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El plato típico de las abuelas gallegas que triunfa en invierno: tiene un sabor exquisito, rico en proteínas y con colágeno
Se trata de un guiso que destaca por ser reconfortante y estar lleno de sabor, así como por sus grandes propiedades para la salud.
Más información: La cena saludable que he preparado cientos de veces cuando no sé que hacer: un plato típico gallego muy sencillo
En Galicia, las abuelas han perfeccionado el arte de reconfortar del frío con platos cálidos, sabrosos y llenos de tradición. Algunos de los más característicos son el caldo gallego, el cocido gallego, la sopa de cocido, el lacón con grelos, las lentejas estofadas...
Sin embargo, durante los días de frío tampoco puede faltar un plato estrella: los callos, un plato estrella que las abuelas gallegas preparan con maestría, especialmente en los meses más fríos del año. Este guiso, reconfortante y lleno de sabor, es una tradición muy arraigada en Galicia, tanto en los hogares como en las tabernas y fiestas populares.
Los callos gallegos son una maravilla gastronómica, y aunque requieren algo de tiempo y paciencia, su elaboración no es compleja. Además, el sabor que se consigue al final es exquisito, con esa mezcla de texturas melosas y sabores profundos que solo un buen guiso puede ofrecer. ¿Sabes cómo hacerlos?
Ingredientes
Callos de ternera o vaca: Cortados en trozos pequeños y bien limpios.
Garbanzos: Aunque no siempre se incluyen, en muchas versiones tradicionales se utilizan para dar más consistencia al plato.
Chorizo gallego: Aporta el característico sabor ahumado y picante.
Morcilla gallega: Para un toque extra de intensidad.
Panceta o tocino: Para un guiso más sustancioso.
Pimentón (dulce y picante): Esencial para el color y el sabor característico.
Ajo, cebolla y laurel: Para la base aromática.
Guindilla: Para quienes prefieren un toque de picante.
Paso 1
Limpieza de los callos: Se limpian a conciencia con agua y limón para eliminar cualquier impureza.
Paso 2
Cocción de los callos: Se hierven con laurel y cebolla hasta que están tiernos, lo que puede llevar un par de horas dependiendo del tipo de callos.
Paso 3
Guiso: En una cazuela aparte, se hace un sofrito con ajo, cebolla y pimentón. Luego se añaden los callos cocidos, los garbanzos (si se usan), los embutidos (chorizo y morcilla) y un poco del caldo de cocción.
Paso 4
Cocción lenta: El guiso se cocina a fuego lento, permitiendo que los sabores se mezclen y se concentren.
Este plato destaca por su sabor intenso y especiado: el toque del pimentón, el ahumado del chorizo y la melosidad de los callos lo hacen único. También por su textura melosa: los callos, bien cocidos, tienen una textura tierna y gelatinosa.
De la misma forma, los callos son un plato reconfortante y energético. Se considera una receta muy completa y sustanciosa, de tal forma que es perfecta para los días fríos, si bien es cierto que se toma en cualquier época del año.

Callos con garbanzos.
Los callos se sirven calientes, generalmente en cazuelas de barro, y son un plato principal o un acompañamiento en comidas festivas. Además, se suelen acompañar de un buen trozo de pan gallego para mojar en la salsa, que es casi tan importante como los callos mismos.
Los callos gallegos son protagonistas de muchas fiestas gastronómicas, como las ferias dominicales en pueblos y ciudades. Aunque hoy es un plato que se encuentra en muchos restaurantes, en las casas de las abuelas siempre tienen un sabor especial, gracias al mimo con el que lo preparan.
¿Por qué enamoran a todos? Son un plato que une humildad y riqueza gastronómica. Lo que comenzó como un guiso tradicional para aprovechar todas las partes del animal, se ha convertido en una receta con identidad propia. Cada bocado es una combinación de sabores ahumados, especiados y melosos que conquista incluso a quienes no suelen ser fanáticos de los callos.