Sandra González en su Despacho de Abogados Glezmo Juris.

Sandra González en su Despacho de Abogados Glezmo Juris. Cedida

Reportajes

Sandra, la 'Robin Hood' que se convirtió en abogada tras sufrir su padre una negligencia: "Lucho contra los 'goliats'"

Sandra González redirigió su sueño de ser jueza para formarse como letrada civil y ayudar a gente que, como su padre, son víctimas de negligencias.

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La sensibilidad y la emoción perduran en las palabras de Sandra, una joven muy volcada con su profesión. Actualmente, se dedica a la abogacía y su pasión es "ayudar a la gente".

Sandra González (1998) comenzó persiguiendo su sueño de ser jueza estudiando la carrera de Derecho en la Universidad de las Islas Baleares. "Tenía claro que quería ser jueza porque aspiraba a ser la figura que más podía admirar y la de máximo respeto: la de juez", cuenta en conversación con EL ESPAÑOL.

Sin embargo, a mitad de sus estudios –cuando apenas tenía 20 años– su padre cayó enfermo por un cáncer de próstata. Una cruda realidad que cambiaría su destino.

A Sandra se le entrecorta la voz cada vez que lo recuerda: "Mi padre sufrió una negligencia médica en toda regla". Con un diagnóstico erróneo y un tratamiento también equivocado, la situación del paciente se agravó.

"Tiene un cáncer de caballo y la esperanza de vida es de dos semanas", son las palabras del médico que la familia trasladó a la joven en la Nochebuena de 2018. "¿Cómo se digiere esto?", se cuestiona la abogada mientras retiene las lágrimas.

Sandra pasó las navidades pensando cómo poder ayudar a su padre. "Con la poca edad que tenía y los pocos medios sentía que no podía hacer nada", recuerda rompiendo a llorar.

De aquellos tormentosos días, la joven recuerda con mucho cariño a su profesor Santiago Cabanillas, quien le enseñó diferentes conceptos que le permitían comprender la situación legal: "Me hacía sentir que ayudaba a mi padre a sobrellevarlo".

Afortunadamente, gracias a las investigaciones científicas, el cáncer del padre de Sandra tuvo un tratamiento que solucionó la negligencia. "Hoy mi padre está bien", puede asegurar la joven con alivio.

No obstante, esta negligencia marcó un antes y un después en la vida de todos los que rodeaban al paciente. Incluso la letrada redirigió su carrera profesional hacia otra senda que no estaba en sus planes.

De jueza a abogada civil

Al terminar su carrera universitaria en 2020, la mallorquina voló a la capital para cursar el Máster en Abogacía por la Universidad Antonio de Nebrija. Y apenas estaba terminándolo cuando se apuntó al Máster especializado en Responsabilidad Civil en la Carlos III, del que se matriculó con honores.

Terminada su formación, la mallorquina regresó a la isla para continuar con su carrera profesional y estar junto a sus padres. "Después de lo que le pasó a mi padre pienso mucho en que no hay que dar nada por sentado y que tengo toda la vida por delante para vivir", dice emocionada.

La perseverancia ha sido clave en los logros de Sandra, que lleva casi una década persiguiendo su sueño. Hoy, ejerce en el Despacho de Abogados Glezmo Juris, en Palma de Mallorca, y siente un profundo orgullo cuando sus clientes le agradecen la dedicación en su trabajo. "Gracias, gracias, gracias", son las palabras más escuchadas por la abogada.

Sandra cuenta que cuando un enfermo se enfrenta a situaciones como las de su padre es habitual que tiendan a rechazar sus derechos de indemnización. "Si yo sobrevivo me doy con un canto en los dientes", recuerda conmovida que le decía su padre.

Por ello, hoy la abogada González lucha para que se haga justicia. "Defiendo a todos mis clientes como si de mi propio familiar se tratara, y así es como trabajo", dice con orgullo.

