Pablo Fernández-Couto alerta a la hora de comprar piso: “Es fácil caer en una trampa y llevarte una sorpresa”

Comprar una vivienda es una de las decisiones más importantes en la vida de muchas personas. Entre otras razones, por el importante desembolso económico que conlleva, y por el número de años que ‘ata’ con una entidad financiera.

Hay quien adquiere un inmueble para vivir, pero también hay quien lo hace para invertir. Aunque sirve para los dos casos, el experto en inversiones Pablo Fernández-Couto pone el foco más en el segundo.

“Cuando empecé a analizar pisos para invertir me di cuenta de que era fácil caer en una trampa”, ha advertido en la red social LinkedIn. ¿Por qué?

Las razones del experto

¿Cuál es la trampa en la que es fácil caer? El experto la define de la siguiente manera: comprar en base a feeling y no a la calculadora. ¿Qué quiere decir con esto?

“Hay pisos que te entran por los ojos. Están reformados, bien decorados y parece que, sólo con firmar, ya tienen un buen activo”, apunta. Y hace el siguiente comentario: “Pero si no haces números fríos, puedes llevarte una sorpresa”.

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Por eso, cada vez que Pablo Fernández-Couto hace una inversión hace lo que él denomina como un “checklist mental rápido”. El mismo está compuesto por cinco puntos.

✅ Zona con demanda real: Que haya gente buscando alquilar ahí. Un piso precioso en una zona sin demanda, no es buena inversión.

✅ Precio de compra coherente: Si está ya al precio del mercado (o por encima) y no deja rentabilidad clara, descartado. Hay precios incluso 20% fuera de mercado que pueden arruinar tu rentabilidad.

✅ Potencial de mejora: Que se pueda optimizar sin meterte en obras infinitas. A veces, pequeños cambios (luz, distribución) marcan la diferencia.

✅ Números completos: compra más reforma más impuestos. Hay que contar todo. Si no da un 6%–7% neto mínimo, paso al siguiente. Y si la rentabilidad es demasiado alta, también me hace sospechar: nadie regala nada.

✅ Facilidad de gestión: ¿La comunidad es sencilla? ¿Puedo delegar? No solo afecta a la rentabilidad económica, también a la mental.

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“No es una ciencia exacta, pero tener un sistema te ahorra muchos disgustos”, subraya Fernández-Couto. Y hace hincapié en otro aspecto que se puede considerar como esencial: “Sobre todo, no compres un piso como si fueras a vivir en él”.

Eso sí, matiza que no habla “de comprar algo cutre. Tiene que ser un lugar donde alguien quiera vivir. Pero reformarlo pensando como inversor cambia todo”.

Por último, concluye con un ejemplo. “Ese cuadro de 2.500 euros en el salón que ‘queda ideal’ probablemente no aporte más rentabilidad que uno de Ikea por 50 euros”.