Una trabajadora habla alto y claro sobre retrasar la jubilación a los 71 años: "Los jóvenes no llegaremos a tener pensión"

La precariedad laboral y la inestabilidad que atraviesa el mercado de trabajo en España afectan especialmente a los más jóvenes. No solo se enfrentan a sueldos bajos, contratos temporales y escasas oportunidades, sino que también ven peligrar su jubilación futura.

La incertidumbre en el empleo actual podría alargar la edad de jubilación hasta los 71 años si se mantiene el ritmo de vida y cotización actual.

A esta realidad se suman otros factores de peso: el envejecimiento de la población, la caída del número de trabajadores activos y el retraso en la incorporación al mercado laboral. Todo ello dibuja un horizonte complicado para los jóvenes, que podrían ver alejarse cada vez más el momento de su retiro.

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Esta advertencia ha sido abordada en el informativo de Antena 3, donde se han presentado las conclusiones de un informe que estima que quienes se jubilen en 2065, con unos 30 años cotizados, lo harán previsiblemente a los 71 años.

A pie de calle, las reacciones no se han hecho esperar. Muchos jóvenes y trabajadores se han mostrado críticos con este escenario: "Nos parece un despropósito tener que estar trabajando hasta los 71 años", asegura uno de los entrevistados.

Otros, incluso, dudan de que lleguen a cobrar una pensión: "Yo creo que va a ir a peor, no creo que tengamos ni siquiera pensión cuando nos jubilemos", confiesa una trabajadora.

Ante este panorama, la preocupación de los jóvenes españoles plantea un reto urgente para el sistema público de pensiones. Con una esperanza de vida en aumento y una base laboral cada vez más reducida, muchos expertos coinciden en que será imprescindible replantear el modelo actual y fomentar una mayor cultura del ahorro a largo plazo desde edades tempranas.

Cómo prepararse para una jubilación tardía

La situación actual de las pensiones en España presenta un doble reto: por un lado, mantener la viabilidad financiera del sistema a largo plazo y, por otro, asegurar que las pensiones futuras sean suficientes, especialmente para esas generaciones más jóvenes.

Esta prolongación de la vida laboral no solo responde al aumento de la esperanza de vida, sino también a la falta de cotizaciones adecuadas derivadas de trayectorias laborales inestables y mal remuneradas.

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Según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación BBVA, es clave actuar en varios frentes. Primero, mejorar la calidad del empleo juvenil, reduciendo la temporalidad y aumentando los salarios, lo que permitiría generar cotizaciones más sólidas desde etapas tempranas.

Una entrada estable y precoz al mercado laboral marcaría la diferencia en el futuro de sus pensiones. Además, los expertos insisten en la importancia de fomentar el ahorro complementario. Dado que la pensión pública podría no ser suficiente para mantener el nivel de vida, los jóvenes deberían contemplar planes de pensiones privados u otras formas de previsión social.

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Sin embargo, en la actualidad, el sistema español ofrece pocos incentivos reales para este tipo de ahorro. Otro punto fundamental al que apuntan es que las reformas del sistema de pensiones deben ser constantes, consensuadas y adaptables a los cambios sociales y económicos. Solo así podrá garantizarse la equidad entre generaciones y restaurar la confianza de los más jóvenes en el sistema.

Finalmente, los expertos advierten que la esperanza de vida debe incorporarse activamente a la planificación de la jubilación. A mayor longevidad, más años de pensión que financiar, lo que aumenta la presión sobre el sistema si no se toman medidas.

En definitiva, la combinación de empleos precarios, salarios bajos y un sistema en transformación hace que los jóvenes españoles deban prepararse para una jubilación más tardía y cada vez menos garantizada.