Sandra siente una gran calma en lo que respecta a su trabajo: "Me quedo muy tranquila todas las noches cuando cierro los ojos porque soy de las pocas abogadas que nunca, jamás, tratará los derechos de las personas como si fuese un mercadillo".

En un inicio, los planes de la joven eran opositar, pero sentía que la vida le ponía obstáculos que debía solventar. Ahora, siente que no ha podido elegir mejor su camino: "Poco a poco me doy cuenta de que este es mi sitio. Como abogada puedo intentar luchar por mi razonamiento". Hoy no tiene dudas al decir que quiere dedicarse a las negligencias.

Secuelas de una negligencia

La mallorquina considera que otra de las dificultades a las que se enfrentó su padre es que la enfermedad no se detectó a tiempo. "Es un cáncer que si se coge a tiempo tiene una mortalidad muy baja, pero si se coge tarde puede ser colosal", dice. El padre de Sandra, en un inicio, se enfrentó solo a la enfermedad. "Hay que pedir ayuda y no hacerlo tarde", dice su hija contenido las lágrimas.

El optimismo de Sandra fue clave en la superación de la enfermedad. "Yo le dije: 'Papá, el tratamiento va a llegar a tiempo y te vas a curar'. Y es verdad que así fue".

Su padre le está muy agradecido por su apoyo y su valor, y siente un gran orgullo de lo conseguido por su hija. También Sandra recuerda a su madre en esos momentos, de quien dice que se comportó como "una superheroína".

No obstante, fue una etapa muy complicada para la letrada. "No me podía permitir llorar ni mostrarme preocupada. No podía permitirme dudar", recuerda con lágrimas. "Me encerré en mí misma. Hundí mis sentimientos, mis preocupaciones y mis miedos en el subsuelo", agrega.

Sandra cuenta que toda la familia ha tenido un shock postraumático tras lo sucedido con su padre: "A mí esto me ha afectado a mi vida abismalmente tanto en cómo me relaciono personal, como profesionalmente en el legado que quiero dejar".

A pesar de ello, la joven supo aprovechar la situación al máximo y convertir la desgracia en una oportunidad: "Siempre pensaré que si la vida te da limones se tiene que hacer limonada". "Y la vida me estaba diciendo que esos eran mis limones, así que tenía que hacer mi limonada".

"David contra Goliat"

David contra Goliat es la narración que personifica la historia de la joven. Sandra cuenta que se dedica a "luchar contra los 'goliats'", a los que identifica con las grandes aseguradoras multimillonarias en las que, dice, "no se ofrece tanto mimo a los clientes".

Sandra se identifica con 'Robin Hood', figura conocida por robar el dinero a los ricos para dárselo a los pobres: "Yo le quito el dinero a la aseguradora multimillonaria para dárselo al lesionado", firma.

El caso que más marcó a la abogada civil es el del asesino de Sa Pobla, quien mató a su mujer embarazada de cuatro meses y a su otro hijo de 7 años. Un juicio que duró 15 días en el que el factor humano fue predominante y en el que la familia afectada fue ayudada simbólicamente por justicia social. Además, gracias a la sentencia de la letrada González se logró dejar evidenciado que "para cualquier delito doloso se aplique un factor del 50 % de las indemnizaciones".

"Tampoco puedo cambiar el sistema, soy David contra Goliat, pero sí puedo denunciar los máximos casos posibles para crear sensibilidad social", sostiene Sandra.

Cuando la mallorquina no está volcada en su trabajo disfruta paseando por la playa o la montaña, siempre acompañada de su perro Milú, quien le sigue incluso a trabajar. Sin embargo, la joven reconoce que realmente no tiene mucho tiempo social: "Me he aislado bastante a raíz de centrarme en mi carrera profesional. He sacrificado mucho", dice.

A Sandra también le gusta leer, e incluso está escribiendo una novela: "Estoy creando el despiste perfecto". Sin duda, descifrar casos y encontrar la justicia es el camino de la letrada, quien se muestra cercana y agradecida en todo momento. "Y esta soy yo", termina emocionada.