El actor Carlos Santos.

El actor Carlos Santos.

Reportajes

Carlos Santos: "El verdadero premio para un actor es que siga sonando el teléfono para ofrecerle papeles"

EL ESPAÑOL ha contactado con el actor murciano para repasar su carrera desde el recordado Povedilla hasta Rafa, su personaje en 'El refugio atómico'.

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¿Quién no se acuerda de José Luis Povedilla, el entrañable policía de Los hombres de Paco? Ese personaje fue el que lanzó a la fama a Carlos Santos, que 20 años después de formar parte de la exitosa serie de Antena 3, ya acumula multitud de galardones, incluido un premio Goya (en 2016
como Mejor actor revelación por su papel en El hombre de las mil caras), y producciones, ya sean en cine o televisión.

El murciano también tiene tiempo para la música, ya que ha dirigido y protagonizado (junto a Amaia Salamanca) el videoclip de la canción Justo cuando el mundo apriete de Viva Suecia y Leiva; y los dos niños que aparecen junto a ellos son los sobrinos del actor.

Además, el intérprete ya mostró sus dotes como cantante en Los hombres de Paco, pero es que, asimismo, toca la guitarra, compone y ha formado parte de grupos rock/new wave como Soundtrack (junto a los integrantes de Second Fran y Jorge Guirao) y, más recientemente, es el vocalista de la banda Say Her Name, formación en la que también milita su hermano Sergio Santos.

Carlos Santos con su banda Say Her Name.

Carlos Santos con su banda Say Her Name. Cedida

Carlos Santos ha atendido a EL ESPAÑOL justo antes de iniciar el rodaje de su nuevo proyecto, Sira, la continuación de El tiempo entre costuras que está grabando Atresmedia, para hablarnos de su último proyecto, El refugio atómico, que se estrenó en Netflix hace algunas semanas y, que, con el paso de los días, ha ganado tanto adeptos como detractores, generando multitud de comentarios.

Entre la interpretación y la música

El murciano ha demostrado a lo largo de su carrera que es un actor muy polifacético, interpretando a multitud de personajes que se enfrentaban a numerosas circunstancias, pasando de un inocente policía al mejor amigo de Sira en El tiempo entre costuras, haciendo la versión española de la señora Doubfire en la serie Ella es mi padre o dando vida a Pedro Almodóvar en El Ministerio del tiempo.

En cine también ha demostrado que es un actor camaleónico como lo atestigua su premio Goya en 2016 como Mejor actor revelación por su papel en El hombre de las mil caras dando vida a Luis Roldán, entre otros de sus papeles. La música es otra de sus grandes pasiones: “La vena musical siempre ha estado ahí, me subí antes a un escenario a tocar y a cantar temas propios en el colegio con 14 o 15 años, antes que a actuar”, recuerda.

Carlos Santos como Luis Roldán.

Carlos Santos como Luis Roldán. Cedida

Pregunta.- ¿Cuáles son sus recuerdos de pequeño en la escuela?

Respuesta.- Recuerdo que en el colegio era bastante comedido y en mi círculo de amistades, la gente con la que me movía, estaban desde el malote de la clase hasta el empollón, porque con unos me lo pasaba bien y hablábamos de Nirvana, de The Cure y de Pearl Jam, y con los otros hablaba de qué grande es el cine y de las películas que nos gustaban. Con lo cual me movía en ambos sectores.

¿Y en cuanto a estudioso? Bueno, era un estudiante dentro de la media, media alta, digamos. Siempre con mucho interés por todo. Yo soy de letras, obviamente, y me gustaba mucho la literatura, la poesía… Empecé a escribir mis primeros cuentos con ocho años en el cole, donde también empecé a hacer teatro.

Carlos Santos con su hermano Sergio.

Carlos Santos con su hermano Sergio. Cedida

P.- ¿Y desde pequeño siempre quiso ser actor?

