Felipe junior, tras ser detenido, junto a una imagen de su puño lesionado tras darle una paliza a su padre.
La Policía sostiene que Felipe le dio 8 puñetazos a su padre "por la herencia" y que su hermana Rosario "había contribuido"
EL ESPAÑOL accede en exclusiva al atestado policial que recoge que el comerciante murió por no ser auxiliado tras la paliza: "A consecuencia de los hechos narrados, y la falta de atención inmediata, la víctima falleció".
Más información: El vídeo de la paliza en la que Felipe murió a manos de su hijo y "no sólo" de un puñetazo: él "temía" a sus cuatro vástagos
Cuando Felipe junior fue arrestado en Archena en casa de su madre, Rosario, portaba consigo una prueba inequívoca de la paliza mortal que le había dado a su padre, Felipe, dentro del despacho de su tienda: Tejidos Hernández. Así lo revela el atestado de la Policía Nacional al que ha accedido en exclusiva EL ESPAÑOL: "El detenido Felipe Hernández Ramos, presenta lesiones en su mano derecha, compatibles con la agresión investigada. Concretamente, el detenido, presenta una pequeña lesión en la articulación de la falange medial, del dedo índice de la mano derecha”.
La detención exprés del presunto parricida se produjo a las 13 horas del sábado 19 de julio, justo después de haber sido grabado por las cámaras de seguridad de Tejidos Hernández, a las 10.45 horas, entrando al negocio de su progenitor, Felipe Hernández Medina. De modo que Felipe junior se derrumbó ante los policías y formuló una confesión espontánea que viene recogida en el citado atestado. De hecho, afirmó que la agresión se produjo por la herencia: los bienes de la Sociedad Jopichusa que cuenta con 13 o 14 inmuebles en Molina de Segura.
“El investigado Felipe Hernández Ramos, ante las preguntas de los comparecientes, reconoce de forma voluntaria y espontánea, a los agentes actuantes, que esta mañana se ha desplazado con su hermana Rosario, a la tienda de su padre Felipe, situada en la calle Mayor de Molina de Segura, ya que mantienen una disputa desde hace tiempo por una herencia".
"De igual forma, explica a los agentes actuantes que han discutido fuertemente con su padre, y que en un momento dado, le ha golpeado en el rostro en varias ocasiones, dejándole inconsciente en el suelo, huyendo del lugar con su hermana Rosario, que era la que conducía su vehículo Opel Corsa”, según subraya el atestado.
La Policía Nacional analiza el contenido del vídeo de la cámara de seguridad que Felipe padre instaló en su negocio, por miedo a sus cuatro hijos, tras haberles denunciado una decena de veces, por supuestos episodios de violencia familiar, y de haber pedido una orden de alejamiento sin éxito hasta en tres ocasiones. Del visionado concluyen que recibió 8 puñetazos de su primogénito: Felipe junior.
El vídeo de la paliza en la que Felipe murió a golpes a manos de su hijo: él "temía" a sus cuatro vástagos y a su exmujer
Los investigadores asignan a Felipe junior, de 35 años, y flamante aprobado de las oposiciones al cuerpo superior de inspectores de Hacienda, la denominación de autor 1. A lo largo de su atestado policial, consideran que “entra de manera apresurada y visiblemente alterado” a la tienda de su padre, al borde de las once de la mañana del sábado 19 de julio.
“Accede directamente al despacho y agrede de manera súbita a la víctima, la cual se intenta proteger de los golpes sin éxito, siendo lanzado al suelo de forma muy violenta, observando como parece impactar contra la pared”. “El autor 1 realiza un amago de abandonar el almacén, cuando observa que la víctima se levanta, momento en el que vuelve y le lanza un puñetazo en la cabeza y lo empuja contra la pared”.
El atestado subraya que Felipe, de 65 años, llegó a perder el conocimiento durante la tunda de palos que recibió a manos de su hijo: “El autor 1 le propina hasta ocho puñetazos consecutivos, dejando a la víctima en el suelo al parecer inconsciente”.
Tan violenta escena es presenciada por Rosario Hernández Ramos, de 29 años, médico en un centro de salud de Orihuela, y que entra a la tienda acompañando a su hermano mayor, sin hacer un solo amago de auxiliar a su padre que está siendo golpeado como un saco de boxeo. A la doctora Rosario los investigadores le asignan el papel de autora 2. Esto es lo que exponen sobre ella:
“La autora 2 accede al despacho donde se produce la agresión, si bien no agrede a la víctima, se puede ver como la misma, durante todo el tiempo que dura la agresión, gesticula enérgicamente moviendo las manos e interactúa con víctima y autor 1, no pudiendo esta instrucción determinar lo que habla".
"En cualquier caso, resulta claro a juicio de esta instrucción, que la misma no auxilia a la víctima en ningún momento ni hace intención de mediar en la agresión, que presencia y que incluso puede haber contribuido a generar”.
Rosario, tras ser detenida por la Policía Nacional.
La Policía Nacional recalca en varios puntos de su atestado que la hija pequeña del comerciante tenía la obligación ética, moral y laboral de haber prestado auxilio a su padre después de la agresión:
“Resulta especialmente relevante en el caso de la investigada Rosario Hernández Ramos, la cual ostenta la condición de médico (terminando MIR), una conducta que podría ser constitutiva de un delito de omisión del deber de socorro, tipificado en el artículo 195 del Código Penal, y agravado por la condición profesional de Rosario, quien en virtud de su juramento hipocrático y formación específica, tenía un deber reforzado de actuar ante la situación de emergencia vital creada que presenciaba y que incluso había contribuido a generar”.
