Tras su paso por las FDI, Robert Shpolansky da clases de entrenamiento personal.

Tras su paso por las FDI, Robert Shpolansky da clases de entrenamiento personal. robert-shpolansky.com

Reportajes

Robert Shpolansky, el exmilitar israelí líder de una red global de tráfico de órganos: riñones de jóvenes pobres por 200.000 €

Medlead se encarga de buscar a donantes de órganos en países de África para personas que pagan miles de euros en Europa.

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Para que esta red funcione son necesarias dos cosas: jóvenes pobres desesperados por dinero y enfermos moribundos desesperados por vivir. La necesidad convertida en negocio. Eso es lo que hace Medlead, la empresa de un exagente de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Robert Shpolansky, dedicada al tráfico ilegal de órganos.

Shpolansky ya tiene historial con delitos similares. En su país lo buscan desde 2016 por haber realizado "un gran número de trasplantes de riñón ilegales" en Sri Lanka, Turquía, Filipinas y Tailandia, según la acusación formal de un tribunal de Tel Aviv.

Su empresa, Medlead, busca a jóvenes pobres en África a quienes les ofrecen entre 2.000 y 5.000 euros por sus riñones para luego venderlos a pacientes enfermos en Israel y Europa. Estos pagan hasta 200.000 euros, preferiblemente en efectivo, según reveló una investigación de los medios de comunicación alemanes Der Spiegel, ZDF y DW.

Así era el sitio web de Medlead antes de que estuviera bajo mantenimiento.

Así era el sitio web de Medlead antes de que estuviera "bajo mantenimiento". Mariel Mueller/DW

En su sitio web, Medlead promete donaciones de riñones en un plazo de 30 días. Tras la publicación de esa investigación, su página registrada en Alemania aparece "bajo mantenimiento". Sin embargo, el sitio web que tienen en Israel continúa funcionando, según comprobó EL ESPAÑOL.

Ahí aseguran en hebreo que su objetivo es "ofrecer a los pacientes renales diversos tratamientos de forma privada: desde tratamientos preventivos hasta trasplantes de riñón en el extranjero en centros de trasplante líderes". También brindan servicios de diálisis en el extranjero "que le abren la posibilidad de irse de vacaciones o viajar, cambiar de ambiente y recargar pilas".

Pero no solo hacen trasplantes de riñón, sino que también de corazón e hígado. La empresa asegura que "opera actualmente en América, Europa y Asia a través de decenas de oficinas de representación en todo el mundo. Esto nos permite ofrecerle una amplia gama de centros de trasplante líderes en todo el mundo".

El sitio también señala que su oficina está en Israel, en una ciudad próxima a la capital Tel Aviv llamada Ramat Gan, en la calle Jabotinsky 7, torre Moshe Aviv. Piso 54. Sin embargo, la empresa está registrada en Varsovia, Polonia, en la avenida Jana Pawla 2. Su número de registro oficial es el 5223072826.

El entrenador

Robert Shpolanski es el hombre detrás de Medlead. Se dedica al entrenamiento personal y tiene su propio sitio web en donde asegura que tiene 32 años y es originario de Petaj Tikva, Israel.

"Soy entrenador personal y consultor de nutrición colegiado, graduado de la Escuela de Coaching del Instituto Wingate. Completé mis estudios con éxito en 2015 y, desde entonces, he acompañado a decenas de aprendices y adquirido numerosas habilidades en este campo", escribió.

Asegura que descubrió su afinidad por el deporte y la nutrición durante su servicio militar en la unidad Yahalam. Esta es una unidad especial de ingenieros de combate de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), especializada en encontrar, limpiar y destruir túneles.

"Después del servicio militar, comencé a experimentar con el coaching deportivo y nutricional personal para amigos y familiares. Mientras los acompañaba y alcanzaban sus metas, me di cuenta de que quería convertir mi sueño y pasión en una profesión. Así fue como terminé estudiando en la Escuela de Coaching del Instituto Wingate", detalla la biografía de Shpolansky.