R.- Es que hacía de todo, e incluso cantar, y con siete u ocho años ya escribía en los recreos. Realmente todo lo que ha tenido que ver con el mundo de las artes me ha interesado desde pequeño. Pero el teatro y la interpretación no me llegaron hasta que tenía 15 años y me subí a hacer unos entremeses de Cervantes con la clase de literatura. Ahí me picó el veneno de la interpretación y me di cuenta que ese era el camino.

P.- ¿Y cómo se tomaron sus padres que ese era el camino, que quería ser actor?

R.- Muy bien, porque mi madre me fue a ver la primera obra de teatro que hice, El Caballero de Olmedo, y se echó a llorar de la emoción que le dio y de lo bien que ella decía que lo hacía yo (risas). Así que cuando ya me metí luego en el grupo de teatro del colegio, en 3º de BUP y en COU vieron el potencial y que se me daba bien.

Cuando le dije a mi madre que quería ingresar a la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia me dijo una frase que no se me olvidará nunca: “Cualquier salida en cualquier carrera será complicada”. Por aquel entonces estábamos en un momento en el que el paro era muy elevado en nuestro país, no como ahora que está bastante más controlado.

Y me dijo: “Si vas a trabajar en algo, tan difícil va a estar que consigas trabajo si estudias Medicina como si estudias Arte Dramático, y que si tienes que estudiar, mejor que sea lo que te gusta, que seguro que tendrás más oportunidades porque lo harás con pasión”. Y así fue, no tuve que pelearlo mucho y tuve suerte porque conozco casos, conozco muchos casos que son el opuesto.

Carlos Santos de pequeño.

Carlos Santos de pequeño. Cedida

Hay gente incluso que no se ha podido dedicar a eso, compañeros con los que hacía teatro que siempre tendrán la espinita clavada. Otros que han tenido que estudiar una carrera antes y perder un tiempo precioso estudiando una rama a la que no se han dedicado… Yo pude dedicarme de lleno a la interpretación desde el principio, desde que tenía 18 o 19 años, a formarme como actor. Eso es lo debo a mi señora madre, María Encarnación Rubio Párraga.

P.- ¿Y la faceta musical?

R.- Tocaba el bajo en una banda que tenía mi hermano, pero también he cantado y tocado en bares, he compuesto canciones, he escrito música, he tocado la guitarra… En mi casa tengo un mini local de ensayo con mi batería electrónica, mis amplificadores, tres o cuatro guitarras, teclados y sintetizadores.

La música forma parte de mi esencia, prácticamente es la mitad de lo que soy. No podría entender quién soy sin la influencia de la música, sin la influencia de bandas que me han marcado como The Cure, como Depeche Mode, Smashing Pumpkins, Pearl Jam y tantos y tantos otros. La música en mi tierra, Murcia, tiene mucho tirón. Tenemos grandísimas bandas y hoy en día algunas de las más importantes de nuestro país son amigos míos y me he subido a cantar con ellos como Viva Suecia o Arde Bogotá.

P.- ¿Cómo surgió la colaboración en el videoclip de Viva Suecia?

R.- Me llamaron porque querían que apareciera en un videoclip de un tema de ellos. Me pasaron la propuesta de historia para la canción que les había hecho una agencia o quien fuera, y yo la iba a hacer sí o sí porque se lo había prometido, pero no me pude cortar y tuve que llamar al bajista y decirle lo que opinaba de la propuesta.

Pensaba que la canción era muy luminosa y la propuesta no me lo parecía tanto. Le dije que lo iba a hacer, pero que no me quería quedar con la espinita de no decirle lo que pensaba sobre la idea para el videoclip. Colgamos el teléfono y al rato me llamó y me dijo que lo había hablado con la banda y que lo protagonizara, pero también que lo dirigiera.

Así que pasé de ser un mero actor dentro de un videoclip para Viva Suecia a ser el creador, al gestor de la idea. Además conseguí que Amaia Salamanca fuera mi compañera y que mis sobrinos, Mario y Valentina, aparecieran en el videoclip, siendo más protagonistas.

Carlos Santos, en una serie.

Carlos Santos, en una serie.

