El turismo en España es un fenómeno en alza. En 2025 ya se espera llegar a un nuevo récord turístico con 98 millones de extranjeros, un aumento del 4,2% respecto al 2024.
Las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, son las que suelen convertirse en el destino principal de dichos turistas que, a pesar de tener beneficios, han generado una masificación que genera hartazgo entre los españoles.
Barcelona ya fue protagonista en el año 2024 de acciones contra estos extranjeros como echarles agua y exigirles que volvieran a casa. Así, en medio de esta hostilidad, un guía turístico comentó al programa Equipo de Investigación en laSexta, su experiencia en esta ciudad.
"Esto es ridículo"
La mayoría de estos extranjeros suelen moverse en autobuses llevados por compañías que los transportan por toda la ciudad y a distintos puntos en las afueras con interés histórico o turístico. Suele ser una opción mucho más económica y rápida para ver toda la ciudad.
El guía entrevistado es parte de estas compañías y declaró que suele llevar grupos de turistas a la zona de la Sagrada Familia que es el punto más visitado de la ciudad.
"En este grupo son 19 personas", explicó. No obstante, agregó que "se han quedado fuera porque no hay suficiente aforo".
En dar el tour completo el tiempo es de aproximadamente una hora: "Si tenemos suerte, 50 minutos, si no, 1 hora y 10 minutos".
Agregó además que "a veces van con bastones, sillas de ruedas...", lo cual hace que la visita se prolongue mucho más tiempo.
El trabajador declaró que cada vez que pasan por la zona de la Sagrada Familia o con muchos turistas, es muy desagradable.
"No lo entiendo (las quejas de los vecinos de la ciudad con los turistas), que me empujen a mí, que estoy trabajando, diciendo: 'No pases por aquí por donde paso yo'. Yo estoy trabajando", explicó indignado.
"No entiendo que nos digan sinvergüenzas porque traemos turistas. Estoy trabajando, no es normal", dijo, haciendo énfasis en su confusión con esta actitud frente a una persona que únicamente hace su trabajo.
No obstante, agregó que la falta de turismo únicamente resultaría en algo catastrófico como la falta de dinero para fondos como la Seguridad Social y, en general, ingresos públicos para el Estado.
Así, declaró la gran contradicción de querer beneficios del turismo sin tener que enfrentar sus inconvenientes: "Luego no hay dinero para la Seguridad Social, no hay dinero para nada porque no hay turistas. Queremos lo bueno, pero no lo malo. Es ridículo".
