El difunto Javier.

El difunto Javier.

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Julián mató a puñaladas a su hermano Javier y "convivió con el cadáver" en casa de su madre en Abenójar: "Le tenía celos"

"Desde el sábado, Javier no abría el WhatsApp. No sé cuántos días llevaba muerto", cuenta una amiga. La Policía Judicial indaga si el fratricidio se desencadenó por las discusiones entre hermanos o problemas mentales.

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Javier había logrado dejar atrás la mala vida y ahora quería cumplir su sueño, trabajar en el campo administrando su propio huerto. Pero su hermano, Julián, se lo ha impedido a puñaladas. La víctima colateral de este supuesto fratricidio es Guadalupe: la madre de ambos. "Su hijo mayor ha asesinado a su hijo, pero sigue siendo su hijo", tal y como reflexiona desolada una amiga de Javier, de 30 años, cuya muerte ha conmocionado a los 1.300 vecinos de Abenójar: un pueblecito de Ciudad Real.

"Julián discutía con su hermano porque no se llevaban bien: eran muy opuestos". "Julián tenía celos de su hermano, Javier, porque su madre le ayudaba mucho". Pero lo cierto es que la anciana Guadalupe nunca dejó en la estacada a ninguno de sus cinco hijos porque el mayor de todos, Julián, de 51 años, estaba residiendo en la casa materna tras haber permanecido ingresado una buena temporada para tratar su salud mental.

"Hace unos años, Julián intentó robar el banco del pueblo con un hacha y lo ingresaron en un centro psiquiátrico", tal y como subraya esta mujer, sobre las confidencias que le hacía Javier, por formar parte de su círculo social más íntimo desde que eran adolescentes y hacían sus primeras quedadas por este pueblo, cuyo nombre copó su último titular en la prensa nacional hace cuatro años. A raíz del nombramiento de su vecina más ilustre, Isabel Rodríguez, (Abenójar, 1981), como nueva ministra de Política Territorial del Gobierno.

Los problemas de Julián eran vox populi entre los lugareños. "El hijo mayor de esa familia estaba en tratamiento psicológico". "Ese hombre no estaba bien", se lamenta una panadera de Abenójar. De hecho, era habitual verle sentado en un banco, sin ninguna compañía, viendo pasar las horas, en el conocido popularmente como Parque de Las Hormigas. "Julián aún tenía que tomar pastillas tras salir del centro donde estuvo", según apunta otra vecina.

A Javier la vida tampoco se lo puso fácil. "Cambió mucho tras encontrarse muerto a su padre después de sufrir un infarto. Javier tenía unos 18 años y a raíz de lo de su padre, cayó en las drogas", según resume esta treintañera que nunca dejo solo a su amigo. "Es un camino muy difícil el que tuvo que recorrer y logró salir".

La calle El Pilar de Abenójar donde Guadalupe vivía con sus hijos Julián y Javier.

La calle El Pilar de Abenójar donde Guadalupe vivía con sus hijos Julián y Javier. Google Maps

De modo que tanto Julián como Javier, ambos en paro, acabaron recibiendo cobijo en casa de la mujer que los trajo al mundo. A pesar de otros palos que le dio la vida a Javier, como un accidente de tráfico que le dejó como secuela problemas de movilidad en una muñeca, nunca dejaba de sonreír. "Tenía una sonrisa que brillaba". "Era una persona callada, pero cuando hablaba era muy bromista. Últimamente, estaba tonteando con una chica". 

Esa era una de sus motivaciones para reengancharse a la vida, junto a sus sobrinos. "Su sueño era trabajar en su propia finca, con su huerto y tener niños", recuerda apenada esta allegada del difunto.

"Le gustaba mucho el campo porque trabajó al cuidado de unas ovejas". "También fue operario en el mantenimiento de carreteras". Pero Javier no olvidaba la pérdida repentina de su referente paterno y le costó salir del pozo personal. "Llevaba cuatro años limpio y un año sin tomar su medicación, un tratamiento que era muy fuerte para desintoxicarse. Por eso, ahora quería volver a trabajar".

