La Jungla / Social

Conduce 12 kilómetros con un barrendero aferrado al capó

En la Jungla. El incidente comenzó cuando una mujer dio marcha atrás golpeando al trabajador, comenzando una discusión. Él intentó evitar que se marchase subiéndose al capó. Como se ve, no funcionó.

2 octubre, 2018 12:39

A veces en la autopista puedes encontrar situaciones sorprendentes, pero pocas tan locas como esta que se toparon los conductores que circulaban por Wuhan, en la China central, que pudieron ver a un hombre, un barrendero, aferrado al capó de un coche agarrándose como una lapa. Normal, teniendo en cuenta que se jugaba la vida.

Según informa Unilad, el mujer condujo 12 kilómetros negándose a parar para dejar que el pobre trabajador se bajase. Al parecer el conflicto comenzó cuando la conductora, de 45 años, dio marcha atrás, aplastando la escoba. El hombre intentó evitar que se marchase poniéndose sobre el capó. Como se puede comprobar en el vídeo, su estrategia no funcionó. 

Al parecer, atravesó el puente de Yingwuzhou a toda velocidad con el viajero en la plaza no homologada de su Skoda hasta llegar a una comisaría, donde tenía la intención de entregar al peligroso delincuente que había atrapado. Evidentemente, su plan tampoco salió como esperaba.

Y es que como puede parecer obvio para todo el mundo -menos para ella, aparentemente- a quien le iba a caer una sanción es a ella, y así fue. Aunque hay que decir que para el peligro que supuso, la multa parece ridícula: 500 yuanes, es decir, unos 60€, además de 10 días de "detención administrativa". No ha trascendido si, además, también ha perdido el carnet de conducir.

En cuanto al barrendero, volvió a casa sin sufrir lesiones, aunque por la cara que se le puede ver en algunas de las imágenes, el susto le va a durar un tiempo.

Mientras tanto, en Florida...

No es la primera vez que vemos una secuencia así. Hace unos meses en Florida tuvo lugar una escena digna de una comedia romántica dirigida por Tarantino. Una discusión de pareja acabó en una imagen muy similar:

Para darle un toque de culebrón, iban discutiendo por teléfono mientras ella conducía a 110 km/h. Por lo menos ninguna de las dos historias acabó tan mal como podía.