Ilustración de Isak Andic y su hijo Jonathan durante el paseo por el sendero de 'Les figueretes', en Montserrat.

Ilustración de Isak Andic y su hijo Jonathan durante el paseo por el sendero de 'Les figueretes', en Montserrat. Guillermo Serrano.

Reportajes INVESTIGACIÓN

El cerco de los Mossos al hijo de Isak Andic: los metadatos de las fotos en el móvil, dos versiones inconexas y una pugna familiar

La Policía catalana pidió al juzgado investigar a Jonathan Andic como presunto homicida tras entrevistarle en enero una segunda vez por su relato "confuso".

Más información: Los Mossos investigan como posible homicidio la muerte del fundador de Mango Isak Andic.

Martorell (Barcelona)
Publicada

Montserrat amaneció claro y frío el sábado 14 de diciembre. Desde la cima de sus laderas rocosas, el paisaje se desplegaba nítido: un mar de tierra catalana bajo un cielo sin nubes. Era una mañana de invierno perfecta para caminar. Allí, en uno de sus senderos más transitados, Isak Andic, fundador de Mango, murió tras una caída de 150 metros. Lo acompañaba su hijo mayor, Jonathan, el único testigo de un trágico final.

Durante meses se habló de fatalidad, de un paso en falso en un tramo sin barandilla. Pero la versión se fue agrietando. Ahora, diez meses después, la investigación ha cambiado de naturaleza: los Mossos d’Esquadra manejan la hipótesis de un homicidio, y el hijo del empresario más rico de Cataluña es formalmente investigado.

El expediente parecía cerrado. En enero, el juzgado de Martorell archivó provisionalmente la causa tras recibir el informe preliminar de los Mossos: ninguna evidencia de intervención externa, terreno resbaladizo, caída limpia. Pero el archivo duró poco. La policía autonómica de Martorell, responsable de investigar, no estaba convencida.

Isak Andic y su hijo Jonathan durante una presentación de la marca.

Isak Andic y su hijo Jonathan durante una presentación de la marca. Archivo.

A finales de ese mes, Jonathan Andic fue llamado de nuevo a declarar. La primera vez, horas después del suceso, su testimonio había sido "breve" y "confuso". Esta vez ya acudió con su abogado y permaneció durante más de tres horas en comisaría. La declaración que dio a los agentes reabrió todas las dudas.

Según explicaron entonces fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL, el hijo del empresario volvió a incurrir en una serie de contradicciones: su descripción de la caída no coincidía del todo con las conclusiones del informe del rescate ni con la inspección ocular realizada por los especialistas en montaña.

"No supo situarse con precisión ni explicar dónde estaba él respecto a su padre", resume una fuente próxima a esa toma de declaraciones. Tampoco cuadraba el relato sobre las fotografías. En su primera versión, aseguró no haber tomado ninguna ese día; en la segunda, reconoció que sí lo había hecho.

Los agentes de los Mossos ya lo sabían: el teléfono de Jonathan guardaba varias imágenes tomadas durante la caminata; y, junto a ellas, los metadatos precisos de ubicación, que desmentían muchos de sus comentarios.

Las escaleras del aparcamiento de Collbató inician el recorrido hacia el sendero donde se produjo el suceso.

Las escaleras del aparcamiento de Collbató inician el recorrido hacia el sendero donde se produjo el suceso. Julio César R. A.

El momento exacto

Según la primera reconstrucción, padre e hijo avanzaban por el sendero de Les Feixades, una franja de piedra irregular y algo suelta, a unos 40 minutos del monasterio. Isak caminaba unos pasos por detrás. Jonathan, al frente. Escuchó un golpe seco, un pequeño desprendimiento. Al girarse, su padre ya había desaparecido. Lo que siguió se conoce solo por su voz: "Un resbalón, una caída, nada que pudiera evitar".

Pero uno de los detalles que más llamó la atención a los investigadores es lo que ocurrió después. Tal y como publicó en exclusiva este periódico, Jonathan no llamó de inmediato al 112. Antes, marcó el número de Estefanía Knuth, la pareja de su padre, su madrastra. Le contó lo sucedido. Ella salió de casa acompañada por asistentes y se dirigió a Montserrat. Sólo entonces el hijo avisó a emergencias.

