Ronny, el hijo de Patricio, desaparecido junto a Edwin hace 75 días, este sábado, buscándole por un paraje de Mazarrón.

Ronny, el hijo de Patricio, desaparecido junto a Edwin hace 75 días, este sábado, buscándole por un paraje de Mazarrón. Badía

Reportajes

El hijo de Patricio, desaparecido junto a Edwin hace 75 días en Mazarrón: "Lo único que se puede encontrar es su cadáver"

EL ESPAÑOL acompaña a cincuenta voluntarios en una batida por el paraje donde se perdió la señal de los móviles de los dos ecuatorianos la madrugada del miércoles 16 de abril: "Puede ser que los estemos pisando".

Más información: Patricio y Edwin llevan 70 días desaparecidos y sus familiares acuden a Lobatón: "Puede que los tengan en trabajos forzados"

Publicada
Actualizada

Ronny sabe que el próximo 15 de julio su padre, José Patricio, no le felicitará por alcanzar la mayoría de edad en su 18 cumpleaños. “No sé si mi padre está perdido o si está muerto”, tal y como admite este adolescente que se ha desplazado de Madrid a Mazarrón, para participar en la batida que este sábado se ha convocado para localizar a José Patricio Chango Heredia (Ecuador, 1981) y a Edwin Guillermo Cambal Chicaiza (Ecuador, 1992), los cuales desaparecieron hace 75 días.

El punto de encuentro es la rotonda de la calle Tartana en la Urbanización Country Club, justo frente a unos terrenos marcados por el cauce de una rambla, la presencia de invernaderos, pozos, minas y alguna casa abandonada. Entre ese punto y la Gasolinera BP de El Algarrobo se perdió la señal de los móviles de los desaparecidos, la madrugada del miércoles 16 de abril: el de Patricio se apagó a las 00.05 horas y el de Edwin Guillermo a la 1.20 horas.

EL ESPAÑOL se suma a la búsqueda que ha reunido a más de cincuenta voluntarios a los que el cónsul de Ecuador en Murcia, Patricio Villegas, les entrega una botella de agua fresca para hidratarse porque este sábado hay una alerta amarilla por temperaturas extremas. De hecho, la batida se ha programado a las siete de la tarde para esquivar el calor, pero el termómetro marca 35 grados centígrados.

Al pobre Ronny poco le importa el calor porque suma más de dos meses sin escuchar la voz de su padre, Patricio. “Esta situación no es sencilla". "La verdad es que intento ocultar cómo me siento, pero estoy preocupado y triste”, según reflexiona este adolescente, tras sumarse al briefing que ofrece José María, miembro de Protección Civil en Alcantarilla durante cinco años y que se encarga de detallar las pautas de búsqueda a los voluntarios.

José María, antiguo miembro de Protección Civil, dando las indicaciones de la batida a los voluntarios.

"Hay que caminar haciendo una línea recta de unos doscientos metros, dejando una separación de cinco metros entre cada uno de nosotros", tal y como recalca José María, con cursos de supervivencia a sus espaldas y con experiencia en deportes de montaña y en espeleología. "Tenemos que buscar tierra blanda, removida, con vegetación chafada, o con signos de un enterramiento reciente. Y también hay que estar pendientes de encontrar algún rastro de los desaparecidos".

Es decir, desde alguna prenda de ropa a enseres personales, como los móviles, incluso restos biológicos. Los voluntarios van equipados con gorras y paraguas para protegerse del sol de justicia que cae por la zona. Todos llevan varas, picas, estacas o palos de sombrilla para clavarlos en el terreno y testar si ha sido removido.

José María es el primero en descender por la pendiente, seguido del hombre que ha convocado la batida: Daniel, hermano de José Patricio y tío de Ronny, que este sábado suma once viajes de Barcelona a Mazarrón para buscar a Patro y a Edwin.

Una amplia hilera de personas repasa con mil ojos el suelo, marcado por la presencia de arbustos secos, zarzas y algún reptil, como culebras y lagartos. Otros se adentran por el cauce de la Rambla del Algarrobo, cuya maleza les llega por la cintura. Pasados veinte minutos de batida, se produce el primer avistamiento de interés. "¡Aquí hay un montículo de tierra suave!", tal y como grita José. "No está compacto ni seco como el resto del terreno: es tierra blanda".

