José Antonio, junto a su madre, Catalina, y su difunto padre, José. Al lado, una imagen del Renault Clio que conducía el cabeza de familia, convertido en siniestro total.
El calvario de José Antonio: un kamikaze que triplicó la tasa de alcoholemia mató a su padre y desapareció sin rendir cuentas
El abogado Pedro López Graña logra reabrir el caso, gracias a una analítica de sangre del conductor, y pide una orden de busca y captura para localizar a Juan Carlos, tras no acudir al juzgado de Manacor el 8 de septiembre.
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José llevaba cuarenta años haciendo la misma ruta a su puesto de trabajo en el Hotel Bella Playa en Mallorca, hasta que su vida se la arrebató el conductor de un Audi A-4 que colisionó frontalmente contra el Renault Clio de José. El conductor que invadió su carril de circulación se llama Juan Carlos: triplicó la tasa de alcohol al volante y había consumido cocaína.
Los resultados de su analítica de sangre se conocieron casi ocho meses después de este siniestro, de modo que ese conductor ya había recibido el alta en el Hospital de Manacor. “Desde el principio todo ha sido un despropósito”, se lamenta José Antonio, el único hijo de José Bernad Pastor, fallecido a los 65 años, en vísperas de su ansiada jubilación, y que ofrece una entrevista en exclusiva con EL ESPAÑOL para dar a conocer el caso de su padre.
El objetivo de José Antonio es pedir públicamente que “se localice” a Juan Carlos G. B. (1975), así como “recabar cualquier pista” sobre el paradero de este conductor que el 8 de septiembre no compareció en los juzgados de Manacor. “Hay que localizar a este señor”, insiste desolado. “Tenemos miedo de que no encuentren a este hombre y salga de rositas del proceso penal por la muerte de mi padre”.
De hecho, el abogado de la familia, Pedro López Graña, confirma que acaba de pedir al juzgado una orden de búsqueda y captura sobre Juan Carlos porque "está en paradero desconocido".
El calvario de José Antonio y de su madre, Catalina, comenzó un mes después de la colisión frontal que sufrió José Bernad Pastor, a las 17.45 horas de un miércoles 7 de agosto de 2024, cuando circulaba por la carretera que conecta Son Servera con Capdepera, como cada día, para cubrir su turno de trabajo como jefe de recepción del Hotel Bella Playa, cuyas instalaciones están pegadas a la fina arena de la turística playa de Cala Agulla.
Estado en el que quedó el Renault Clio del difunto José Bernad Pastor, el 7 de agosto de 2024, después de que un conductor se empotrara frontalmente en la carretera de Son Servera a Capdepera.
El cabeza de familia comió ese día con su mujer y su hijo y se despidió de ellos, sin saber que jamás volvería a verlos. Tampoco llegó a su puesto de trabajo porque acabó agonizando en la carretera por culpa de Juan Carlos, el conductor de un Audi A-4, con matrícula holandesa, que invadió el sentido contrario de un tramo recto, con buena visibilidad y limitado a 90 kilómetros por hora, por el que José circulaba en dirección a Capdepera.
El atestado de la Guardia Civil refleja las supuestas maniobras kamikazes de Juan Carlos, de 50 años, al volante de su Audi: “Circula por la carretera Son Servera-Capdepera, ocupando el carril derecho, en sentido Son Servera, cuando en un momento dado, por motivos desconocidos (distracción, microsueño, alcoholemia, desvanecimiento...), dicho conductor invade totalmente el carril contrario, circulando durante varios metros en sentido contrario”.
José reacciona bien con su Renault para evitar el golpe. “Al mismo tiempo, ocupando correctamente su carril derecho, sentido Capdepera, circula el turismo Renault Clio, el cual, al apercibirse de que el vehículo Audi A-4, con matrícula holandesa, circula en sentido contrario, realiza una maniobra evasiva, consistente en cambiar de su carril derecho al izquierdo, ya que en ese momento está libre de circulación ese carril”.
