Maribel Zambrana, analista inmobiliaria.

Maribel Zambrana, analista inmobiliaria.

Sociedad

Una analista inmobiliaria revela su secreto para ser propietaria en España: "Me compré mi primera casa con 22 años"

Maribel Zambrana compró su primera vivienda a los 22 años como inversión, demostrando que disciplina y estrategia permiten ser propietaria.

Más información: Un experto inmobiliario no deja lugar a dudas: “Los inquilinos están destinando más presupuesto al alquiler que...”

Publicada

Convertirse en propietaria antes de los 30 años puede parecer un sueño inalcanzable para muchos jóvenes en España, pero Maribel Zambrana, inversora y analista inmobiliaria, demuestra que con disciplina, visión y estrategia es posible.

Su historia comienza cuando apenas tenía 22 años y decidió dar un paso que marcaría el rumbo de su vida financiera.

"Yo me compré mi primera casa con 22 años", cuenta Maribel con firmeza.

La operación la realizó en la zona de Carretera de Cádiz, en Málaga. Sin embargo, su enfoque nunca fue el de comprarse un hogar para instalarse, sino una inversión.

"Yo soy del pensamiento, o a lo mejor es un consejo para los jóvenes o para todo el mundo en general, que la primera vivienda que te compres nunca sea para vivir, sino para invertir", explica Maribel.

Consciente de que se jugaba casi todo, recuerda con humor y algo de vértigo aquel momento.

"Compré mi vivienda, me quedé con 200 euros en la cuenta y la alquilé. Le di un lavado de cara porque, al final, si la vas a alquilar, el que viva tiene que estar cómodo y bien", relata.

Pero la base de esta historia de éxito no se entiende sin mirar atrás. Desde los 18 años, Maribel había puesto en práctica una disciplina de ahorro inspirada por los consejos de su padre.

"Mi padre, cuando empecé a trabajar, me dijo: 'Maribel, tú siempre, si ganas 5 euros, ahorras 3 y gastas 2. A lo mejor algún mes quieres gastar 3, pues te lo gastas. Pero sigue esa teoría'", narra.

Con esa mentalidad, organizó un calendario de ahorro mensual, con objetivos claros y medibles. "En enero tenía que tener 1.000 euros, en febrero 1.500, en marzo 2.000... y lo cumplía a rajatabla", afirma.

Y si alguna vez fallaba, no perdía de vista sus objetivos: "Si un mes me pasaba, al mes siguiente no hacía a lo mejor los planes que a mí me apetecían. Nunca me he privado… siempre con cabeza. Nunca gastándome más de mis posibilidades".

El giro inesperado llegó con la pandemia. Su plan inicial era mudarse a Australia, país que exige contar con ahorros para garantizar la estancia.

Maribel había reservado la academia y el alojamiento, además de contar con un buen dinero ahorrado para su nueva vida.

"Como Australia no abría fronteras, yo tenía ese dinero. Y dije, bueno, ¿qué hago? En ese momento ya estaba trabajando en la inmobiliaria y pensé: pues voy a mirar casas. Y me compré una".

El proceso no fue inmediato. Recorrió decenas de propiedades, siempre con una condición personal: debía sentirse cómoda en el lugar, incluso aunque su objetivo fuera alquilarlo.

"Cuando yo entraba, si no la sentía como mi casa, da igual cómo estuviese decorada, era un no".

Finalmente, encontró un piso en Málaga que la enamoró, aunque al principio estaba reservado por otra persona

Unos meses después, sin embargo, recibió una llamada inesperada: "¿Sigues interesada en esta vivienda? Porque la chica que lo reservó antes que tú no consiguió la hipoteca".

Para Maribel, la respuesta estaba clara: "Todo pasa por algo, estaba realmente para mí".

Su historia refleja que la combinación de ahorro disciplinado, visión de inversión y la capacidad de adaptarse a las circunstancias puede abrir caminos incluso en contextos difíciles.

Y su mensaje a los jóvenes es directo: la primera vivienda no tiene por qué ser el hogar definitivo, sino el primer paso hacia la independencia financiera.