Tres fotografías publicadas en redes sociales por reclusos en el interior de distintos centros penitenciariios.

Tres fotografías publicadas en redes sociales por reclusos en el interior de distintos centros penitenciariios. Arte E.E.

Reportajes

Las cárceles españolas, paraíso de los 'presoinfluencers': miles de móviles que se cuelan sin control e inhibidores viejos

Los funcionarios de prisiones denuncian que muchos reclusos se hacen con los teléfonos en los vis a vis o usando drones. "El problema no es que suban contenido a las redes, sino la posibilidad de que sigan cometiendo delitos".

Más información: Los presos, "más fuertes", los funcionarios, más solos: "Camuflan anabolizantes en los suplementos deportivos".

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Las celdas de las prisiones españolas están dejando de ser lugares de aislamiento para los presos. Cada vez más reclusos disponen de teléfonos móviles que ingresan de forma ilegal con los que pueden conectarse con el exterior.

En muchos centros penitenciarios, estos dispositivos se han normalizado tanto que hasta hay reclusos que se permiten el lujo de compartir su día a día en redes sociales.

A estos ya hay quien los llama 'presoinfluencers'. Se aprovechan de que "en todas las prisiones del país los inhibidores se han quedado anticuados y no son capaces de interferir la conexión 4G y 5G de los teléfonos modernos".

Varios vídeos publicados en Tiktok por internos, grabados desde las habitaciones de distintos centros penitenciarios.

Así lo denuncia ante EL ESPAÑOL Joaquín Leyva, portavoz de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP).

Y dada la gran proliferación de los móviles, ni siquiera la atenta labor de los funcionarios de prisiones permite localizar y requisar todos los dispositivos.

Francesc, es uno de estos profesionales, y se desempeña como portavoz en la asociación catalana Marea Blava Presons. Según sus últimos datos, se han producido "800 incautaciones para los en torno a 8.000 internos que hay en esta comunidad".

Esto, según el funcionario, indica que "hay al menos uno de cada diez reclusos tiene acceso a estos dispositivos. Y esas cifras no son representativas porque no tienen en cuenta la cantidad de móviles que no se logran descubrir y retirar".

"Entre los que crean contenido en redes sociales, hay diferentes casos detectados. Usan de manera habitual sus móviles para hacer su 'Tiktok' diario relatando su estancia en prisión de manera un poco divulgativa".

PREGUNTA.– ¿Hasta qué punto son habituales los reclusos que suben contenido a internet?

RESPUESTA.– Es una dinámica habitual que se extiende a todos los centros penitenciarios, en cada uno nos encontramos con algún interno que hace eso.

La Administración hace un seguimiento para intentar encontrar estos perfiles y seguir sus publicaciones para detectarlos y proceder al cacheo. Pero cada día se publican, por un sitio o por otro, vídeos de este tipo.

A veces hemos localizado vídeos subidos para cuestionar la labor de los funcionarios, grabados en el momento de una intervención.

Esto sí que es puntual, pero si se extiende el número de móviles, nos podemos encontrar cada vez con situaciones de más compromiso: internos grabando espacios del centro para facilitar una fuga, introducir drogas mediante drones, intercambio de información con el exterior...

Visible en Tiktok

Para localizar el contenido digital de estos reclusos no hace falta navegar profundamente en las redes sociales. Basta, por ejemplo, con buscar la palabra 'cárcel' en Tiktok.

La mayoría del contenido son fotografías y vídeos cortos tomados en el interior de las celdas: haciendo ejercicio, jugando videojuegos, contando los días de condena que les restan...

En uno de los vídeos que ha podido localizar este diario, un interno muestra la comida que tiene en el interior de su habitáculo: "Encerrados, pero gracias a dios no falta de nada", escribe.

Una habitación de un centro penitenciario.

Una habitación de un centro penitenciario. Justicia

En otro, un recluso diferente graba el interior de la celda y el patio desde su ventana. Explica que se trata de una de sus últimas noches "aquí dentro".

La mayor parte de este contenido no se publica desde cuentas en las que no se pueda averiguar la identidad del usuario. De hecho, en muchos casos no dudan en exponerse ellos mismos ante la cámara, mostrando su rostro o posando sin camiseta.