Todos sus planes se fueron al garete este fin de semana. Guadalupe se marchó a Puertollano a pasar unos días, para asistir a la fiesta de cumpleaños de una nieta y dejó solos en su domicilio a sus hijos, Julián, de 51 años, y Javier, de 30 años. Parece que la convivencia entre ambos hermanos se tornó mortal entre las cuatro paredes de una casa de planta baja, como la mayoría que jalonan la tranquila calle El Pilar de Abenójar.

La Guardia Civil investiga si una discusión desencadenó este presunto fratricidio, tras ausentarse la madre del domilio desde el sábado hasta el pasado martes. La tragedia se desencadenó a la vuelta del viaje de la anciana. "El martes, cuando regresó de Puertollano, la pobre Guadalupe se encontró el cadáver de su hijo pequeño. Tenía varias puñaladas y lo habían tapado con una sábana o con una manta", tal y como precisa afectada la amiga de la víctima mortal, Javier, aquel adolescente con el que habló de amoríos, compartió sueños y organizó alguna fiesta.

En la casa, se encontraron varias latas de cerveza abiertas y los agentes de la Guardia Civil las intervinieron, para analizarlas, con el objetivo de comprobar si hay restos biológicos del presunto fratricida o de la víctima mortal: un dato que podría apuntar a la posibilidad de que el consumo de alcohol pudo ser el detonante de la disputa mortal o el combustible que terminó de prender los ánimos entre los hermanos.

La Guardia Civil arrestó a Julián en el Hotel Guadiana de Ciudad Real.

La Guardia Civil arrestó a Julián en el Hotel Guadiana de Ciudad Real. Google Maps

"Julián convivió con el cadáver de Javier". "Lo digo porque desde el sábado, Javier no abría el estado de WhatsApp de su móvil. No sé cuántos días llevaría muerto". "Escuché que alguien dijo que al menos llevaba 36 horas apuñalado", según relata horrorizada esta amiga de la víctima, sobre el macabro descubrimiento del cadáver que tuvo lugar el martes, en la casa que Guadalupe tenía en la calle El Pilar.

"A su madre, los agentes le decían que no tocara el cuerpo de su hijo, pero ella no paraba de abrazarlo y de gritar: ¡Quién ha sido, quién ha sido!"

Las incógnitas se disiparon pronto. El gran ausente en la escena de este homicidio era el hermano mayor: Julián. La Guardia Civil le localizó a las 10.30 horas del miércoles, a 37 kilómetros de Abenójar, en el afamado Hotel Guadiana de Ciudad Real. Así lo confirma a este diario un empleado: "Se tomó dos cafés seguidos en la cafetería y pidió que le preparasen un bocadillo de tortilla de patatas, pero de repente entraron seis guardias civiles buscándole. Todo el mundo se quedó blanco con el arresto". "Nadie se lo podía creer".

Julián no había perdido el apetito tras apuñalar supuestamente a su propio hermano. "Estaba tranquilo". Este empleado revela que el detenido "era cliente habitual" de este hotel de cuatro estrellas de la capital de esta provincia de Castilla-La Mancha. Allí solía hospedarse por sus aparentes trifulcas familiares. "Nos contaba que tenía muchas discusiones con su familia", tal y como asegura este empleado. "Decía que se alojaba en el hotel para quitarse de encima la presión familiar".

Tanto es así que este trabajador del Hotel Guadiana ejemplifica que "solía alojarse dos o tres días seguidos", cada vez que discutía con su familia, incluido su difunto hermano, Javier. "Al año, podía venir por aquí en unas cinco ocasiones". Julián no daba problemas, "solía hablar con el resto de clientes y el servicio". Nada que ver con su supuesta conducta homicida que demostró apuñalando en más de una ocasión al benjamín de la familia. "No puso resistencia cuando los agentes le arrestaron".

De momento, el detenido todavía no ha pasado a disposición judicial. Se espera que lo haga entre el viernes y el sábado, como supuesto autor de un delito de homicidio. La Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Ciudad Real ultima los flecos de una investigación que "le tenía como sospechoso, desde el principio ", a falta de confirmar si hubo alguna persona más en la casa de Guadalupe y si las desavenencias entre hermanos o los aparentes problemas mentales de Julián, fueron el desencadenante del fratricidio del pobre Javier.