Don Omar
Don Omar se retira y este hilo resume con ironía su carrera artística
En la Jungla. Con 39 años, tras dieciocho años de carrera musical, el reggetonero Don Omar ha anunciado que se retira, exhausto tras dejarnos una extensa obra musical.
4 septiembre, 2017 09:57Tener talento tiene que ser algo agotador. Después de dieciocho años de carrera y ocho discos, el puertorriqueño Don Omar ha anunciado que se retira tras, suponemos, haber amasado una cantidad de dinero para vivir más que bien durante siete u ocho vidas.
El reggeton es un género que causa polémica. Hay quienes lo consideran machista, otros quienes no lo consideran música en absoluto y otros que directamente creen que es ruido. Por supuesto, también hay a quien le gusta o sus intérpretes no vivirían en humildes mansiones bañadas en oro.
Don Omar siempre ha sido considerado un referente del género y cada vez que uno de los mejores se va hay que despedirlo de forma adecuada. El tuitero Big baby ha querido hacerlo por todo lo alto, con un hilo en el que aborda la carrera del músico como quien analiza la poesía de Walt Whitman.
El resultado no podía ser más loco:
Mirad, La vaina loca tendrá que esperar, porque hoy lo que necesito es hacer otro hilo. Un hilo largo. Muy largo. HABLEMOS DE DON OMAR. pic.twitter.com/JRJ21mO3Kx
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Don Omar dice que se retira, por desgracia. De ser así, se va uno de los arquitectos de la lírica del siglo XXI, uno de los grandes genios. pic.twitter.com/lhYA81iQco
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Es difícil resumir la carrera literaria de un poeta tan versátil y prolífico como el Don, pero en fin, haré todo lo posible por sintetizar.
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Su producción comenzó con Dale Don Dale, una obra rompedora y marcadamente postmodernista que pronto se convirtió en un estándar literario. pic.twitter.com/tn5VH2lCtr
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Esta obra, icónica desde su lanzamiento, nos dejó uno de los símiles más bellos del siglo, uno que ha permeado la cultura contemporánea: pic.twitter.com/XsF0tVlUuC
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Tras esto dejó claro que era un poeta vivo, impredecible. Sus siguientes obras nada tendrían que ver con la irreverente Dale Don Dale.
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
En los próximos años su lírica alcanzó cotas de perfección inauditas. Esa etapa es académicamente conocida como "el trienio de oro del Don".
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Este Don Omar (2004-2006) abrazaría un romanticismo descarnado que recordaría al Gibran de El profeta y al Neruda de Veinte poemas de amor.
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Ejemplos de esta etapa romántica son las geniales Dile y Ella y yo, una sublime colaboración con Romeo Santos que merecería un hilo propio. pic.twitter.com/PS9PULESWJ
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Pobre Diabla y Angelito son retratos rotos, dolorosos, con una intencionalidad narrativa que influiría a otros como J Balvin en el futuro. pic.twitter.com/RTAkdKLwr8
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De estos años también cabe destacar Bandoleros, aunque aquí es la arrabalera lírica de Tego Calderón la que carga con el peso de la obra: pic.twitter.com/DdgwOXWlJw
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El final de este período lo marca Salió el sol, una obra que comienza a alejarse del romanticismo para adoptar una postura más naturalista.
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De esta pieza destacan los ramalazos de realismo intercalados con elementos de la poesía conversacional y el sutil homenaje a Shakespeare: pic.twitter.com/dJdX1Jwmbh
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Tras el Trienio nunca volvió a alcanzar las mismas cotas de genialidad. Ni él ni nadie. Su poesía empequeñeció durante los años posteriores.
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Aun así, aún le quedaban obras meritorias por escribir. Volvería a reinventarse radicalmente en 2009, con su colección de poemas iDon. pic.twitter.com/3GdOpxAJgn
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iDon está empapado de la filosofía futurista. Aquí Omar se muestra fascinado por la robótica, y Asimov se muestra como influencia clara.
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La obra cumbre de esta colección es Virtual Diva, poema donde la presente actitud futurista del Don se reconcilia con su pasado romántico. pic.twitter.com/BjhfoS3fmr
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También en 2009 saldría Hasta abajo, un poema en el que reconoce su admiración por sus contemporáneos, como hizo el Neruda de Fin de mundo. pic.twitter.com/tHrKvwCLOl
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Al año siguiente colabora con Lucenzo en Danza kuduro, su pieza de más éxito comercial y, como suele pasar, una de sus menos interesantes.
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No es mala obra. Hay mucho que alabar en Danza kuduro, pero casi todos sus méritos literarios vienen de la mano de Lucenzo, no de Don Omar.
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Es un estupendo trabajo de Lucenzo en el que Omar se inserta sin hacer nada demasiado interesante. Haría lo mismo en Taboo, poco después.
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Tras una década estelar, el Don se mostraba agotado, exhausto. Sus proyectos eran mediocres, muy inferiores a lo que se esperaba de él.
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Además, empezó a peligrar su hegemonía ante la llegada de talento joven, de poetas frescos e innovadores como Fuego, J Balvin o Maluma.
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Pero no acabó aquí. Su canto del cisne llegaría en 2014, con una de sus obras más complejas, oscuras y herméticas: la SUBLIME Guaya guaya.
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Guaya guaya es un delirio poético, un trabajo experimental con tintes surrealistas y una riqueza de regionalismos que la hacen única.
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En ella, Don Omar pinta unos frescos perturbadores, vívidos, cargadísimos de texturas. Cada verso parece salido de un cuadro de El Bosco: pic.twitter.com/ceM1U6xJ3Y
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Después ha sacado obras menores, entre las que destaca Te quiero pa’ mí. Yo esperaba un nuevo comeback, pero parece ser que no va a pasar. pic.twitter.com/75BT6DgSp7
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
Podría extenderme el doble, pero voy a parar. Don Omar es al reggaetón lo que Miguel Ángel al arte renacentista. Te echaremos de menos, DON. pic.twitter.com/DJvJFFeCUE
— Big Dabi (@BigDabi) 3 de septiembre de 2017
