Los hijos de Chiqui y Ernesto, una pareja de Málaga

Los hijos de Chiqui y Ernesto, una pareja de Málaga

Sociedad

Chiqui y Ernesto, padres de 11 hijos, tajantes sobre la vuelta al cole: "Buscamos ofertas, pero las cuentas nunca salen"

Con once hijos, Chiqui y Ernesto convierten la vuelta al cole en un desafío diario donde ingenio, paciencia y coordinación son la clave.

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La vuelta al cole siempre supone un reto para las familias, pero en la casa de Chiqui y Ernesto, padres de once hijos, el inicio del curso se convierte en una auténtica carrera de resistencia.

Así lo han contado a Canal Sur: entre uniformes, mochilas, libretas y zapatos, cada septiembre exige organización, paciencia y, sobre todo, mucha imaginación para que todos estén listos sin comprometer el presupuesto familiar.

Desde primera hora, el salón se llena de montones de ropa que pasan de mano en mano. Chiqui, con una mezcla de humor y resignación, muestra la situación: "Pues nada, Paloma, esta camiseta este año ya ni de broma".

Entre risas, llama a su hijo para probársela y confirma: "Perfecto, esta camiseta la hereda Miguel".

Su método consiste en un cuadrante detallado, donde anota cuidadosamente qué prendas sirven y cuáles no.

"Aquí, como todos los años, lo que hago es un cuadrante: voy tachando, probando ropa, lo que les va viniendo bien lo voy etiquetando y lo que me va faltando le pongo una cruz", comenta mientras separa montones.

Gracias a este sistema, aprovechan polos, camisetas de deporte y pantalones de un curso a otro.

El reportero de Canal Sur, que ha seguido de cerca la preparación, bromea con los hijos. "O sea, tú siempre llevabas ropa de estreno", le dice al mayor.

A su lado, su hermano mediano reconoce con humor que le toca heredar casi todo: "A mí me gusta ir estrenando ropa, pero cuando hay que llevarla de segunda mano, me la llevo yo".

Ernesto, el padre, aporta la visión más práctica. Sabe bien que, con once niños, cada euro cuenta: "Saliendo todos de un mismo sueldo, hay que optimizar y buscar todas las posibilidades".

Aunque trabaja en un colegio concertado que les ofrece ciertas facilidades con los materiales, reconoce que la situación es bastante compleja.

"Aun así, intentamos buscar tanto las ofertas como todas las opciones que hay en el mercado, pero es verdad que las cuentas nunca salen, eso te lo puedo asegurar", asegura.

El gasto escolar es tan elevado que ni siquiera se atreve a calcularlo con precisión: "Yo no te podría decir. La verdad es que mejor no hago las cuentas, porque es imposible".

Entre los pasillos de la casa, el ambiente es de caos organizado. Una de las hijas lo resume con franqueza: "Es un caos aquí, porque las libretas hay que subirlas, arrancar las hojas, tenemos muchas cosas; es un lío".

Frente a este desorden, la madre propone una solución sencilla para ahorrar lo máximo posible: reciclar.

"Esta libreta, que todavía tiene páginas libres, se puede aprovechar, y la de Ernesto puede pasar, por ejemplo, a Luca", explica.

Si solo quedan unas pocas hojas, se arrancan y se reutilizan: "Las que a lo mejor ya están muy trilladas, que no van a servir para el curso que viene, las aprovechamos para estudiar, hacer esquemas, mapas mentales...".

Así, los pequeños gestos cotidianos, como aprovechar libretas o seleccionar lápices, se convierten en rutinas familiares que marcan el ritmo del día a día y enseñan a los niños a ser responsables con sus cosas.

"Como siempre, vamos a ir viendo qué lápices son reutilizables y los ponemos. Los que estén muy viejos o muy pequeños los echamos a un lado para casa, y los que estén bien, para el cole", concluye Ernesto.

Para esta familia numerosa, cada septiembre llega acompañado de tensión, esfuerzo y mucha coordinación, pero también de ingenio, trabajo en equipo y solidaridad entre hermanos.

La vuelta al cole se convierte, un año más, en un momento clave para las familias de nuestro país, una mezcla de alivio y tensión que marca el inicio de un nuevo ciclo.