Esta es la receta de albóndigas que heredé de mi abuela gallega.

Esta es la receta de albóndigas que heredé de mi abuela gallega.

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Esta es la receta de albóndigas que heredé de mi abuela gallega y que, para mí, no tiene rival: jugosas y con un sabor exquisito

Las albóndigas caseras forman parte de la cocina más entrañable y hogareña. Son un plato sencillo en apariencia, pero lleno de detalles y muy fácil de hacer.

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Las recetas de las abuelas gallegas son auténticos tesoros culturales y gastronómicos. Su importancia va mucho más allá de lo culinario; representan toda una forma de vida, una transmisión de valores y un modo de entender el mundo.

Galicia es una región profundamente ligada a su paisaje: al mar, al monte, a las huertas, a los ríos. Las abuelas cocinan según lo que da la tierra y el mar, respetando la temporalidad de los productos: nabizas y grelos en invierno, sardinas en San Juan, marisco en Navidad, setas en otoño...

En Galicia, las albóndigas caseras forman parte de la cocina más entrañable y hogareña. Son un plato sencillo en apariencia, pero que encierra un mundo de detalles que solo se aprenden observando y cocinando al lado de una abuela. Y eso es lo que hace que, para quien ha heredado la receta, no tengan rival.

Las abuelas gallegas usaban carne picada de calidad: mezcla de ternera gallega y cerdo. A menudo, encargaban la carne al carnicero de confianza o la picaban en casa. La ternera gallega, jugosa y tierna, es clave para que las albóndigas salgan sabrosas y suaves.

La mezcla lleva ingredientes sencillos: carne picada, ajo y perejil muy finos, miga de pan remojada en leche, huevo y un poco de sal. Pero el truco está en amasarlo a mano, con paciencia, hasta que todo queda perfectamente integrado.

Antes de guisarlas, las abuelas solían pasar las albóndigas por harina y freírlas ligeramente. No para cocinarlas del todo, sino para sellarlas, que quedaran doradas por fuera y conservaran su jugosidad por dentro.

La magia final estaba en el guiso. Normalmente, se hacía un sofrito de cebolla, ajo, pimiento (y a veces tomate natural), bien pochado a fuego lento. Luego se añadía caldo casero o un chorrito de vino blanco gallego (como un Ribeiro o un Albariño) para darle un toque especial.

Se dejaban cocer a fuego bajo, permitiendo que la salsa espese y se impregne del sabor de la carne. Resultado: albóndigas tiernas, sabrosas y con una salsa para mojar pan sin parar. Lo más importante no era un ingrediente físico: era el cariño.

La cocina de las abuelas gallegas es cocina de entrega: cocinar pensando en los demás, en que disfruten, en que se sientan queridos. Y eso no se puede imitar, se siente.

Ingredientes

400 g de ternera gallega picada

200 g de cerdo picado (también puede ser todo ternera si prefieres)

4 dientes de ajo pequeños

2 cucharadas de perejil fresco picado

1 huevo

1 rebanada de pan del día anterior (sin corteza)

4-5 cucharadas de leche

Sal y pimienta negra

Harina (para rebozar)

Aceite de oliva virgen extra (para freír)

1 cebolla grande

1 pimiento rojo pequeño (opcional pero muy típico)

1 vaso pequeño de vino blanco gallego (unos 100 ml, puede ser Ribeiro o Albariño)

200 ml de caldo de carne (o agua)

2 cucharadas de tomate natural triturado (o 1 tomate maduro rallado)

1 hoja de laurel

Paso 1

Preparar la mezcla: Remoja la miga de pan en la leche.

Paso 2

En un bol grande, mezcla la carne de ternera y cerdo con el ajo picadito, el perejil, el huevo batido y la miga de pan bien escurrida.

Paso 3

Añade sal y pimienta al gusto.

Paso 4

Amasa todo con las manos hasta que esté muy bien integrado.

Paso 5

Formar las albóndigas: Haz bolitas del tamaño de una nuez grande.

Paso 6

Pásalas ligeramente por harina.

Paso 7

Freír: Calienta abundante aceite en una sartén.

Paso 8

Fríe las albóndigas hasta que estén doradas por fuera, pero no necesariamente cocidas por dentro.

Paso 9

Sácalas y resérvalas sobre papel de cocina.

Paso 10

Preparar la salsa: En otra cazuela amplia, echa un buen chorro de aceite limpio.

Paso 11

Sofríe la cebolla, el pimiento y los ajos picados muy finos. Cocina a fuego medio-bajo hasta que estén muy pochados (unos 10-12 minutos).

Paso 12

Añade el tomate triturado y una pizca de azúcar. Cocina unos minutos más.

Paso 13

Guisar las albóndigas: Agrega las albóndigas a la cazuela.

Paso 14

Vierte el vaso de vino blanco y deja que evapore el alcohol (2-3 minutos).

Paso 15

Añade el caldo de carne caliente y la hoja de laurel.

Paso 16

Tapa la cazuela parcialmente y deja cocer a fuego lento unos 20-25 minutos hasta que la salsa esté espesa y las albóndigas tiernas.

Paso 17

Servir: Acompáñalas con un poco de arroz blanco, puré de patatas casero o unas patatas fritas.

Paso 18

¡Y no olvides un buen trozo de pan para la salsa!

Los consejos de la abuela para hacer esta receta son los siguientes: en primer lugar, no amases demasiado la carne o te saldrán albóndigas duras. Luego, dora bien el sofrito, es la base del sabor. Finalmente, no tengas prisa en el guiso: el chup-chup lento es el que hace milagros.

La receta heredada de una abuela gallega tiene un valor único. No solo es una comida: es un pedazo de historia familiar que sigue vivo cada vez que se prepara. Una receta así no se mide por su perfección, sino por lo que evoca.