Ese orden temporal —no delictivo por sí mismo— es una de las piezas que los Mossos quieren encajar. Con los datos de antenas y el análisis del teléfono necesitan determinar cuánto tiempo transcurrió entre la caída y la llamada oficial. También, dónde estaba exactamente Jonathan cuando telefoneó.

Las diligencias

Tras aquella segunda declaración el pasado mes de enero, los Mossos elevaron al juzgado una petición para investigar al hijo del fundador de Mango como presunto autor de homicidio. Solicitaban, además, el rastro de geolocalización de ambos móviles y el volcado íntegro del dispositivo de Jonathan.

La juez titular acotó el alcance de la petición: autorizó solo la señal de los terminales y el volcado del teléfono del hijo. El de Isak, severamente dañado por la caída, fue enviado a los laboratorios forenses. Los investigadores confiaban en rescatar datos de alguna aplicación de GPS.

Con la información disponible, los Mossos elaboraron un informe detallado entregado en junio, que incluía entrevistas al entorno personal y familiar, análisis del recorrido y tiempos estimados. En ese documento —según fuentes conocedoras del sumario— la policía catalana insistió en las incoherencias del relato y en la necesidad de agotar las vías de investigación.

Desde el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña confirman a EL ESPAÑOL que "la investigación está residenciada en el cuerpo policial", por lo que procesalmente, y en este momento, "no se ha dirigido contra ninguna persona concreta".

Antonio Tejedor, a su paso por el sendero donde el empresario catalán perdió su vida: He visto cómo caen piedras de la montaña pero jamás a alguien caerse.

Antonio Tejedor, a su paso por el sendero donde el empresario catalán perdió su vida: "He visto cómo caen piedras de la montaña pero jamás a alguien caerse". Julio César R. A.

Montserrat y el vacío

El camino de Les Feixades es una senda antigua, excavada en la roca en 1910 para el paso de caballerías. No es peligrosa, pero tiene tramos de piedra suelta, sobre todo después de lluvias. Cada año se registran unos 90 rescates en Montserrat, y apenas uno de ellos resulta mortal.

"Por aquí pasa gente a diario y jamás ha habido una caída así", recuerda Antonio Tejedor, senderista de 75 años que trabajó para el Patronato de la Montaña. El punto donde murió Isak Andic es apenas un giro de la senda, un metro sin baranda y una caída libre de 150 metros.

Desde abajo, la pared parece inofensiva; desde arriba, el vértigo es inmediato. "Hay que tener cuidado, pero no es un barranco extremo. Si pisas mal, no hay segunda oportunidad", añade Tejedor.

En el informe técnico de los bomberos se indica que el suelo estaba "moderadamente húmedo y con presencia de piedras sueltas". El viento aquel día era leve, la visibilidad excelente. "No encontramos signos de forcejeo ni indicios de otra presencia humana en el punto de caída", concluye el parte.

Para los Mossos, el problema no es lo que se ve, sino lo que no encaja. El análisis de tiempos muestra pequeñas disonancias: la distancia entre la última foto tomada por Jonathan y la llamada al 112; los minutos invertidos en descender unos metros antes de perder la cobertura; la duración total de la conversación con Knuth. Todo eso se cruza con la versión declarada.

"Podría ser simple confusión, lapsus o nervios", siguen explicando fuentes policiales. "Pero también podría señalar inconsistencias más profundas". El objetivo de la investigación, insisten, no es incriminar, sino cerrar el caso sin cabos sueltos. Los Mossos han mantenido la instrucción bajo una discreción casi absoluta. El sumario está bajo secreto judicial y ni siquiera la empresa ni el entorno más próximo del empresario han tenido acceso a los avances.

Jonathan Andic, a la llegada del entierro de su padre, Isak.

Jonathan Andic, a la llegada del entierro de su padre, Isak. GTRES.

El imperio y la herencia

Isak Andic fue un hombre de extremos. Nacido en Estambul y afincado en Barcelona desde niño, empezó vendiendo camisas en mercadillos junto a su hermano Nahman. En 1984 fundó Mango, un imperio textil con más de 2.800 tiendas en 120 países.