Este hombre está acusado en su país de ser parte de una red de tráfico de órganos que presuntamente realizó "un gran número de trasplantes de riñón ilegales" por sumas de entre 140.000 y 180.000 dólares en Sri Lanka, Filipinas, Tailandia y Turquía.

Robert Shpolansky.

Robert Shpolansky. robert-shpolansky.com

El jefe de esa red fue identificado como Boris Wolfman, quien ya era sospechoso de ser el líder de una mafia de trasplantes en Latinoamérica, Ucrania y Kosovo. La acusación de 40 páginas de un tribunal de Tel Aviv señala que su cómplice más importante fue Robert Shpolansky, el actual director de Medlead.

Shpolansky se aseguró de que tanto donantes como receptores de los órganos proporcionaran información falsa para dar una apariencia de legalidad a las transacciones. La fiscalía israelí alegó que los pagos de los trasplantes se procesaron a través de la cuenta de una empresa de su propiedad registrada en Albania.

Los medios alemanes trataron de contactar a Shpolansky, pero fue imposible. Desde 2013 no está en Israel. En ese entonces, los investigadores lo habían localizado en Tailandia y después en Turquía, pero en este momento se desconoce su ubicación.

Medlead

Bajo la foto de un hombre canoso con bata blanca y un estetoscopio al cuello, Medlead prometía en su sitio alemán algo que es casi imposible en cualquier parte del mundo: un "trasplante de riñón en tan solo cuatro a seis semanas". En el otro sitio, el israelí, el plazo es de 30 días.

A los visitantes del sitio se les indicaba hacer clic en el enlace del servicio que les interesaba. Esto los llevaba a una conversación de WhatsApp con una persona que solo se presentaba con un nombre, sin apellido.

Medlead también tiene Facebook y Youtube, en donde hay vídeos de varios receptores en un hospital de Kenia agradecidos con la empresa que les consiguió un órgano para seguir viviendo. Utilizan las etiquetas #Nierentransplantation (trasplante de riñón) y #Erfolgsgeschichten (casos de éxito), en donde los pacientes cuentan su experiencia.

Sabine Fischer-Kugler, de 57 años, consiguió un riñón a través de Medlead. Esta alemana de Gunzenhausen relató en un vídeo que tenía 40 años sufriendo una enfermedad renal y estaba desesperada por encontrar un órgano.

Sabine Fischer-Kugler en entrevista con los medios alemanes.

Sabine Fischer-Kugler en entrevista con los medios alemanes. ZDF

En Alemania, la lista de espera para un nuevo riñón puede durar entre ocho y 10 años. En ese país, solo se pueden utilizar para trasplantes los órganos de personas fallecidas que aceptaron explícitamente su donación antes de morir.

Fischer-Kugler habló con los medios alemanes y dijo que solo sabía que su donante era un hombre de 24 años de Azerbaiyán. La mujer afirmó haberle pagado a Medlead "entre 100.000 y 200.000 dólares. Quizás soy un poco egoísta porque quería este riñón, y lo más importante, el contrato parecía estar bien. Pero está claro. La operación no es tan limpia como parece", detalló.

Esta mujer contó que primero rellenó un formulario de contacto en el sitio web de Medlead. Poco después, un hombre que se identificó como Alexander se puso en contacto con ella. Le presentó las ofertas, incluyendo el paquete normal con vuelo de ida y vuelta a Kenia, hotel, hospital y trasplante.

También le mostró el paquete de seguridad, un poco más caro, que incluía un segundo riñón en caso de que el primero no funcionara.

Alexander también le dio a la mujer los números de teléfono de pacientes alemanes que ya habían completado sus trasplantes en Kenia. Ella los llamó y tras escuchar aquellas historias de operaciones exitosas, pidió el paquete de seguridad.

¿Cómo evitó la cárcel?

Sabine Fische-Kugler tenía dudas de la legalidad de la operación. "No quiero ir a la cárcel cuando llegue a casa", decía la mujer.

