Fotomontaje de Jorge Martínez y un funcionario de prisiones vigilando a los presos.

Fotomontaje de Jorge Martínez y un funcionario de prisiones vigilando a los presos. IA/Cedida

Sociedad

Jorge (47 años), funcionario de prisiones, sobre los precios: "El sueldo es de 2.200€, pero la vida es tres veces más cara"

Los vigilantes de los centros penitenciarios, en un contexto de aumento de las agresiones de los presos, protestan por la congelación de los salarios.

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Las claves

Jorge Martínez, funcionario de prisiones en Cartagena y CEO de Prisiones Test, destaca la difícil situación económica de su sector con salarios congelados y una inflación creciente.

Los empleados de vigilancia en prisiones ganan 2.200 euros al mes, pero enfrentan un costo de vida que ha incrementado significativamente, afectando su poder adquisitivo.

Las agresiones a funcionarios de prisiones en España han aumentado un 215% entre 2021 y 2024, lo que pone de manifiesto la peligrosidad de esta profesión.

Se reclama al Gobierno medidas de seguridad mejoradas, como un botón del pánico y protocolos contra agresiones, ante el aumento de violencia en cárceles.

Jorge Martínez (47) es funcionario de prisiones en Cartagena (Murcia) y, en paralelo, es CEO de Prisiones Test, una academia que sirve como trampolín para que los alumnos se conviertan en vigilantes de prisiones.

EL ESPAÑOL ha podido entrevistarle con el objetivo de analizar un sector cada vez más castigado. Por un lado, por el aumento de las agresiones a funcionarios en las prisiones y, por otro lado, por la congelación salarial y el impacto de la inflación.

Jorge, funcionario de Vigilancia 1 -el nivel de más riesgo porque están en contacto directo con los reos- manifiesta que en este oficio se "ganan 2.200 euros netos al mes, pero la vida es tres veces más cara". En cambio, los empleados que están en la oficina de los centros penitenciarios "cobran en torno a 1.600 euros netos mensuales", indica.

Salarios congelados

Narra que, por culpa de la inflación, "nos hemos quedado obsoletos en el sueldo". De hecho, asegura que, en los últimos años, "el salario sólo ha subido un 4%, por lo tanto no compensa", teniendo en cuenta que es una profesión de riesgo en la que los trabajadores están sometidos a mucha presión.

"Ahora vas a comprarte una televisión y te cuesta 300 euros, cuando antes costaba 60 euros. Mi padre ganaba la mitad que gano yo y tenía casa en la playa, en la ciudad, varios coches... Te suben el salario y los precios aumentan mucho más", recalca a este diario.

Jorge, antes de trabajar mano a mano con los presos, montó una carnicería cuando era muy joven. No obstante, el negocio no prosperó y, con 29 años, decidió lanzarse a cumplir su sueño y estudiar la oposición. "Yo lo tenía muy en mente desde que era joven, quería trabajar en la cárcel", recalcando además que el cine carcelario tuvo su influencia.

Así, ya lleva 18 años dedicándose a su vocación. No obstante, no olvida uno de los problemas que más afectan a los vigilantes de prisiones y que, a su vez, provoca que se complique el más que necesario relevo generacional: las agresiones a los funcionarios.

Amenazado por ETA

Según los datos oficiales del Ministerio de Interior, la violencia en las cárceles se ha disparado en los últimos años. Las agresiones a manos de los presos se han incrementado un 215% entre 2021 y 2024, pasando de 160 a 504 ataques registrados en España.

En este sentido, nuestro entrevistado ha desvelado que hace diez años vivió un episodio muy desagradable con un convicto vinculado a la banda terrorista ETA al que veía diariamente. "Me impactó que el preso envió una carta al exterior con todos mis datos. Esto me generaba mucha tensión para ir con los niños al colegio, tenía que mirar para los lados", relata.

Por lo tanto, a la luz de estos datos, los sindicatos reclaman al Gobierno una serie de medidas. Un botón del pánico en los lugares en los que los trabajadores ven a los internos, que se actualicen los sistemas de cámaras, que se establezca un protocolo frente a las agresiones sexuales y que se refuerce el número de funcionarios.

Jorge subraya que cada vez hay "menos instancias para opositar, ya que en 2009 había 18.000 y ahora sólo 9.000". La falta de trabajadores, la inflación que absorbe los salarios y las agresiones de presos oscurecen el futuro de una profesión con la que muchos hemos empatizado tras haber visto películas como Celda 211 o Cadena Perpetua.