Representación artística del encuentro entre Pilar y Hitler.

Representación artística del encuentro entre Pilar y Hitler. Iván Fernández Amil

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Pilar Primo de Rivera y Adolf Hitler: la boda secreta que ideó el franquismo para unir España con el Tercer Reich alemán

Bajo la dirección de la Sección Femenina, la hermana del líder falangista creó escuelas, hospitales y programas sociales, dejando un legado de control patriarcal y empoderamiento femenino dentro del régimen.

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En 1809, Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, se divorció de Josefina de Beauharnais para casarse con María Luisa de Austria, hija del emperador Francisco I, sellando una alianza política que unía dos imperios rivales. El matrimonio, frío y calculado, buscaba legitimidad y paz, pero terminó en fracaso cuando Napoleón cayó en Waterloo.

Tiempo después, en plena Segunda Guerra Mundial, otro dictador europeo soñó con un enlace similar para fortalecer su régimen. Ideado por un diplomático español, obsesionado con unir el nazismo y el falangismo a través de una boda real, la novia elegida era Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de la Falange y musa del franquismo. El novio sería Adolf Hitler.

El plan, gestado en 1941, pretendía crear una dinastía fascista católica, pero se desvaneció entre rechazos y realidades geopolíticas. Esta es la historia de la utópica unión entre Pilar Primo de Rivera y Adolf Hitler, un capítulo olvidado que revela las ambiciones y límites del franquismo ante el Tercer Reich.

La novia

Pilar Primo de Rivera y Sáenz de Heredia nació el 4 de noviembre de 1907 en Madrid, en una familia marcada por la política y la tragedia. Hija de Miguel Primo de Rivera, dictador de España entre 1923 y 1930, y hermana de José Antonio, fundador de la Falange Española, Pilar creció en un ambiente de poder e ideales conservadores.

Tras el fusilamiento de José Antonio en 1936 y la muerte de su padre en el exilio, Pilar se convirtió en la guardiana del legado familiar. Por ello, con solo 29 años, fundó la Sección Femenina de la Falange, una organización que movilizaría a millones de mujeres españolas durante la dictadura de Francisco Franco, según ella misma cuenta en su autobiografía "Recuerdos de una vida".

La Sección Femenina no era un mero grupo auxiliar, era un pilar del franquismo. Con su carisma y devoción católica, Pilar promovió un modelo de mujer "nacional-sindicalista" sumisa al régimen, pero activa en la sociedad.

Bajo su liderazgo, la organización impartió cursos de higiene, economía doméstica y gimnasia, reclutando a más de 2 millones de mujeres para labores de auxilio social durante la Guerra Civil. Franco la consideraba una hermana y ella, soltera de por vida, juró lealtad absoluta al Caudillo.

Musa del franquismo

Pero Pilar no era solo una buena propagandista, Pilar era una mujer culta, viajera y ambiciosa, que soñaba con un falangismo puro, influido por el catolicismo y el nacionalsindicalismo de su hermano.

En 1939, con la victoria del golpe de Estado, Pilar se consolidó como una de las mujeres más poderosas de España. Su influencia en El Pardo era tan notable que aconsejaba a Franco en asuntos femeninos y representaba al régimen en el extranjero.

Pero el franquismo, aislado tras la Segunda Guerra Mundial, buscaba aliados. La Alemania nazi, con su ideología totalitaria, parecía un socio natural, aunque Franco mantuvo una neutralidad calculada.

Pilar Primo de Rivera.

Pilar Primo de Rivera. Wikipedia

Fue en este contexto donde surgió un disparatado plan: casar a Pilar con Adolf Hitler, el Führer soltero que admiraba el falangismo.

El arquitecto del plan: Ernesto Giménez Caballero

El ideador de esta unión improbable fue Ernesto Giménez Caballero, un diplomático y escritor fascista español, nacido en 1899. Giménez Caballero era un intelectual excéntrico, fundador de la revista La Gaceta Literaria y propagandista del franquismo. En 1941, como agregado cultural en la embajada española en Berlín, vio en Hitler un "mesías" para Europa, así que, obsesionado con unir el nazismo y el falangismo, propuso un matrimonio dinástico que fusionara el "espíritu católico" de España con el "vigor ario" de Alemania.

