Raúl Incertis, anestesista en Gaza, con Suleiman, de 16 años amputado por una bomba israelí. Cedida

Raúl Incertis, anestesista en Gaza, con Suleiman, de 16 años amputado por una bomba israelí. Cedida

Reportajes

Raúl Incertis, el médico español que se niega a irse de Gaza: "Veo cuerpos de niños mutilados, es un exterminio industrial"

El médico voluntario relata a EL ESPAÑOL el horror al que se enfrenta cada día desde abril en el hospital Nasser, al borde del colapso.

Más información: Israel pretende hacinar a toda la población gazatí en una "ciudad humanitaria" en Rafah: "No podrán abandonar la zona"

Valencia
Publicada

"Llegan cuerpos de niños mutilados al hospital, con balas en la cabeza". Es el horror que vive cada día Raúl Incertis, un anestesista valenciano que trabaja como voluntario en la franja de Gaza desde el pasado 8 de abril.

"Es un exterminio industrial", manifiesta. "Vemos las bombas caer. Matan y nosotros atendemos a los heridos, sin parar", relata a EL ESPAÑOL. Según calcula, al día pueden llegar a morir desde 20 hasta 40 gazatíes.

Sobrevivir es su trágica realidad, nadie está a salvo de la masacre: el último suceso llamativo en la franja, el bombardeo este miércoles, por parte de un tanque israelí, de la única iglesia católica de este territorio palestino, dejando dos muertos y el templo reducido a cenizas.

El médico valenciano desempeña su labor en quirófano y urgencias en el hospital Nasser, en la ciudad de Jan Yunis. A día de hoy, es el centro sanitario que más personas puede atender. Pero está colapsadísimo. El hospital, con 290 camas, se encuentra al 200% de su capacidad. Es uno de los tres hospitales públicos que quedan en funcionamiento.

"Hay más de 600 pacientes. Están por los pasillos y algunos duermen en el suelo. Esta semana se declaró un brote de meningitis bacteriana gravísima. Todo por culpa del hacinamiento", asevera Incertis.

Las condiciones son infrahumanas. No hay sitio en las UCI y hay una escasez de material "enorme". En esas condiciones, Raúl no puede anestesiar como lo haría habitualmente. Falta morfina y fentanilo. "Los pacientes no se enteran de la operación porque tenemos anestésicos suficientes, pero sienten muchísimo dolor en el postoperatorio inmediato", explica.

Raúl realiza desde amputaciones, laparotomías o incluso aperturas de tórax, procedimientos quirúrgicos complejos. Al hospital llegan personas con perforaciones, heridas abiertas, quemaduras, tiroteadas y con fracturas en el cráneo. "Estamos poniendo ibuprofeno intravenoso", medicación que, dice, no es suficiente para aliviar el dolor.

Raúl Incertis, anestesista en Gaza, con Bader Tabash, periodista gazatí. Cedida

Raúl Incertis, anestesista en Gaza, con Bader Tabash, periodista gazatí. Cedida

La mayoría son jóvenes, por debajo de los 20 años. También mujeres y niños. "Los médicos gazatíes con los que trabajo han perdido a algún familiar. Todos, sin excepción. Y no se quejan", lamenta.

"Muchos, además, se han quedado sin casa y han sido forzados a ser evacuados a Al Mawasi, una franja costera donde malviven cientos de miles de gazatíes, apiñados", cuenta.

Lo que más le duele a este anestesista es el miedo que pasan sus compañeros, tal y como le trasladan. Allí se refugian miles de palestinos desplazados por la guerra, una zona aparentemente declarada como "humanitaria" y que no ha estado exenta de ataques por parte de Israel.

Respecto a la comida, tampoco hay. Una lata de atún vale ocho dólares. El kilo de azúcar está en casi los 90 dólares y el de harina puede costar 40 dólares. Lo asegura Incertis, que ha llegado a perder hasta siete kilos. Suele comer arroz "con muy pocas lentejas" y alguna vez pasta, "manchada con un poco de tomate".

El cuerpo sin vida de Mohanad, de dos años, tras un bombardeo israelí contra su casa. Jabalia, 28 de abril de 2025. Raúl Incertis

El cuerpo sin vida de Mohanad, de dos años, tras un bombardeo israelí contra su casa. Jabalia, 28 de abril de 2025. Raúl Incertis

Según la última actualización de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) sobre la respuesta humanitaria en Gaza, publicada el pasado 9 de julio, y con la información que maneja el Ministerio de Salud de Gaza, entre el 2 y el 9 de julio 668 palestinos murieron y 2.817 resultaron heridos.