En 2012 cedió el control ejecutivo y se apartó de la primera línea. Su refugio fue el mar —en su velero Nirvana Formentera— y la montaña, especialmente Montserrat. Quienes le conocían aseguran que encontraba allí algo de equilibrio, lejos de los balances y los focos.

De su matrimonio anterior nacieron tres hijos: Jonathan, el mayor, hoy vicepresidente y responsable de Mango Man; Judith y Sarah, consejeras en la sociedad patrimonial de la familia, Punta Na. En los últimos años, el empresario mantenía una relación estable con Estefanía Knuth, exgolfista y empresaria catalana, de 51 años.

Fuentes próximas a la familia reconocen que la relación entre padre e hijo había pasado por momentos de frialdad. Las decisiones sobre la sucesión en Mango no fueron sencillas. El fundador valoraba el talento de Jonathan, pero también su carácter reservado y, en ocasiones, impulsivo. Knuth, según la investigación publicada por El País, declaró ante los Mossos que esa relación era "difícil".

Imagen de la despedida a Isak Andic de 3.000 empleados en la sede de Mango.

Imagen de la despedida a Isak Andic de 3.000 empleados en la sede de Mango.

Ahora, Isak Andic, su pareja, Estefanía Knuth, y sus tres hijos mantienen un conflicto por el reparto de su legado. Aunque la herencia principal —valorada en unos 1.200 millones— se distribuyó equitativamente entre los hijos, Knuth reclama más de 70 millones por considerar insuficiente la cantidad fijada en el testamento.

Durante meses, los medios se habían limitado a reproducir el parte policial. Ahora, cada dato filtrado genera titulares. El entorno de Jonathan Andic ha optado por el silencio absoluto. Su abogado no ha querido hacer declaraciones. La familia, a través de un comunicado, ha reiterado su "plena colaboración con las autoridades" y su "confianza en que el proceso demostrará la inocencia" del heredero.

El procedimiento

Los Mossos, según fuentes judiciales, no han hallado pruebas concluyentes de que la caída fuera provocada. Pero sí consideran que el conjunto de incongruencias, sumado al contexto personal y a la ausencia de testigos, merece seguir bajo lupa. La juez ha prorrogado el secreto durante tres meses más.

Los resultados del volcado del teléfono de Jonathan —entregado en junio— no aportan evidencias incriminatorias, pero sí muestran discrepancias temporales con su relato. En los metadatos aparecen archivos de imagen y actividad de GPS que sitúan su posición en lugares ligeramente distintos a los descritos.

Por último, el cuerpo autonómico también solicitó a Vodafone el registro completo de antenas, una diligencia habitual en casos sin testigos. Los técnicos tratan todavía de trazar la línea exacta entre la última foto y la primera llamada. Es un trabajo milimétrico: segundos, coordenadas, altitud.

Ubicación exacta del sendero que parte desde las cuevas del Salnitre en Collbató hasta el monasterio de Montserrat en el que se produjo el incidente.

Ubicación exacta del sendero que parte desde las cuevas del Salnitre en Collbató hasta el monasterio de Montserrat en el que se produjo el incidente. Julio César R. A.

El silencio de la montaña

El sendero donde todo ocurrió sigue abierto al público. Los excursionistas caminan sobre las mismas piedras sin detenerse más de lo habitual. No hay carteles ni flores. Solo el sonido del viento en la roca. Montserrat, con su aire de santuario y precipicio, guarda bien los secretos.

En diciembre, la montaña fue testigo de un intento de reconciliación entre padre e hijo. Diez meses después, es escenario de una investigación que busca ordenar el vacío. Dicen que Isak Andic subió aquel día buscando algo más que un paseo. Quizás cerrar un círculo familiar. Lo consiguió, según contó su entorno, aunque el gesto se quedó congelado en el tiempo.

Hoy, el círculo no se cierra en los tribunales de Martorell. Allí donde antes hubo silencio, ahora hay sumarios, informes y teléfonos. La montaña permanece igual. Pero el eco de aquella mañana sigue resonando entre la roca y los despachos.