De inmediato, Daniel, hermano de José Patricio, y su sobrino, Ronny empiezan a quitar tierra de ese montículo, poseídos por la idea de que Patricio puede estar en el fondo. Esta escena evidencia que ningún familiar ni amigo de los desaparecidos tiene la esperanza de encontrarlos ya con vida.

Daniel, hermano del desaparecido José Patricio, quitando tierra den un montículo.

El montículo de tierra "sospechoso" lo geolocalizan para después informar a la Guardia Civil porque nadie se ha llevado una pala y con palos de sombrilla es imposible llegar hasta el fondo.

Los voluntarios siguen andando y Ronny se queda allí, clavando su mirada en la tierra, buscando respuestas para la desaparición forzosa de su padre, Patricio, junto a su compañero de trabajo en una empresa de piscinas y reformas, Edwin, con el que compartía una vivienda en Camposol: una urbanización que está a doce kilómetros del residencial Country Club.

Lo único que se me pasa por la cabeza es que mi padre esté muerto, aunque yo no quiera pensarlo". "Lo único que podemos encontrar es su cadáver”, sentencia desolado Ronny, de 17 años, y que atiende a este diario con la autorización de su madre, Norma. "Creo que mi padre está muerto".

- ¿Qué relación mantenía con su padre?

- Él trabajaba en Mazarrón y de vez en cuando venía a verme a Madrid. Todas las semanas hablábamos. Nunca me contó nada extraño. La última vez que hablamos, me preguntó cómo me iban los estudios porque estoy haciendo una FP de electricidad. No estaba preocupado. Estaba bien, como siempre. Hasta que un día dejó de responder a mis llamadas, los mensajes no le llegaban y me dijeron que había desaparecido.

- ¿Cree que su padre ha desaparecido porque alguien le ha hecho algo malo?

- Sí.

- ¿Y quién puede haberle hecho algo malo a su padre?

- Es que eso es lo que no sé porque yo nunca he venido a Mazarrón. Lo único que sé es que trabajaba aquí, que vivía con Edwin y que encontraron el Citröen C5 de mi padre en manos de unos gitanos. Yo creo que tendrían que investigar a esas personas y preguntarles de dónde han sacado ese coche.

Carlos, este sábado, voluntario de la búsqueda de Patricio y Edwin por Mazarrón.

Carlos, este sábado, voluntario de la búsqueda de Patricio y Edwin por Mazarrón. Badía

La Guardia Civil está indagando todo sobre el periplo por España de los dos desaparecidos. En el caso de Edwin, de 32 años, con titulación de veterinario, dejó Ecuador para instalarse en la Región de Murcia con la madre de sus dos hijos gemelos, hasta que se separaron y se mudó a la Urbanización Camposol en Mazarrón.

Allí se instaló con José Patricio, un hombre de 43 años que había emprendido su segunda experiencia en suelo español tras separarse de la madre de Ronny y regresar a Quito donde conoció a su tercera esposa, Gloria, con la que tuvo dos hijos.

Así lo confirma Ronny: "Cuando era pequeño, vivíamos en Madrid, porque yo nací en España. Mi padre se marchó a Ecuador cuando yo tenía 7 años y regresó a España cuando yo tenía 15 años. Se instaló en Mazarrón porque un tío suyo trabaja en la construcción y le ayudaría con un empleo".

Entre los voluntarios de la batida está Norma: la exmujer de Patricio. "Cuando vivíamos en Madrid, Patricio trabajó en la construcción, en Marcamadrid y en una empresa de catering: nunca se metió en ningún lío ni de drogas ni de bandas porque yo también trabajaba", tal y como recalca la madre de Ronny. "Él solo se relacionada con amigos comunes y familiares". "No es lógico que desaparezcan a la vez Patricio, y Edwin, dejando sus cosas en casa".

Este diario ha confirmado que José Patricio Chango Heredia no tiene antecedentes en España, solo una denuncia por conducir sin carné. Edwin Guillermo Cambal Chicaiza también carece de antecedentes en suelo español. Pese a ello, la Policía Judicial indaga en su pasado y entre las hipótesis abiertas están los posibles vínculos con bandas latinas. De hecho, se ha averiguado que a finales de 2024, en un restaurante de Totana, los dos mantuvieron una discusión violenta con unos hombres de Honduras o Guatemala que les robaron un móvil.