Los hospitales se enfrentan a un "cierre inminente" a medida que se agotan las reservas de combustible, tras la prohibición total de su entrada durante aproximadamente 130 días.

Casi uno de cada tres palestinos pasa días enteros sin comer y más personas corren el riesgo de morir de hambre, según una nueva evaluación.

En total, desde que Hamás lanzó la ofensiva a gran escala Operación Inundación de Al‑Aqsa el pasado 7 de octubre de 2023, e Israel respondiera con una contraofensiva, el conflicto armado se ha saldado con 57.680 palestinos muertos y 137.409 heridos.

Valor testimonial

Raúl Incertis vive en el propio hospital, que ha sido bombardeado en varias ocasiones. "Desde que llegué el 8 de abril, ha sido atacado cinco veces: dos bombardeos y tres ataques por parte de milicias como la de Abu Shabab, asistidas y armadas por Israel, con ametralladoras, granadas y drones.

"Es una manera que tiene Israel de atacar el hospital", sostiene. Además, describe la situación que vivieron en sus propias carnes algunos de sus compañeros: "Fueron secuestrados y torturados por los soldados, llevados a prisión israelíes, les pegaban palizas, les humillaban, traían perros y se orinaban en ellos".

Con humildad, expresa que él es el afortunado. "Yo, si quiero, puedo volver a mi país, en situación de paz. Ellos no".

Preguntado por el impacto mental de esta vivencia, lleva encima "una coraza": "No puedes llorar, tienes que trabajar, aunque no te acostumbras nunca a ver semejante masacre".

Este anestesista valenciano trabaja bajo el paraguas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en calidad de informador y observador internacional de la ONU. Todo lo que él apunta y fotografía tiene "valor testimonial" a nivel legal.

Desde el 22 de abril, este médico recoge en un mismo dosier fotografías sobre los pacientes o personas que han de ser intervenidos en el hospital Nasser. Las imágenes son escalofriantes y pueden herir sensibilidades.

Ahmed, de 38 años, operado de múltiples perforaciones abdominales causadas por metralla. Khan Junis, 16 de mayo de 2025. Raúl Incertis

Ahmed, de 38 años, operado de múltiples perforaciones abdominales causadas por metralla. Khan Junis, 16 de mayo de 2025. Raúl Incertis

Cada día rellena un formulario anónimo que se le traslada a la OMS, donde se encarga de correlacionar las lesiones con los nombres de cada paciente, así como su edad, sexo, tipo de herida, su causa y si son por arma de fuego, por metralla, traumática o por arma expansiva.

En el caso de Incertis, pertenece a una pequeña ONG llamada Glia, una organización médica solidaria que le ha permitido poder trabajar en la franja de Gaza, afiliada a los Equipos Médicos de Emergencia de la OMS.

Regreso a Gaza

Raúl Incertis aterrizó en Gaza el 2 de octubre de 2023, con la ONG Médicos sin fronteras, casualmente cinco días antes del estallido del conflicto entre Israel y Hamás. Sin embargo, la estancia fue breve. El 1 de noviembre fue evacuado porque la situación comenzaba a ser "muy peligrosa".

En ese lapso de tiempo, los 30 cooperantes internacionales tuvieron que ser trasladados junto a la población civil. Fueron testigos del desplazamiento de miles de gazatíes. "Dormíamos con ellos en el suelo. No podíamos ir a hospitales de manera segura y no había corredores humanitarios", recuerda.

"Nos fuimos de Gaza con la sensación de haber presenciado una violación de miles de personas, con un sentimiento de culpa por no haber podido ayudar", señala.

El anestesista valenciano Raúl Incertis con el Dr. Mohammed Daher, en Jabalia. Cedida

El anestesista valenciano Raúl Incertis con el Dr. Mohammed Daher, en Jabalia. Cedida

A Incertis se le quedó clavada esa espina. Año y medio después no dudó en volver a la franja palestina. Posee, además, un permiso humanitario que le ha concedido la Conselleria de Sanidad, por lo que puede mantener su vida en Valencia y seguir su labor internacional.

Pero la historia de este anestesista como médico voluntario se remonta cinco años atrás. El 2020 estuvo en Afganistán, al año siguiente en Yemen y el pasado otoño de 2024 en el Líbano.

A los 30 años decidió dar un giro profesional. No se sentía bien consigo mismo y quería probar ayudar a otros. Y aunque cada día se enfrenta a ver "auténticos horrores", no se arrepiente.