Un grupo de niños en la ludoteca para menores de Elche Acoge.

Un grupo de niños en la ludoteca para menores de Elche Acoge.

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Sociedad

Juegos y deporte para recuperar la ilusión: así ayuda Elche Acoge a los niños ucranianos

Gracias a Santander Ayuda, la fundación valenciana trabaja en la integración de los niños desplazados por la guerra de Ucrania.

15 junio, 2022 02:44

Desde que comenzó la guerra en Ucrania a finales de febrero, más de 134.000 ucranianos han llegado a España, según datos del Ministerio del Interior, con la esperanza de encontrar un lugar en el que ponerse a salvo del conflicto. Sin casi dinero ni pertenencias, sin conocer nuestro idioma y, en muchos casos, con traumas por lo vivido en la guerra, necesitan tiempo y de la ayuda de profesionales para integrarse y rehacer sus vidas.

Entre esos profesionales se encuentra Ángeles Rodes Lafuente, psicóloga de la Fundación Elche Acoge y coordinadora del proyecto de atención a la infancia y la adolescencia ucraniana refugiada en España en la sede del barrio de Carrús. Bajo el nombre Programa de Integración Educativa y Psicosocial de menores ucranianos desplazados con motivo del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, esta iniciativa ha sido financiada por Santander Ayuda.

Santander Ayuda es un programa de la Fundación Banco Santander y ha destinado 250.000 euros a 11 ONG que están trabajando con este colectivo -especialmente con niños y adolescentes– y que cuentan con menos recursos e infraestructura.

Imagen del campamento de primavera para menores de Elche Acoge.

Imagen del campamento de primavera para menores de Elche Acoge.

"Lo que pretendemos es ayudar a los niños ucranianos desplazados, favorecer la igualdad de oportunidades y mejorar su bienestar, poniendo en marcha estrategias, sobre todo para minimizar el impacto psicológico que se ha derivado de un desplazamiento tan precipitado", afirma Rodes Lafuente a EL ESPAÑOL.

Buscan, además, "facilitar la escolarización y la inclusión, trabajando con ellos en principios de desarrollo socioemocional a través de la atención psicosocial, el aprendizaje de la lengua y la práctica de disciplinas deportivas, como puede ser el yoga o el kárate".

La Fundación Elche Acoge de la Comunidad Valenciana nació en el año 2007 para continuar el trabajo de la Asociación Elche Acoge (de 1994) en la defensa de derechos y promoción de las personas migrantes y refugiadas. Su labor abarca desde el ámbito jurídico al psicosocial, de empleo, formación y vivienda, y cuentan con cuatro alojamientos temporales, un centro de refugio y otro alojamiento asociado a refugio.

Varios adultos en una clase de español de Elche Acoge.

Varios adultos en una clase de español de Elche Acoge.

Ha trabajado con las instituciones desde que comenzó el conflicto en Ucrania y ya han atendido a 66 familias. "Desde casi las primeras 72 horas de iniciarse el conflicto con Ucrania empezamos a trabajar con el Ayuntamiento y otras entidades para empezar a gestionar esta acogida. Sobre todo, articulando herramientas y formas de trabajo con las Administraciones públicas para saber qué iba a pasar. Las leyes y los protocolos de actuación iban cambiando casi cada 12 horas", cuenta Rodes.

"La verdad es que en estos pocos meses que llevamos de conflicto ha sido un volumen muy importante. Hemos estado trabajando casi 24 horas atendiendo casos tanto por vía telefónica como presencial".

Trabajo en red

En primer lugar, abordan cada caso desde el área jurídica y, en ese sentido, han tenido la suerte de que uno de los abogados del equipo domina el ucraniano, por lo que ha sido mucho más sencillo el trato con las familias desplazadas. "A partir de ahí, empezamos a ver el resto de áreas que necesitaban intervenir, dadas las circunstancias en las que llegan. No conocen el idioma, no tienen dónde vivir... Prácticamente, vienen con lo puesto o con unos ahorros mínimos".

Un grupo de mujeres en los talleres para la mejora del empleo.

Un grupo de mujeres en los talleres para la mejora del empleo.

Rodes explica que deben recoger todos los datos y su documentación para ver cómo regularizar su situación. "Como se han abierto recursos para que puedan contar con permiso de trabajo en un tiempo relativamente corto, empezamos por esa vía".

