José María, albañil, durante su jornada de trabajo. Cedida
José María, albañil de 63 años, sobre la falta de trabajadores en la obra: "No sabía que tenía que hablar inglés con los ladrillos"
Desvela que en una oferta de trabajo le exigieron saber inglés, en un contexto en el que precisamente se necesita más mano de obra en la construcción.
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La falta de trabajadores en los oficios manuales es un problema estructural de la economía española. En el sector de la construcción, según la Fundación Laboral de la Construcción, solamente el 10% de la mano de obra son jóvenes menores de 30 años.
En este sentido, José María, un albañil de 63 años que lleva trabajando desde los 14, ha contado a EL ESPAÑOL que, a pesar de la falta de trabajadores, los reclutadores exigen requisitos muy altos, en concreto con el manejo de los idiomas.
"Me presenté a una oferta de trabajo en una obra que publicó un Ayuntamiento y, unas semanas después, me dijeron que estaban buscando a alguien que supiera inglés", expone. Y añade, con ironía: "No sabía que tenía que hablar inglés con los ladrillos".
Falta de relevo generacional
Así, este obrero, que trabaja actualmente en Madrid, retrata una contradicción muy clara: las empresas de construcción están buscando trabajadores, ya que los jóvenes optan mayoritariamente por carreras universitarias, pero algunas exigen habilidades casi inalcanzables para candidatos que, en cambio, se acercan a la jubilación.
De hecho, un argumento habitual es la importancia de la inmigración para desempeñar oficios que los jóvenes españoles no están dispuestos a hacer y, por otra parte, para sustituir a los trabajadores que se retiran.
Además, José, oficial de primera de albañilería, narra a este periódico que otro de los motivos que explican la falta de mano de obra es que los jóvenes están "acomodados". Sostiene que quieren un salario más alto del que se ofrece inicialmente a los peones, el rango más bajo en la jerarquía de los albañiles.
"En mi obra sólo hay un chaval de 28 años, el resto tiene más de 50 años". Y añade: "Lo primero que preguntan los jóvenes es cuánto van a cobrar. ¿1.200? Para eso no trabajo".
En otro orden de cosas, este albañil ha expresado a este diario la frustración que le provoca el aumento del coste de la vida en los últimos años, sobre todo con el cambio de divisa de la peseta al euro.
"Antes con 400 pesetas podía comprar muchas cosas, ahora no sirve ni para un café", protesta. Y concluye mostrando su insatisfacción por la evolución de su salario durante el siglo XXI, insuficiente si se compara con la inflación: "Sólo me han subido el sueldo 100 euros en 20 años", sentencia.