“Tras todo esto, y una vez que salva la primera situación de peligro de colisión, el Audi A-4, por motivos desconocidos, de forma repentina y errática, cambia nuevamente de trayectoria y vuelve a su carril derecho, que en ese momento estaba siendo ocupado por el turismo Renault Clio, produciéndose una colisión frontal […]”.
El golpe es brutal. Juan Carlos queda en estado grave y la Guardia Civil no puede hacerle in situ el test de drogas. Pero los agentes piden por vía judicial que el Hospital de Manacor “realice analítica de las muestras de sangre extraídas, con fines terapéuticos al conductor implicado que se reseña, al objeto de determinar la tasa de alcohol en sangre y estupefacientes, psicotrópicos […]”.
El Audi que Juan Carlos conducía bajo los efectos del alcohol y la cocaína.
El jefe de recepción del Hotel Bella Playa murió dentro de una fría ambulancia. Allí se apagó la eterna sonrisa de aquel adolescente de 16 años que empezó de botones en ese mismo hotel, que aprendió inglés y alemán, que no dejó de encadenar ascensos, por ser tan bueno en su trabajo que se sabía de memoria las habitaciones de sus clientes porque a muchos los conocía de niños, luego se convirtieron en padres de familia y finalmente en abuelos.
José era una institución en la plantilla de este hotel, un clásico en la oferta turística de Baleares, como así lo demuestra el sentido homenaje que le rindieron y al que no pudieron asistir ni su hijo ni su mujer. A José Antonio, le mataba pensar que jamás volvería a salir de pesca o a buscar setas, junto a su padre. Y a Catalina un nudo le atenazaba el corazón porque ya no vería más a su esposo, el hombre que cada fin de semana le sorprendía con alguna cita romántica en un restaurante.
José llevaba cuarenta años trabajando en el conocido Hotel Bella Playa en Mallorca.
Al día siguiente de la colisión, el 8 de agosto, comenzó el tormento de su hijo y de su viuda porque el informe preliminar del Instituto Anatómico Forense, a pesar de no tener el resultado del análisis de sangre del conductor responsable del siniestro, estableció que la “causa inmediata de la muerte” de José Bernad Pastor fue un “fallo cadíaco agudo”.
Esa conclusión preliminar motivó el archivo judicial del proceso penal sin que los familiares del difunto se enteraran de nada porque ellos aguardaban el atestado de la Agrupación de Tráfico.
“La Guardia Civil nos dijo que debíamos esperar un mes para solicitar el atestado, pero cuando fui al juzgado, me llevé el primer varapalo. Me dijeron que el caso estaba archivado porque mi padre falleció de muerte natural”, subraya José Antonio, al tiempo que lanza una pregunta lapidaria: “¿Cómo archivan un accidente provocado por un conductor que circula en sentido contrario y causa una colisión frontal?”
La familia del difunto José no podía creerse semejante decisión judicial y cambió de abogado, contratando a Pedro López Graña, experto en temas de tráfico. El despacho de este letrado promueve una iniciativa para introducir la figura del homicidio vial en el Código Penal: una reforma realizada por Francia o Italia, para castigar con la prisión provisional a aquellos conductores que causan graves accidentes drogados o circulando de forma temeraria, a diferencia de lo que sucede ahora en España donde muchas veces, prestan declaración, y luego quedan en libertad con cargos a pesar de que hay fallecidos de por medio.
"Un accidente de tráfico así, te destruye la vida", resume José Antonio, cuyo padre estaba ayudándole a construirse su casa. “En cuanto supimos que murió tras sufrir una colisión frontal, a través del atestado, tuvimos sospechas porque era muy prudente en la carretera y no podía ser el responsable del accidente”.
José junto a su querida Catalina, en una de sus citas en un restaurante.