A partir de ahí, el resto de áreas reciben avisos y van derivando a las familias en función de sus necesidades para comenzar un trabajo en red en el que todos están coordinados con un objetivo común: su integración. "Vemos qué necesidades ha detectado el abogado, porque en esa entrevista donde se recoge toda la casuística que les ha traído aquí, muchas veces encuentra sintomatología ansiosodepresiva, un proceso de duelo abierto…". Para derribar la barrera del idioma lo antes posible, también se les deriva a las áreas de formación el aprendizaje de la lengua.

También se les proporciona alojamiento. Elche Acoge tiene un centro de refugio y alojamientos temporales que están concertados con Consellería. De nuevo, se valora cuál es el más apropiado en función de las circunstancias de cada familia y se coordina con el Ayuntamiento, a través de servicios sociales. Cuentan con un centro específico para familias en situación de emergencia, otro para mujeres embarazadas o con menores a cargo y para hombres solos, sin cargas en España.

Estrés postraumático y shock

Rodes afirma que en el caso de la guerra de Ucrania, sorprende que la mayoría de los desplazados son familias monomarentales. "No es porque no haya otro progenitor, sino que en muchos casos no ha podido salir del país, ha fallecido o porque cada parte de la unidad familiar ha tenido que salir por lugares distintos del país... Hay una gran presencia de familias que es una madre sola con uno o varios niños o adolescentes, o familias extensas. Es decir, el núcleo familiar más uno de los abuelos".

Escuela de verano para menores.

Escuela de verano para menores.

A nivel psicólogico, cuenta Rodes, lo que buscan en un primer momento es, de nuevo, "esa recogida de información al ritmo que la persona nos pueda proveer". "No todo el mundo tiene la capacidad de contar este relato. Muchas personas llegan en shock o con estrés postraumático severo... Se encuentran nerviosas, en alerta continuamente. Les cuesta mucho dormir, comer y rememoran lo que ha pasado".

Por eso, la clave es "empezar a acompañar y validar. Sin presión, sin juicio y sin impulsarles para que se den prisa en contarlo todo". Según van conociendo sus historias, les explican qué es lo que les ocurre y por qué se sienten de esta manera.

"Es decir, lo que vamos a intentar es ayudarles a sacar poco a poco todo lo que llevan dentro, que es lo que más cuesta. Que abran las heridas emocionales que han estado conteniendo durante todo este proceso y que tengan la libertad y la tranquilidad de poder llorar o enfadarse en un espacio seguro. A partir de ahí, vamos construyendo con ellos esta nueva realidad. Les explicamos qué les pasa para que no tengan miedo a sus propios sentimientos, que no teman a sus propias reacciones físicas. Después, trabajamos en que piensen en objetivos vitales a corto plazo. Seguimos esa línea y ya, dependiendo de la sintomatología que encontremos, aplicamos unas técnicas u otras para intentar mejorar esa situación lo antes posible".

Juegos para recuperar la ilusión

Actividades de ocio y tiempo libre.

Actividades de ocio y tiempo libre.

En el caso de los niños, apunta la psicóloga, este trabajo es casi más complejo. "Necesitamos una persona mediadora o traductora porque ellos no nos conocen, vienen de una situación muy extrema, no se han preparado emocionalmente para esto. Además, necesitamos a los padres como coterapeutas". El objetivo final es, en definitiva, "que los niños vuelvan a ser niños".

Aquí es donde se ponen en marcha programas como el financiado por Santander Ayuda, que permiten a los niños enfrentar esta nueva realidad a través de actividades lúdicas que les alejen de lo vivido en la guerra.

"No podemos empezar una terapia tal cual, por lo que incorporamos actividades deportivas y clases de castellano, pero con dinámicas, juegos... Cosas que a ellos les hace ilusión. De esta manera, el niño se va abriendo, va volviendo a confiar y a medida eso ocurre, te va contando cositas. Así vas trabajando de una forma que podemos decir ‘encubierta’. Ellos no saben que tú estás trabajando sus emociones, lo hacen desde el juego sin darse cuenta".



A través de estas actividades, los niños no solo se empiezan a integrar y a adquirir las herramientas para volver al colegio, sino que van, poco a poco, recuperando la confianza y la ilusión que la guerra les ha robado. Un trabajo que requiere de tiempo, recursos y apoyo, y que tiene éxito gracias al esfuerzo de organizaciones como Elche Acoge y programas como Santander Ayuda.

El programa de Banco Santander ha repartido 2,4 millones de euros en cinco años a 480 proyectos sociales que han beneficiado a más de 290.000 personas en situación de vulnerabilidad.