Recuerdos del inicio

Si hay un personaje que ha marcado un antes y un después en la carrera del murciano es José Luis Povedilla en Los hombres de Paco, al que dio vida en más de 100 episodios. Y es que, aunque luego haya hecho muchas más series, películas u obras de teatro, en la memoria del espectador siempre estará ese papel que tantas cosas le ha dado a Santos.

P.- ¿Qué queda en el Carlos de la actualidad del Carlos de Los hombres de Paco?

Carlos Santos como Povedilla.

Carlos Santos como Povedilla. Cedida

Los hombres de Paco ha sido una ficción que ha trascendido su época, que se ha convertido en una especie de serie de culto dentro del panorama de ficción nacional. Hay series muy buenas que marcaron un tiempo, pero que se quedaron ahí, que siguen siendo míticas por lo que supusieron en su momento, pero que es extraño que alguien revisite como a Los hombres de Paco, que nuevas generaciones se enganchan a sus tramas.

P.- ¿Qué supuso para usted ese personaje?

R.- Es el personaje que más me enseñó como actor para saber hasta dónde podía llegar, los límites que podía traspasar, y el que me abrió todas las puertas para darme a conocer al gran público. Povedilla hizo que me surgieran otras propuestas profesionales.

P.- ¿Pero Povedilla ha sido el personaje de su vida o está todavía por llegar?

R.- Yo siempre digo que el mejor personaje es el siguiente. Creo que lo contrario sería anclarse en éxitos pasados o en cosas ya hechas. Está bien el bagaje, la mochila que lleva uno es la que le define, también es la que ha definido tu trayectoria, pero creo que siempre hay que mirar para adelante. Si no, corres el riesgo de estancarte, de dejar de ilusionarte con esta profesión, de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor y no. Para mí siempre la emoción está en qué será lo siguiente, qué será lo que venga. Pero, sin duda, Los hombres de Paco y Povedilla fueron un punto y seguido en mi carrera, en mí como persona y como actor.

P.- De esas propuestas profesionales surgió uno de los mayores galardones que ha recibido en su carrera, el premio Goya.

R.- Ese reconocimiento me supuso una gran alegría, un motivo de orgullo en mi familia y, claro, para mí también, saber que gracias a ese personaje mis compañeros estuvieron de acuerdo en que merecía el galardón. El Goya no me cambió la vida, pero si me dio una noche muy alegre, muy festiva, con mi familia, con mis amigos, con la gente que me quiere, con las personas a las que quiero, con los que me habían acompañado toda la travesía hasta llegar a ese momento, pero que no deja de ser un galardón. Uno de los premios más importantes de nuestro país, pero el premio de verdad es que siga sonando el teléfono y que sigan ofreciéndote personajes interesantes.

P.- ¿Cómo lleva un actor que no suene el teléfono?

R.- Es una fuente de ansiedad importante. Yo tengo la fortuna de que hace tiempo que no me pasa eso de que no suene el teléfono. O si pasa, si hay un tiempo en el que no suena, ya no me crea esa ansiedad que te crea cuando tienes 20 años porque ya tengo asumido que tengo 48, que debuté en el año 2000 y llevo casi 26 años de profesión a mis espaldas. Con lo cual creo que ya la angustia de si podré o no poder vivir de esto, ya se me pasó.

Así que, si no suena hoy el teléfono es porque sonará mañana. En la actualidad, las cosas van tan rápidas en la producción, en la preproducción de los proyectos, que ya no hay llamadas para dentro de cinco meses, las llamadas son para el mes que viene. Todo va a una velocidad de vértigo. Entonces esa angustia de poder pagar la hipoteca, poder llenar la nevera, eso quedó aparcado.

Tengo la suerte de tener una carrera ya más o menos asentada, consolidada, pero sabemos que hay un altísimo porcentaje de paro en la gente que sale de las escuelas. Hay un setenta y tantos por ciento de paro real en nuestra profesión, aunque es verdad que la aparición de las plataformas ha hecho que la oferta se dispare y que haya más oportunidades.