La principal testigo de este presunto parricidio fue una cámara Wifi, instalada en el pladur del techo del establecimiento, cerca del mostrador donde este comerciante esperaba siempre a sus clientes con una sonrisa. Tras la paliza, la cámara filma a los dos hermanos huyendo a la carrera del establecimiento, para salir a la calle Mayor y subirse en un Opel Corsa que condujo Rosario, con el supuesto objetivo de ayudar al agresor, su hermano mayor Felipe, a desaparecer de Molina de Segura rumbo a la casa de su madre en Archena.
La cámara que había en el techo de la tienda del difunto Felipe.
El atestado de la Policía Nacional rebate la versión de los hermanos que afirman que no hicieron ninguna omisión del deber de socorro a su padre, incluso muestran su sorpresa por el luctuoso final de Felipe, debido a que afirman que lo dejaron consciente y hablando. Estas son algunas de las valoraciones que hacen los investigadores:
“El autor 1 y la autora 2 abandonan a toda prisa el establecimiento, dejando a la víctima, herida y aturdida en el suelo”. “Tal y como consta en la diligencia anterior, los autores, hijos del finado, una vez perpetrada la agresión, y pese a que la víctima se hallaba en el suelo, visiblemente herida y conmocionada, ninguno de los dos autores procedió a prestarle ayuda ni a solicitar asistencia sanitaria, marchándose ambos del lugar de forma inmediata a la carrera".
Todo ello, a pesar de que el técnico de Hacienda Felipe y la doctora Rosario sabían que su padre era un enfermo crónico del corazón, al que habían instalado un marcapasos. "Significar, que ambos hijos del finado eran conocedores de las patologías médicas que el fallecido sufría, relacionadas sobre todo con problemas cardiacos”. “Tras la agresión, ambos investigados, huyen a la carrera del lugar de los hechos, sin prestar ningún tipo de auxilio a la víctima, quien yacía semiinconsciente en el suelo”.
“A consecuencia de los hechos narrados, y la falta de atención inmediata, la víctima falleció en el lugar detallado, a pesar de los esfuerzos del personal sanitario por intentar reanimarlo”.
Felipe Hernández Medina, tras recibir la agresión en la oficina de su tienda de Molina de Segura.
La doctora Rosario se encontraba en Orihuela, siguiendo con su plan del fin de semana como si nada hubiese ocurrido, junto a una amiga con la que había quedado ese mismo sábado, mientras que su hermano era arrestado en Archena. La confesión de Felipe tuvo como consecuencia que de inmediato se pusieran a tratar de localizar a esta facultativa que está haciendo su residencia, como médico de familia, para la Consellería de Sanidad de la Comunidad Valenciana.
“La investigada Rosario Hernández Ramos, no se encontraba en la vivienda, y no respondía a las llamadas de los agentes adscritos a esta Brigada, siendo citada por medio de su madre, para que se personara de forma voluntaria en dependencias policiales”. De forma que a las 14.07 horas de aquel trágico sábado, se presentó voluntariamente en la Comisaría de Policía tras ser alertada por su madre, Rosario, de que la estaban buscando por el homicidio de su padre -a la sazón su exmarido-.
La Policía Nacional quiso entrevistarse con Rosario, la madre de los dos hermanos detenidos, pero se negó a responder a ninguna pregunta por consejo de su abogado, Pablo Martínez. A falta de conocer el resultado de la autopsia, para determinar el grado del delito al que se podría enfrentar Felipe junior, lo cierto es que el atestado policial apunta esto sobre la posible causa de la muerte de un comerciante que era una institución en Molina de Segura y al que intentó reanimar sin éxito un médico que vive por la zona -antes de la llegada de la ambulancia-.
"La víctima de la agresión, se encontraba en parada cardiorrespiratoria, siendo en ese momento atendido por personal de la UME de Molina de Segura. Presenta sangre en el rostro, la nariz y el interior de la boca, no pudiendo observar otro tipo de traumatismos". De hecho, en la primera inspección de la Brigada de Policía Judicial encontraron sangre por todo el pasillo central de Tejidos Hernández que conducía hasta el despacho donde Felipe fue agredido de manera salvaje.
El pasillo de la tienda del difunto Felipe estaba lleno de restos de sangre.
Aquel sábado 19 de julio, la Policía Nacional no paró de trabajar a destajo, para recabar el mayor número posible de indicios y testigo tras testigo confirmaron que todos los caminos llevaban a Roma: los hermanos Felipe y Rosario estaban detrás de la paliza mortal a su propio padre, motivada supuestamente por la herencia familiar.
“Los agentes actuantes proceden a entrevistarse con los testigos, los cuales coinciden en señalar, que el finado, había salido de la tienda que regenta, pidiendo ayuda, manifestando que había sido agredido por sus hijos, los cuales habían huido a la carrera, desvaneciéndose instantes después, entrando en parada, llegando incluso a intentar ser reanimado por un vecino, médico de profesión”.
De los 4 testigos con los que se entrevistaron los policías, uno de ellos les llegó a reproducir las últimas palabras del pobre Felipe antes de desvanecerse en la calle Mayor: "Me han pegado mis hijos".