El portavoz de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP), Joaquín Leyva, explica que la mayoría de estos 'presoinfluencers' son los que se encuentran internos con la condición de tercer grado, es decir, viven en un régimen de semilibertad.

"En las secciones abiertas o los centros de inserción social, donde están este tipo de reclusos, sí que está permitido tener el móvil. Lo que no se permite es el uso que se hace de ellos".

"El mayor problema viene con los internos que están haciendo uso de ellos desde dentro del centro penitenciario".

De hecho, el portavoz de ACAIP detalla que "se puede producir un trasvase de teléfonos entre los reclusos de tercer grado y los de régimen cerrado porque muchas veces interactúan en las secciones abiertas, donde los primeros sí que tienen permitido tener estos dispositivos".

Acceso por vía corporal

Pero esta no es la única forma en la que los reclusos logran introducir estos dispositivos en los centros.

Según Joaquín Leyva, uno de los métodos más habituales es que los consigan "en los vis a vis, a través de alguien que los introduce en el centro escondido en una cavidad corporal, especialmente por vía vaginal".

"De esta manera logran hacerse con teléfonos de pequeño tamaño". Y una vez en el interior de la prisión, localizarlos supone un reto para los funcionarios.

P.– ¿Cómo esconden los teléfonos los reclusos?

R.– Son muy ingeniosos, muchas veces nos sorprendemos cuando localizamos algún dispositivo por la forma en la que lo han ocultado. Hacen obras de ingeniería con latas de sardina, las vacían sin abrirlas y los guardan dentro, o en el interior de otros dispositivos electrónicos, como las bases de un flexo o el sistema de un ventilador…

En otras ocasiones los hemos localizado detrás de los lavabos de su celda, que están alicatados con azulejos. Quitan uno, retiran lo que hay detrás, y en ese hueco cabe el teléfono.

Luego simulan el sellado con pasta de dientes, de manera que es prácticamente indetectable salvo cuando se hace una inspección exhaustiva.

Continuidad delictiva

Los datos no son alentadores. Según un informe elaborado por ACAIP-UGT, entre 2020 y 2024 se incautaron 12.882 teléfonos en los centros penitenciarios españoles.

Solo el año pasado se requisaron un total de 2.884 dispositivos; en la práctica, los mismos que en 2023 (2.910 retirados), pero 151 más que en 2022 y 669 más que en 2021.

Aunque estas cifras suponen un reto que va más allá de la simple creación de contenido en redes sociales.

El presidente de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), Gonzalo Arboledas, alerta de que "el problema no son solo los móviles que se utilizan para publicar contenido".

"En la cárcel se están utilizando estas tecnologías con otro trasfondo en el que sí puedes seguir cometiendo delitos".

Arboledas señala que "hay casos de centros penitenciarios que han recibido el aviso de que una mujer víctima de malos tratos ha recibido amenazas telefónicas por parte de su agresor, que se encuentra preso".

Todos los funcionarios de prisiones coinciden en esto. El portavoz de ACAIP, Joaquín Leyva, detalla que estos aparatos también generan "un negocio, un comercio negro por el control de los móviles y las llamadas, lo que deriva en problemas de deudas".

Uso de drones

Por otro lado, consecuencia de la inexistencia de inhibidores actualizados, los funcionarios de prisiones están reportando la aparición de drones que sobrevuelan los centros penitenciarios.

Con estos aparatos los reclusos logran introducir en sus celdas desde teléfonos de mayor tamaño como iPhone hasta drogas.

La grabación de un dron que accede a un centro penitenciario para introducir mercancía en la celda de un interno.

EL ESPAÑOL ha accedido a un vídeo que muestra la facilidad con la que uno de estos dispositivos voladores sobrevuela el interior de una prisión con un cable en el que portaba algún tipo de mercancía para que un recluso la recogiera desde su ventana.

Un funcionario relata de forma anónima a EL ESPAÑOL su preocupación porque "de la misma manera que se usan para llevar a los presos teléfonos o estupefacientes, podrían 'colar' armas de pequeño tamaño, como pistolas y subfusiles".

Por estos casos, todas las fuentes consultadas para este reportaje coinciden en la urgencia de instalar inhibidores actualizados que impidan el uso de teléfonos móviles con la normalidad con la que se emplean cada vez con más frecuencia.