El 18 de marzo de 2025, la familia de José confirmó sus sospechas sobre el desencadenante del terrible siniestro: el conductor del Audi A-4 dio positivo en cocaína y una tasa de 1,6 gramos por litro en sangre, un cóctel para “una conducción altamente peligrosa”, tal y como exponen las diligencias de la Guardia Civil.
De hecho, Juan Carlos pasó a estar investigado por un delito contra la seguridad vial, por conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas, así como por un homicidio imprudente. Pero como habían trascurrido casi ocho meses desde el siniestro vial, el sospechoso ya había recibido el alta en el Hospital de Manacor y se había marchado de las Islas Baleares.
La propia Guardia Civil confirmó que el conductor estaba en tierras murcianas: “Con fecha 23 de marzo de 2025, los instructores se ponen en contacto con Juan Carlos G. B., con DNI xxxx, para comunicarle que debe personarse en estas dependencias para informarle del resultado de la analítica de sangre, manifestando que no se encuentra en Mallorca, que está en Lorca (Murcia), pero que el martes día 25 puede personarse”.
La colisión frontal se produjo en una recta con buena visibilidad.
Juan Carlos cumplió su palabra con los agentes, pero se acogió a su derecho a no declarar para hacerlo en sede judicial y volvió a desaparecer. Pedro López Graña, nada más reabrir el caso gracias a los resultados de la analítica de sangre, lo primero que hizo fue solicitar a los juzgados de Manocor que citaran a Juan Carlos. El objetivo del letrado era interrogarlo como investigado y pedir su ingreso en prisión provisional durante la instrucción judicial.
"La magistrada admitió a trámite nuestra petición, citó al querellado a declarar y no compareció en esa primera citación", apunta el penalista desde su bufete López Graña Abogados. "Poco después fue localizado en Benidorm".
- ¿Qué ocurrió?
- Pedro López Graña: La magistrada de Benidorm le tomó declaración al conductor querellado, este se negó a declarar y lo puso en libertad, sin habernos comunicado su detención a nosotros, por lo que no pudimos interrogarle. De forma que se le volvió a citar en Manacor el 8 de septiembre y tampoco compareció el investigado. A este hombre se le ha citado dos veces y no ha comparecido. Así que he pedido una orden de busca y captura y estoy a la espera de que se acuerde esa medida desde el juzgado porque desconocemos su paradero.
- ¿Cuál ha sido la clave para llegar a esta situación?
- La forense estableció que la causa de la muerte de José fue natural, pero había un informe de emergencias que refleja que estuvo vivo durante 30 minutos hasta que falleció. A nadie se le puede ocurrir que murió de forma natural cuando el desencadenante es un impacto con otro coche. Es irracional hablar de muerte natural cuando la causa es violenta: una colisión frontal con un conductor va drogado.
Este caso es un ejemplo de libro del homicidio vial. De existir la figura de este delito en el Código Penal, este hombre habría sido citado a declarar cuando recibió el alta médica y se podría haber adoptado alguna medida cautelar desde el principio.
La decisión de López Graña de intentar localizar a Juan Carlos, por vía judicial, se debe a que tiene domicilios en Capdepera (Mallorca) y Fuentepelayo (Segovia), su vehículo tenía matrícula holandesa, a lo que se suma que fue visto en Lorca, en Benidorm y no ha comparecido en los juzgados de Manacor. EL ESPAÑOL le llamó varias veces este lunes, a través del número que usó la Guardia Civil: el teléfono daba línea, pero nadie contestaba al otro lado.
El hijo del difunto José subraya que en casa necesitan localizar al -supuesto- conductor kamikaze, para que el proceso penal no se cierre en falso, para poder vivir su duelo en paz: “Lo que más nos atormenta es pensar que mi padre era una persona muy miedosa y murió solo en una carretera, sin su familia, sin podernos despedir de él”. "Estamos tratando de aprender a vivir sin mi padre”.