Su nueva serie

El pasado 19 de septiembre se estrenó en Netflix la serie El refugio atómico, protagonizada por Carlos Santos, Miren Ibarguren, Natalia Verbeke… y con la firma de los creadores de La casa de papel, Álex Pina y Esther Martínez. Si bien generó mucha expectación, como en todas las ficciones, ha generado alabanzas y críticas casi a partes iguales, ya que los giros de guion sorprende, pero hay tramas que despistan al espectador de la finalidad de los protagonistas.

Aun así, El refugio atómico está situada en el número uno de las series de Netflix más vistas en el mundo de habla no inglesa, liderando en 43 países esta semana, lleva dos semanas en el TOP 10 y con más de 10,3 millones de visualizaciones en los últimos siete días.

El pasado 19 de septiembre se estrenó en Netflix la serie El refugio atómico, protagonizada por Carlos Santos, Miren Ibarguren, Natalia Verbeke…

El pasado 19 de septiembre se estrenó en Netflix la serie El refugio atómico, protagonizada por Carlos Santos, Miren Ibarguren, Natalia Verbeke… Cedida

“La premisa con la que arrancamos la serie es que unos señores con muchísima pasta ven como, ante la inminencia de una escalada militar con tintes de guerra nuclear, se han provisto de unos búnkeres de lujo para que, mientras caen las bombas, ellos estén a salvo de lo que ocurra en el exterior”, explica el actor sin querer hacer spoiler.

P.- ¿Qué puede contar de Rafa, su personaje?

R.- Él es uno de los pocos de estos habitantes del búnker que no es rico de familia. Rafa tiene dinero porque se casó con Frida, el personaje de Natalia Verbeke, ella es la que viene de una familia de mucho dinero. Por eso él tiene una sensibilidad diferente, no pertenece de cuna a ese mundo, con lo cual su perspectiva de cómo es la vida, su contacto con la realidad del común de los mortales, pues está más acentuada. Se siente un poco fuera del agua en ese mundo de millonarios, en los que, por supuesto, la frivolidad y la falta de empatía con el 99,99% del planeta que no vive esa realidad de tener miles y miles de millones de euros en una cuenta bancaria.

P.- ¿Qué ofrece de novedoso El refugio atómico frente a otras series?

R.- Prácticamente todo. Para empezar, tiene un sello diferencial, el de Vancouver, el de Álex Pina y Esther Martínez Lobato, que yo creo que está suficientemente avalados a lo largo de los años. Él, por ejemplo, es el creador de Los hombres de Paco, de Vis a Vis, de El barco y por supuesto, como no, de La casa de papel. Eso ya nos da un poco de perspectiva de qué estamos hablando y de qué es lo que podemos esperar de El refugio atómico.

P.- ¿Podría suceder lo que se cuenta en la serie?

R.- Con El refugio atómico no se ha pretendido hacer una serie distópica, futurista o de ciencia ficción, al contrario, una de las premisas de la propuesta es ir muy pegados al presente. Cuando se habla que la premisa es una inminente guerra nuclear y unos señores multimillonarios que se tienen que meter bajo tierra, todos sabemos que lo han dicho ellos, gente como Mark Zuckerberg, Elon Musk y otras grandes fortunas del planeta, que ya se han construido sus propios búnkeres.

La serie empieza con unas amenazas de Rusia contra Estados Unidos, contra el resto de países europeos, con una invasión de Noruega, etcétera. Y en la vida real hemos vivido la invasión de Ucrania, estamos viviendo el genocidio en Gaza hoy día, hemos pasado hace unos años una pandemia mundial, en España hemos vivido hace poco un apagón total, sorprendente para una sociedad avanzada como la nuestra; una dana; una filomena… quiero decir, una de las cosas que se han encontrado Álex y Esther a la hora de escribir la serie, es que escribían cosas pensando en este futuro inmediato, pero la realidad les ha pillado, y han tenido que reescribir cosas porque ya no eran tan novedosas, porque estaban ocurriendo, no era un futuro distópico, ajeno o metafórico, no, es un futuro inmediato.