El artículo 18 de la Ley Alemana de Trasplantes no solo prohíbe el tráfico de órganos, sino que también prohíbe que los pacientes reciban un órgano que hayan adquirido. La ubicación no influye. Las penas oscilan entre uno y cinco años de prisión, aunque en casos individuales, los receptores y donantes pueden no ser sancionados.

Ante la duda de Fischer-Kugler, Alexander la tranquilizó. Le explicó que solo pagaría a Medlead y a la clínica en Kenia. No enviaría dinero a ningún donante.

Además, el contrato que firmó decía: "Se deja claro que existe una prohibición absoluta de pagar una compensación al donante por su órgano". La mujer dejó de preocuparse por ello.

Órganos de jóvenes

Después de trabajar en un concesionario de coches, en obras de construcción y en otros lugares, Amon Kipruto Mely, de 22 años, pensó que vender su riñón era la mejor manera de cambiar su vida. Este joven vive en una aldea al oeste de Kenia. Tras la pandemia, se encontraba muy mal económicamente.

Un día, un amigo le habló de una manera rápida y sencilla de conseguir 6.000 dólares (5.182 euros). Solo debía vender su riñón y Amon aceptó. Días después, un hombre lo llevó al Hospital Mediheal en la ciudad de Eldoret, al oeste de Kenia. Este es el mismo lugar en el que Fischer-Kugler y otros receptores se sometieron al trasplante de riñón.

Allí, a Amon lo recibieron médicos indios que le entregaron documentos en inglés, un idioma que él no entendía. "No me explicaron nada. El que me había llevado señaló a la gente que nos rodeaba y dijo: 'Mire, todos donaron, e incluso van a volver a trabajar'", contó a los medios alemanes.

El joven firmó y tras la operación solo le pagaron 4.000 dólares de los 6.000 prometidos. Con el dinero se compró un móvil y un coche que se averió rápidamente. Poco después, Amon empezó a sufrir mareos y se sentía débil. Un día se desmayó y desde entonces tiene complicaciones médicas.

Amon junto a su madre Leah Metto.

Amon junto a su madre Leah Metto. DW

"Si pudiera volver atrás en el tiempo, no habría aceptado que me extirparan el riñón. Me odio por ello", dijo el joven keniano.

Riñones en Oyugis

Amon no es el único que ha vendido su riñón a cambio de un poco de dinero. Willis Okumu es investigador de crimen organizado y autor del informe Riñones para ganarse la vida: el tráfico ilícito de órganos en el oeste de Kenia. Él documentó varios casos de kenianos que vendieron sus riñones en la ciudad de Oyugis, a 180 kilómetros de Eldoret. “Esto es crimen organizado”, concluyó.

El investigador estima que hasta cien jóvenes podrían haber vendido sus riñones en Oyugis. Muchos de ellos padecen problemas de salud tras la operación, además de depresión y traumas psicológicos después de haber sido engañados por Medlead.

En su informe, Okumu cuenta la historia de Joseph Japiny, un keniano de 30 años a quien le pagaron 984 dólares y una mototaxi a cambio de su riñón. Quien le propuso el trato fue un hombre llamado Jadhot y apenas Joseph aceptó, lo llevaron a una clínica privada en Eldoret para realizarle pruebas médicas.

Allí le proporcionaron comida y alojamiento, y se sometió a análisis de sangre, orina y heces durante tres semanas. En la cuarta semana, Joseph fue trasladado a otra clínica cercana donde le extirparon un riñón. Permaneció tres días en observación y luego pasó otras tres semanas en un hotel.

En ese tiempo que estuvo alojado en el hotel, un médico indio le hizo revisiones periódicas. Una vez que se recuperó, le entregaron su mototaxi y lo dejaron ir.

El investigador keniano Willis Okumu

El investigador keniano Willis Okumu DW

El investigador Okumu indicó que un intermediario de jóvenes de esta red habló con él en condición de anonimato y le reveló que había reclutado "a más de 100 jóvenes en la ciudad de Oyugis". Eso solamente en 2023.

"Aunque muchos ven esto como una oportunidad para mantenerse a sí mismos y a sus familias, no siempre se les informa de los peligros, que incluyen hipertensión y función renal reducida que podría derivar en insuficiencia renal. Algunas víctimas se han quejado de dolor constante en la zona de la cirugía, mientras que otras dicen padecer dolor de espalda crónico", explica Okumu.

