Los siete minutos del robo en el Museo del Louvre.

Los siete minutos del robo en el Museo del Louvre. Arte E. E.

Reportajes

Del robo por encargo de un coleccionista al saqueo para lavar dinero del narcotráfico: las teorías del golpe en el Louvre

La policía investiga un chaleco abandonado por los ladrones con restos de ADN. Expertos en este tipo de robos alertan de que si no se localizan las joyas en un plazo de entre 24 y 48 horas, probablemente no vuelvan a ser localizadas.

Más información: Así fue el robo en el Louvre: un chaleco amarillo, motosierras, una grúa y confusión por las obras.

Publicada
Actualizada

Museo del Louvre, 9.30 horas. Un domingo como cualquiera en París. Hacía solo media hora de que los guardias de este consagrado centro cultural acababan de abrir las puertas. Nada hacía pensar que estaban a punto de asistir a un momento histórico.

Tampoco había nada aparentemente llamativo en el camión con una escalera extensible que aparcó junto al museo, permitiendo a cuatro individuos acceder al interior del primer piso, haciendo historia. Parecía demasiado fácil. ¿Quién iba a pensar que en solo siete minutos se iba a completar un atraco tan limpio en uno de los museos más prestigiosos del mundo?

La única pista que dejaron fue un chaleco amarillo con restos de ADN: un cabo suelto que puede ser clave para desvelar la identidad de al menos uno de los cuatro encapuchados que accedieron al Louvre casi como Pedro por su casa.

Todavía al cierre de este reportaje se desconoce la identidad de los ladrones de guante blanco que perpetraron este robo que ya ha pasado a los anales de la historia del arte: 114 años y 59 días después de la rapacería que hizo famosa a la Mona Lisa.

Todas las hipótesis siguen abiertas. Aún no se ha llevado a cabo ningún arresto, ni siquiera se han dado a conocer nombres de sospechosos. El tiempo pasa mientras el mundo se mantiene en vilo, como en la mejor novela de Sherlock Holmes. La fiscal de París, Laure Beccuau, explicó que los ladrones podrían haber sido contratados por un coleccionista, según recoge Reuters.

"Estamos considerando la hipótesis del crimen organizado", amplió Beccuau a la cadena BFM TV. En caso de que esta teoría esté en lo cierto, las autoridades albergan la esperanza de volver a localizar las ocho piezas robadas.

Aunque la fiscal tampoco rechazó la posibilidad de que estos tesoros puedan ser utilizados para lavar ganancias del narcotráfico: "Hoy en día, cualquier cosa puede estar vinculada al tráfico de drogas, dadas las sumas significativas obtenidas del mismo".

Lo que los investigadores han descartado en gran medida -aunque no de forma definitiva- es la interferencia extranjera, tal y como recoge Fox News.

De lo que sí hay consenso es de que se trata de profesionales: no solo por haber perpetrado este robo en apenas siete minutos, sino porque lo lograron con una actitud calmada y no violenta que no alertó a los centenares de visitantes que albergaba el museo en el momento del golpe.

Nadie se dio cuenta hasta que sonó la alarma principal, y cuando eso ocurrió, solo tardaron un minuto en esfumarse con los bolsillos a reventar de un botín inimaginable.

Sabían lo que hacían, como también queda demostrado por su decisión de dejar atrás una de las joyas de la corona del museo: el Regente, que se encuentra entre los diamantes más valiosos del mundo.

Es tan famoso que su venta es prácticamente imposible incluso en el mercado negro. Ni lo miraron, pese a que su valor se cifra en 50 millones de euros.

Ahora todas las miradas están puestas no solo en identificar a los criminales, sino también en recuperar las joyas. Algo que se hace más difícil a cada minuto que pasa.

Chris Marinello, director ejecutivo de Art Recovery International, una organización especializada en la recuperación de obras de arte robadas, explicó a BBC que la policía francesa "sabe que en las próximas 24 o 48 horas, si no se captura a estos ladrones, es probable que esas piezas desaparezcan. Puede que atrapen a los delincuentes, pero no recuperarán las joyas".

Plan casi perfecto

El golpe fue muy limpio, sí, pero no impecable. Los cuatro delincuentes que acabaron huyendo en dos motos mega scooter Yamaha T-Max dejaron otro cabo suelto, además del chaleco amarillo.

Y es que no lograron quemar el cesto del elevador motorizado con el que se colaron en la primera planta del museo porque un empleado logró impedirlo. Esta maniobra tal vez fuera un intento de borrar huellas de ADN.

Otro de los errores fue que uno de los 'cacos' dejó caer en su huida una de las piezas robadas: la Corona de la Emperatriz Eugénie, esposa de Napoleón III, una tiara imperial de esmeraldas que contiene más de 1.300 diamantes.

Lo que sí lograron llevarse fue un conjunto de pendientes de la reina María Amelia y la reina Hortensia, una tiara del conjunto de la reina María Amelia y la reina Hortensia, un collar del conjunto de zafiros de la reina María Amelia y la reina Hortensia, una diadema de la emperatriz Eugenia, un gran lazo del corpiño de la emperatriz Eugenia, un collar de esmeraldas del conjunto de María Luisa, un par de pendientes de esmeralda del conjunto de María Luisa y un broche conocido como 'broche relicario'.

El ministro del Interior francés, Laurent Nuñez, valoró que estos artículos históricos poseen "un valor incalculable".