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Jardín botánico Enrique Valdés Bermejo: el pulmón verde de Vilagarcía de Arousa

Popularmente conocido como Parque de O Castriño, este pequeño bosque semiurbano tiene su origen en el siglo XX, cuando los duques de Terranova decidieron llenar su propiedad de variedades exóticas llegadas de todo el mundo

En un entorno semiurbano a la entrada de Vilagarcía de Arousa se encuentra situada una de las joyas de mayor riqueza del municipio, y uno de los mejores espacios para tomarse un respiro: el Jardín botánico Enrique Valdés Bermejo. Este pequeño entorno natural se extiende a lo largo de 12.000 metros cuadrados, y su origen se remonta a los años treinta del siglo XX, cuando los duques de Terranova decidieron convertir parte de sus terrenos en un gran vergel, con variedades de especies exóticas que llegaban a la villa desde diferentes puntos del planeta a través del puerto.

Toda esta riqueza botánica del Valdés Bermejo ha pasado desapercibida a ojos de muchos, visitantes y vecinos, que desconocen el auténtico valor del entorno, el cual se ha visto deteriorado por los constantes achaques de los fenómenos meteorológicos, la dejadez y otros desastres fortuitos. Pese a todo, algunos de los ejemplares de mayor porte del jardín se encuentran registrados como únicos por el Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, en Pontevedra.

 Estanque y molino de viento. Foto: Thalia García.

Y por si fuera poco, este pulmón verde de Vilagarcía de Arousa se completa con una serie de elementos que dotan al lugar de una singular belleza, como un molino de viento, bancos y zonas de descanso, un arco y varias escaleras de piedra, o un pequeño regato (en la actualidad repleto de maleza) que cruza una buena parte de este entramado exterior.

El Valdés Bermejo y el Castro de Alobre

Antes de ser rebautizado con el sobrenombre de Enrique Valdés Bermejo, este jardín botánico era popularmente conocido como Parque de O Castriño, por ubicarse a los pies del monte donde se asienta el conocido Castro de Alobre, considerado cuna de la actual Vilagarcía de Arousa. Este importante yacimiento arqueológico conforma otro de los atractivos turísticos del entorno del jardín botánico, dado que se encuentra a escasos metros de distancia, en la parte alta de un promontorio costero conocido como O Montiño.

Jardín Botánico Enrique Valdés Bermejo. Foto: Thalia García.

Las sucesivas excavaciones el Castro de Alobre revelaron diferentes niveles de ocupación en la fase final de la Edad de Hierro, en el siglo I a. C. Entre los restos encontrados figuran más de 20.000 piezas de gran valor arqueológico, como monedas, alfileres, un denario de plata y otros objetos habituales de las distintas épocas de procedencia. Se sabe además que el lugar conformaba un asentamiento costero de gran afluencia comercial, ya que su posición estratégica permitía a sus habitantes efectuar intercambios con mercantes con mucha facilidad.

 Castro de Alobre. Foto: visitvilagarcia.com

También próximo al Castro de Alobre se localiza el Pazo-Convento de Vista Alegre, declarado Monumento Histórico Artístico. La construcción del edificio hunde sus raíces a mediados del siglo XV, cuando García de Caamaño decidió erigir una torre en la zona, que años más tarde ocuparía el convento de las monjas Agustinas Recoletas. Este pazo-convento supone el broche final a un recorrido entre naturaleza e historia por Vilagarcía de Arousa. 

¿Quién era Enrique Valdés Bermejo?

A estas alturas muchos se estarán preguntando quién es la figura que da nombre al actual jardín botánico. Enrique Valdés Bermejo (1945-1999) fue un farmacéutico y botánico asturiano, asentado durante casi dos décadas en Vilagarcía de Arousa, localidad a la que llegó en el verano de 1981 para hacerse cargo de una farmacia familiar.

Arco de piedra en la entrada del jardín botánico. Foto: Thalia García.

Su labor en el ámbito científico nunca cesó, y de hecho realizó hasta cinco grandes expediciones científicas y más de 50 salidas por toda Galicia y España, al tiempo que publicó numerosos trabajos y libros sobre su campo de estudio. Durante años también mantuvo una estrecha relación con el Real Jardín Botánico de Madrid.

Uno de sus legados más importantes que dejó en el municipio arousano fue la Agrupación Micológica de Vilagarcía de Arousa: A Cantarela, de la cual fue socio fundador y presidente. A grandes rasgos, la micología es el estudio de los hongos en todas sus denominaciones, formas y procedencias. Desde su puesta en marcha, la asociación ha organizado de forma regular salidas al campo, excursiones colectivas, charlas, concursos, fiestas populares y todo tipo de actividades que han puesto en valor a estos organismos vegetales.

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