Una instalación de ganado que fue revisada este sábado por los voluntarios.

Una instalación de ganado que fue revisada este sábado por los voluntarios. Badía

La otra línea de investigación es el coche de José Patricio: un Citröen C5. Este turismo fue captado por las cámaras de seguridad de una gasolinera de Fuente Álamo y de un Burger King de Murcia. La primera vez, ocupado por tres varones, y la segunda, por dos mujeres y un hombre. Estas seis personas de etnia gitana son familia y los investigadores trabajan en aclarar cómo se hicieron con el coche de los desaparecidos.

Todas las incógnitas del caso arrancan en este paraje entre la Urbanización Country Club y la Gasolinera BP de El Algarrobo. Aquí se apagaron los móviles de Patricio y Edwin, la madrugada del 16 de abril, tras terminar su jornada de trabajo con normalidad y ser filmados la noche del martes 15, comprando unas cervezas en un Consum, después de haber dejado sus herramientas en un nave próxima a la Gasolinera GALP de Camposol.

"Me quedaban muchas cosas por hacer con mi padre", se lamenta Ronny. Pero ahora toca seguir buscando. "Hay que hacer todo lo que se pueda". El reloj ronda las ocho de la tarde, cuando Jackeline, otra voluntaria, da la voz de alarma al grupo: "¡Encontré una chaqueta de chándal junto a un árbol!" Una vez más, se repite el protocolo: se geolocaliza la prenda y se introduce sin tocarla en una bolsa para entregársela a la Guardia Civil.

La búsqueda se extiende hasta la antigua carretera nacional que conecta Murcia con Mazarrón. El calor no da tregua y los matorrales secos dejan huella en las piernas de los voluntarios. El periodista de este diario vislumbra una casa de campo sobre una pequeña montaña y se acerca a hablar con su dueño, para ver si tiene algún dato de interés sobre el caso.

"La Guardia Civil vino por mi casa preguntándome por los desaparecidos y por si había notado algún movimiento de tierra", subraya Miguel, acompañado de su perro junto a un pequeño huerto con melones. "Yo no he visto nada raro por aquí. Un grupo de agentes estuvo peinando este paraje. Pero es una zona con minas y muchos pozos que a veces tienen cien metros de profundidad".

Jackeline, este sábado, mostrando una chaqueta localizada junto a un árbol.

Jackeline, este sábado, mostrando una chaqueta localizada junto a un árbol. Badía

En este paraje árido se mezclan los invernaderos de tomates, uno de los productos estrella de Mazarrón; con casetas de aperos destartaladas; un embalse seco; un cementerio ilegal de palmeras infectadas con el picudo rojo, y alguna escena distópica, como una moto de agua destrozada dentro de un cebadero de animales abandonado.

Las cabezas de los voluntarios se ven hasta donde alcanza la vista. El sol se bate en retirada y José María, con experiencia en Protección Civil, junto al convocante de esta batida, Daniel, deciden ordenar al grupo que se repliegue para evitar percances por la falta de luz y la presencia de pozos. El reloj de un voluntario ronda los 10.000 pasos, que equivalen a 7 kilómetros caminando sin descanso, para buscar respuestas, pero el día acaba con la misma sensación de angustia para los allegados de los protagonistas de esta inquietante doble desaparición.

- ¿Qué balance hace de la búsqueda?

- José María: La gente ha trabajado con buena actitud y concienciada. Hemos peinado muy bien las zonas que hemos batido, hemos fotografiado prendas de ropa que podrían pertenecer a los desaparecidos y las hemos geolocalizado para entregárselas a la Guardia Civil.

Pero no es suficiente y el viernes 11 de julio, en la Plaza de la Constitución de Totana, a las 18.30 horas, se ha convocado una concentración bajo el lema 'Todos somos Edwin y José Patricio', para exigir al Ministerio del Interior que destine más medios para resolver este caso. "Hay que ser solidario y acudir", subraya Carlos, voluntario en la búsqueda de este sábado. "Puede ser que hoy los hayamos estado pisando. ¿Qué podemos esperar tras setenta días sin que den señales de vida?"