La tensión en el mercado inmobiliario, sobre todo en relación con los pisos turísticos y con la escasa oferta de vivienda, se ha convertido en el centro de las críticas de muchos españoles.
A pesar de que se han implementado legislaciones y normas para evitar una masificación de viviendas turísticas, siguen suponiendo un problema, ya que muchos propietarios lo ven como una forma de negocio más rentable.
Con esto, Antonia Castillo contó en el año 2024 a los reporteros del programa Equipo de Investigación en laSexta cómo la turistificación acabó sacándola de su vivienda.
"Me genera rechazo hacia esa gente"
La inquilina que residía en una zona céntrica de Madrid contó que recibió una carta de una sociedad de inversión inmobiliaria que les obligaba a abandonar sus inmuebles comunicándoles la "no renovación" de sus contratos de alquiler.
"Me quieren quitar el techo para meter a un turista", comentó indignada Castillo. "Evidentemente, me genera un sentimiento de rechazo muy grande hacia esa gente, lo siento mucho".
Así, agregó un matiz en el que recalcó que no solo es el hecho de que su piso se convierta en un alojamiento turístico, sino que "nos estamos encontrando en una situación en la que las personas trabajadoras no tienen posibilidad de pagarse un techo".
"Es terrible", calificó la inquilina. Es cierto que dicha empresa de inversiones aseguraba que su objetivo era "crear proyectos que añadan valor" y comunicaron a los periodistas que "las viviendas serán rehabilitadas y destinadas a un uso residencial".
Dormitorio de la vivienda de Antonia Castillo.
Aun así, los inquilinos sospechaban que esto no era del todo cierto, ya que, teniendo en cuenta las previsiones de turismo en España, lo rentable realmente eran las viviendas turísticas.
Antonia Castillo pagaba 600 euros de alquiler y vivía en un piso de 35 metros cuadrados. "A mí me dices, a los 57 años, que voy a tener que irme a vivir a una habitación alquilada".
Salón del piso en el que vivía Antonia Castillo.
"¿Y todas mis cosas? ¿A la basura? Porque no tengo dónde guardarlas, es que puede que incluso tenga que cambiar de trabajo", agregó.
La inquilina quiso también hacer énfasis en otro de los grandes problemas en las ciudades españolas, sobre todo Madrid y Barcelona: la falta de vivienda.
Con esto, bromeó diciendo que "Nos tendremos que ir a vivir a Ávila, por ejemplo, y nos contratarán de figurantes, ¿no?"
"Entonces vendremos en tren por las mañanas, nos vestiremos de madrileños, daremos unas vueltas para que los turistas se piensen que hay vecinos y, por la noche, volveremos a dormir a Ávila", concluyó la inquilina entre sarcasmo e incredulidad.
