Jiaping Ma, colaboradora en realities y programas de televisión, ofrece sus consejos para triunfar ligando con una persona china.

Jiaping Ma, colaboradora en realities y programas de televisión, ofrece sus consejos para triunfar ligando con una persona china.

Reportajes

Todos los trucos para ligar con una china según la 'MasterChef' Jiaping Ma: "Si pagas a medias, te verá como un amigo"

"Me han dicho, en más de una ocasión: 'Para ser china, eres muy guapa'. Puede sonar halagador, pero en el fondo no está nada bien [...] Se creen que las chinas somos fáciles".

Más información: Quién es Jiaping Ma, la nueva colaboradora que ha llegado a 'Zapeando'.

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Las relaciones interraciales entre chinos y españoles no son algo nuevo. De hecho, los más mayores recordarán el icónico Teatro Chino de Manolita Chen, donde actuaba el matrimonio formado por Manuela Fernández Pérez y Chen Tse-Ping (al que todos conocían como Chepin), o alguna de sus funciones en el Circo Price.

Hoy, con más de 198.000 ciudadanos chinos residiendo en España (una cifra que crece día a día), es lógico asumir que estos noviazgos, matrimonios, rollos, ligues o líos son cada vez más comunes.

Pese a ello, subsiste la creencia de que la barrera cultural es tan alta como la famosa muralla que construyó Qin Shu Huang en el siglo III antes de Cristo. Para saber cómo conquistar a una persona china, no echar por tierra la relación y, lo más importante, caer bien a su familia, parece razonable encomendarse a Jiaping Ma, residente en España desde hace 17 años y una de las chinas más televisivas (Masterchef o Zapeando) que ha pisado este país.

Jianping Ma durante su paso por Masterchef.

Jianping Ma durante su paso por Masterchef. RTVE

"Las primeras citas fueron un choque cultural", comienza Jiaping. Desde entonces, con cerca de cuatro relaciones importantes ("una de Bilbao, otra de Málaga… todas duraban entre dos y cuatro años") ha recorrido un viaje emocional y cultural por el corazón de los españoles.

Quizá su experiencia diga más que cualquier estudio académico sobre las relaciones interraciales. Es lo que tiene haberlo vivido.

¿Quién paga la cena?

En España aún se debate si el hombre debe invitar en la primera cita o si hay que dividir la cuenta. Pero, como cuenta Jiaping entre risas, para muchas mujeres asiáticas este sigue siendo un gesto con una gran carga simbólica: "Si pagas mitad y mitad, te van a considerar un amigo. Si me dejas pagar en la primera cita, no estás demostrando suficiente interés".

Que el hombre asuma la cuenta –al menos la primera vez– es para ella una señal de compromiso real. Un gesto sencillo, pero con peso cultural.

En 2020, el Instituto Nacional de Estadística constató que el 21,5 % de los matrimonios celebrados en España eran mixtos, y que el 83 % de los cónyuges extranjeros estaban emparejados con una persona española. Esto no sólo revela la presencia de parejas interraciales, sino también su nivel de integración.

Con los 198.805 ciudadanos chinos que residen actualmente en el país, no es descabellado pensar que una parte de ellos mantiene o ha mantenido relaciones sentimentales con españoles. Si cualquiera que lea estas líneas fantasea con formar parte de una de esas historias, conviene empezar por lo básico.

Jianping Ma en el programa Zapeando.

Jianping Ma en el programa Zapeando. Zapeando / LaSexta

Qué decirle a una china

No todos los halagos suenan bien cuando son propios de un mendrugo. Esto no es exclusivo para los que van dirigidos las mujeres (u hombres) chinos, sino para todo el mundo. Jiaping recuerda los "piropos torpes" que, aunque bienintencionados, resultan ofensivos: "Me han dicho, en más de una ocasión: 'Para ser china, eres muy guapa'. Puede sonar halagador, pero en el fondo no está bien. Es un 'piropo' tonto que muestra una falta de mundo". No se trata de maldad, aclara, sino de ignorancia.

La búsqueda de pareja asiática no es exclusiva de los españoles, claro. Según un informe del Pew Research Center, en Estados Unidos el 36% de las mujeres asiáticas recién casadas contrajeron matrimonio interracial, mientras que entre los hombres asiáticos la cifra no supera el 21%. En EEUU lo asiático tira. Y aquí, también, aunque a nuestra manera.

Como Jiaping narra, su historia amorosa en España ha estado marcada, claramente, por las apps de citas (Tinder, en un lugar predominante), y en ellas no solo se ha encontrado con el torpe de turno que suelta el ya mencionado "para ser china…", sino con el connoisseur que ya ha estado en China (con cierto éxito amoroso) y se cree que esto es pan comido.

"Alguno me ha dicho que había estado en Shanghái como estudiante de intercambio y, de hecho, tenía como foto de perfil un templo chino. Me contó que en algunos bares había ligado. Su segunda frase fue un 'bueno, ¿te apetece un Netflix and chill?'". Para quienes no estén familiarizados con esta expresión, equivale a una invitación directa a mantener relaciones sexuales. "Se creen que, con dos palabras, las chinas somos fáciles".

