en un alarde de provocación, que si Vladímir Putin pisara territorio eslovaco él no lo detendría. Aunque la postura que más ha incomodado a la Unión Europea es que Fico se haya negado a enviar más apoyo militar a Kiev. "Eslovaquia tiene cosas más importantes que hacer que preocuparse de Ucrania", ha aseverado el mandatario.
Con la prensa sigue una estrategia de desprestigio similar a la que usaron Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos, refiriéndose a los comunicadores como "hienas" y "prostitutas antieslovacas". También muestra posiciones cada vez más euroescépticas muy en sintonía con las de su homólogo húngaro, Víktor Orbán. "Vemos a Orbán como uno de esos políticos europeos que no temen defender abiertamente los intereses de Hungría ni de los húngaros", explicó Fico durante una entrevista con Reuters. "Los pone en primer plano. Ese debería ser al papel de cualquier político electo: mirar por los intereses de sus votantes y de su nación".
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Más allá de su oposición a intervenir en la guerra entre Ucrania y Rusia, la Eslovaquia de Fico también ha emprendido numerosas medidas que han puesto en alerta a los organismos y asociaciones internacionales. Entre las más polémicas se encuentra la eliminación de la Fiscalía Especial Anticorrupción y la creación de proyectos de ley que buscan controlar los medios de comunicación y limitar la operatividad de las oenegés.