Cuatro jóvenes de Oyugis afirmaron a los medios alemanes haber vendido sus riñones por 2.000 dólares (1.730 euros). Todos fueron operados en el hospital Mediheal de Eldoret y los intermediarios les pidieron que reclutaran a nuevos donantes por una comisión de 347 euros por cada persona.

En Kenia, explicó Okumu, "no existe ninguna ley que impida donar un riñón a cambio de dinero y no se puede ser procesado por ello".

Mediheal

Un antiguo empleado del Hospital Mediheal reveló que la compraventa de trasplantes comenzó hace muchos años. Los receptores primero eran personas adineradas de Somalia y los donantes eran de Kenia. Sin embargo, en 2022, todo cambió.

Los receptores comenzaron a llegar de Israel, y en 2024, de Alemania. Los donantes para estos clientes ya no eran solamente de Kenia, sino que también de Azerbaiyán, Kazajistán o Pakistán.

Quien se encargaba de conseguir a receptores y donantes era Medlead.

A todos los donantes se les pidió que firmaran documentos declarando ser familiares de los receptores y que consentían la extirpación de un riñón. Los donantes nunca conocieron a los receptores y tampoco eran informados sobre los posibles riesgos para su salud. Algunos ni siquiera tenían la edad suficiente para someterse a la operación. "Debido a la barrera del idioma, simplemente firman", explicó el exempleado.

Cada receptor paga hasta 200.000 dólares (173.562 euros) por un riñón, pero a los donantes no les entregan más de 6.000 (5.200 euros).

Un equipo de periodistas alemanes se infiltró en el Hotel Eka de Eldoret, a solo un kilómetro del Hospital Mediheal. Ahí es donde son alojados los pacientes extranjeros que esperan por un trasplante. "Algunos estaban visiblemente frágiles y viajaban con familiares", describieron.

En el hospital hablaron con una mujer rusa que esperaba una cirugía de riñón para su esposo. También un israelí de 72 años que les comentó sobre la red: "Es un poco sospechoso. Se supone que no se debe pagar, pero se paga. Se dice que es un primo mío que, de alguna manera, llegó a África Oriental al mismo tiempo que yo".

El doctor Jonathan Wala, director de la Asociación Renal de Kenia, detalló a los medios alemanes que varios de sus colegas le han alertado de "trasplantes poco éticos" en el hospital Mediheal.

El hospital Mediheal, en Elderot, Kenia.

El hospital Mediheal, en Elderot, Kenia. DW

En 2023, el Ministerio de Salud de Kenia encargó una investigación sobre este hospital y descubrió que, a menudo, los donantes y los receptores no tenían parentesco. Se realizaron algunos trasplantes de alto riesgo, como en pacientes con cáncer o en personas de edad avanzada. Casi todos esos procedimientos se pagaron en efectivo.

La investigación sugería la posible operación de una red de tráfico de órganos, pero nunca se tomaron medidas. De acuerdo con un investigador de Eldoret que habló bajo anonimato con los medios alemanes, "hay personas muy poderosas que podrían estar involucradas". Incluso funcionarios del Gobierno de Kenia.

El fundador y presidente del Grupo Mediheal es Swarup Mishra, de origen indio. En su país fue diputado. Mantiene buenas relaciones con el presidente de Kenia, William Ruto, y él mismo lo nombró presidente del Instituto de Vacunas BioVax, una entidad estatal.

En noviembre de 2024, Mishra representó a Kenia ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) y funcionarios de gobiernos extranjeros.

Tras la publicación de la investigación de los medios alemanes, el doctor Mishra calificó todo como "acusaciones falsas e infundadas".

Por su parte, el periódico keniano The Informer detalló que el presidente Ruto suspendió a Mishra de sus cargos a la espera de una investigación que realizarán las autoridades y que tardará tres meses. Además, ordenó suspender todos los trasplantes programados en el hospital Mediheal.