No nos engañemos: en un primer momento, el físico importa. Pero, como explica Jiaping, tiene fecha de caducidad: "Los cuerpos bonitos son atractivos durante los primeros tres meses de pasión, pero a partir de entonces, necesito algo más. Los ocho abdominales te dan para un ratito". Y apostilla: "Ser guapo te sirve un tiempo; aportar algo, mucho más"

Es la experiencia la que habla aquí, y en las relaciones largas que Jiaping ha tenido durante sus 17 años en España, los que más han durado han hecho esfuerzos (algunos efectivos, y otros no tanto).

"Hubo un chico que se apuntó a clases de chino, puso China FM en el coche… me parecía mono, pero pobre, me daba pena. Prefiero que alguien investigue la historia o cultura chinas para poder tener una conversación de verdad. Igual que cuando vine a España me informé sobre la historia y cultura de aquí, simplemente para poder tener temas de los que hablar".

En el otro lado del espectro estaba uno de sus primeros novios, 'el malagueño': "Estuvimos muchos años juntos e incluso llegó a venir a conocer a mis padres a China", relata Jiaping. Y continúa: "Con él no hubo problema, se integró con naturalidad. Fue otro nivel".

En las parejas interculturales, todo depende de cuánto el otro esté dispuesto a cruzar a tu mundo, no solo geográficamente, sino emocionalmente. Este chico no fue una excepción: "Llegó a olvidarse de que soy china".

Pero esta situación abre otro melón completamente diferente: a un español pueden gustarle o no los hombres o mujeres chinos (o moldavos, o canadienses, o de Marte; para gustos, colores), pero ¿les gustamos nosotros a los familiares chinos?

"Con él, 'el malagueño', no hubo ningún problema. Es una persona muy tranquila. De hecho, seguimos siendo amigos. No es un payaso. Mis padres, al ver esto, dijeron: 'Bueno, es normal. Vale, guay'. Hay que tener en cuenta que en la cultura china los padres tampoco expresan sus emociones, por lo que yo no sé si en el fondo les molestaba o no".

A pesar de eso, hubo indicios de que no se oponían: "Tradicionalmente, te obligan a dormir separados (con los novios, al menos), pero en mi caso, yo dormí ahí, en mi cama grande de mi habitación de Shanghái, y ese chico también".

No sólo eso, relata Jiaping, sino que su familia 'extendida' también parecía aprobar la relación: "Mis tías y tíos decían: 'Mira, un extranjero, tiene la nariz más alta y barba'. En ese momento me hizo gracia. Estaba claro que la gente se lo había tomado bien".

No fue el único novio que tuvo la oportunidad de visitar Shanghái de la mano de Jiaping: "Diez años después, volví con otro". ¿Recuerda el lector ese cliché (extraordinariamente racista) de "todos los chinos se parecen"? También funciona a la inversa.

"Mi tía no se creía que este (el nuevo) fuese otra persona. Para ella era igual que 'el malagueño'. A pesar de eso, este caló mejor. Cierto es que se dedicaba al comercio internacional y sabía adaptarse, pero estaba claro que a mi padre, por ejemplo, le gustaba más. Era alguien que fumaba y bebía con él, lo que hiciese falta".

Las expectativas económicas no están ausentes en este tipo de relaciones, aunque, como explica Jiaping, en Shanghái se es menos tradicional que en áreas más rurales: "Este chico me regaló un anillo, y en mi cumpleaños un trozo de oro. En ese momento, toda mi familia estaba encantada, diciendo. 'Ah, mi hija ya tiene su salida, tiene un futuro con esa persona, por fin'".

A pesar de eso, explica, su familia es muy abierta: "Somos cinco primas y solo dos están casadas. Al resto no nos meten presión de ningún tipo".

Como apunte, cabe destacar que, curiosamente, los chinos más tradicionales –al menos en sus opiniones respecto al matrimonio de sus hijos (y la correspondiente descendencia)– no son los que están allí, sino los que se trasladaron a nuestro país hace tiempo: "La familia que vive en China ahora mismo es mucho más moderna que aquellas que llegaron a España hace más de 20 años. Esas se han quedado con la mentalidad que había allí hace décadas".

Y pone un ejemplo: "A una parte considerable de los padres de chinos de segunda generación, que hablan perfectamente español y ya tienen 30 años, les preocupa muchísimo que su hija consiga tener la vida resuelta, casada y con hijos. Pero mis padres, por ejemplo, ven que su hija no se ha casado y dicen: 'Bueno, disfruta de éxito laboral y en los estudios. ¿Por qué las prisas? Tiene un buen trabajo y no depende de nadie. ¿Para qué se va a casar tan pronto?'"

¿Y qué lecciones podemos sacar de todo esto? En primer lugar, que China es un país gigantesco y muy poblado, por lo que dar las claves para ligar (y mantener una relación) con alguien de allí es, en este caso al menos, sólo aplicable de forma 'fiable' a mujeres shanghainesas. En segundo: si las primeras palabras que se te ocurren son "eres guapa para ser…" (da igual cómo completes la frase), piénsatelo un poquito más.