Giménez Caballero expuso su idea en una carta a Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco y ministro de Asuntos Exteriores. Llamó a su plan "Un enlace tradicional y revolucionario", en el cual Pilar, símbolo de la Falange, casada con Hitler, crearía una dinastía que legitimaría el Eje en el mundo católico.

El novio

Con 52 años, Hitler estaba soltero, su relación con Eva Braun era secreta, y Pilar, con 34, representaba la pureza falangista, por lo que Giménez Caballero imaginaba una boda en la Alhambra o en Roma, con Franco como padrino, uniendo Madrid y Berlín en una alianza imposible.

Ernesto Giménez Caballero.

Ernesto Giménez Caballero. Wikimedia

El diplomático no actuó solo. En febrero de 1941, durante una recepción en Berlín, conversó con Joseph Goebbels y su esposa Magda, según cuentan los propios diarios de Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich. Magda, madre de seis hijos y modelo de mujer nazi, mostró interés y Goebbels llegó a anotar en sus escritos "la española es perfecta: católica, leal y fértil”.

Giménez Caballero, entusiasmado, viajó a Madrid para convencer a Serrano Suñer, quien vio potencial en el plan para estrechar lazos con Hitler tras la reunión de Hendaya en 1940, en la que Franco se negó a entrar en la guerra.

Activando el plan

El punto álgido del plan llegó en marzo de 1941, cuando Giménez Caballero organizó una cena privada en la casa de los Goebbels. Pilar, invitada como representante de la Sección Femenina, viajó a Alemania para una gira propagandística y en la cena, Magda Goebbels le presentó la idea sutilmente: "Hitler admira su dedicación a la Falange. Un enlace entre líderes fortalecería nuestra causa común".

Pilar, sorprendida, respondió con frialdad. Según su autobiografía, vio el plan como "una locura", pero Giménez Caballero insistió, argumentando que el matrimonio catolizaría el nazismo y crearía una "dinastía aria-hispana".

Hitler, informado por Goebbels, tampoco mostró mucho interés. En una reunión en el Berghof, su lugar de descanso y segunda residencia gubernamental, alabó a Pilar como "la mujer ideal para el nuevo orden", pero el plan se topó con varios obstáculos.

Serrano Suñer, Franco y Mussolini en 1941.

Serrano Suñer, Franco y Mussolini en 1941. Wikipedia

El plan imposible

Pilar, devota católica, rechazó la idea: "Mi vida es para España y la Falange, no para un matrimonio político", confesó a Serrano Suñer al regresar. Franco, pragmático, tampoco apoyó el enlace, ya que temía atarse demasiado a Hitler, cuyo régimen chocaba con el catolicismo franquista. Además, en aquel momento Eva Braun, la amante secreta del Führer, ya era un secreto a voces en Berlín.

El plan se desvaneció definitivamente en abril de 1941, cuando la invasión alemana de la URSS desvió las prioridades. Giménez Caballero, decepcionado, regresó a España, donde el fracaso lo marginó. Mientras, Pilar continuó su labor en la Sección Femenina, negando públicamente el rumor en sus memorias: "Fue una fantasía de un diplomático exaltado".

El legado de una propuesta absurda

El plan para casar a Pilar Primo de Rivera con Adolf Hitler, aunque absurdo, revela las ambiciones del franquismo en un mundo en guerra. Giménez Caballero soñaba con una alianza que fusionara ideologías, pero ignoró las diferencias irreconciliables entre el falangismo católico y el nazismo pagano.

Pilar, fiel a su hermano y a Franco, rechazó convertirse en un peón político, con una negativa que reforzó su estatus como líder de la Sección Femenina, que continuó moldeando la sociedad española hasta 1977.

Bajo su dirección, la organización creó escuelas, hospitales y programas sociales, dejando un legado complejo, mezcla de control patriarcal y empoderamiento femenino dentro del régimen.El episodio también expuso los límites de Franco. Su neutralidad calculada evitó que España se hundiera con el Eje, pero aisló al país hasta los años 50.

Giménez Caballero, marginado tras el fiasco, se retiró de la diplomacia, dedicándose a escribir hasta su muerte en 1988. Hitler, que nunca se casó hasta su suicidio con Eva Braun en 1945, siguió su camino hacia la derrota.

Pilar, por su parte, vivió hasta 1991, siempre leal al franquismo, pero sin olvidar la "locura" que quiso hacerla reina de un imperio condenado, con un absurdo plan que a punto estuvo de llegar lejos.