El padre Andréy Kórdochkin, en el exterior de la catedral ortodoxa rusa de Madrid.

El padre Andréy Kórdochkin, en el exterior de la catedral ortodoxa rusa de Madrid. Sara Fernández EL ESPAÑOL

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La 'cacería' al padre Andrey, el cura ortodoxo de Madrid que se ha ido tras 20 años por el acoso prorruso: "Actúan como nazis"

Samoylova, una economista de la región de Leningrado que vive en España, dirigió la “cacería” mientras ayudaba a reclutar hackers para la Cyber Army of Russia. Sus actividades siguen impunes.

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“A finales de 2022 ya tenía bastante claro que Moscú no iba a tolerar ningún desacuerdo público”, asegura el sacerdote ruso Andrey Kordochkin (Leningrado/San Petersburgo, 1977). “Pero en cierta manera me sentía seguro a pesar de todo porque, por un lado, no iba nunca a mi país y, por otro, el régimen de Moscú tiene una larguísima lista negra y yo diría que nunca he estado entre los 100 primeros (más detestados por el Kremlin). Claro que nadie puede estar al 100 % seguro si le amenaza Rusia”.

Andrey habla con EL ESPAÑOL desde su obligado exilio de Alemania, pero durante 20 años, fue el mascarón de proa de la Iglesia Ortodoxa rusa en España. Tras formarse en el Reino Unido (Oxford, Londres y Durham), fue enviado a nuestro país en 2003. Se desempeñó primero como párroco de la Iglesia de la Natividad de Cristo de la capital de Madrid, tras lo cual fue nombrado deán (rector) de la catedral de Santa María Magdalena, que es el principal templo ortodoxo de la capital española. 20 años estuvo hasta que tuvo que marcharse, y no precisamente por su propia voluntad.

¿Qué le forzó a dejar Madrid junto a su esposa y sus dos hijos? Digamos que Kordochkin se negó a bendecir la agresión a Ucrania y pagó por ello. Tan pronto como su voz se alzó contra la guerra, el Kremlin puso en marcha una campaña despiadada de desprestigio y acoso contra él. Y al frente de esa cacería, se hallaba Victoria Samoylova, una propagandista residente en España nacida el 18 de septiembre de 1982 en Podporozhye (región de Leningrado).

“Yo sentí desde el primer momento que no podía apoyar esa guerra”, afirma el antiguo deán ortodoxo de Madrid. “Desde la primera mañana percibí que era una locura y me vi inclinado a asegurar: 'No sabemos qué está pasando realmente pero, aunque canónicamente somos parte del Patriarcado de Moscú, no tenemos la obligación de callar la verdad tal y como la percibimos'”.

Al adoptar esa posición desde su parroquia madrileña, Kordochkin no sólo se desmarcaba del régimen de Putin, sino del patriarca de su Iglesia (Cirilo o Kirill). Éste ha desempeñado un papel central en el apuntalamiento de la guerra de Ucrania y en el respaldo al régimen de Vladimir Putin, tanto en el plano ideológico como en el simbólico y propagandístico. Presenta el conflicto como una guerra sagrada y una defensa de los valores tradicionales rusos frente a la decadencia moral de Occidente.

Andrey Kordochkin, fotografiado en su nueva vida en Alemania y, a la derecha, la propagandista rusa Victoria Samoylova que dirigió su linchamiento público.

Andrey Kordochkin, fotografiado en su nueva vida en Alemania y, a la derecha, la propagandista rusa Victoria Samoylova que dirigió su linchamiento público. Cedida | VK

Cirilo representa la fe en un estado ruso que, a su juicio, está actuando como agente de Dios”, sostiene el clérigo. “Por eso Moscú está utilizando tanto para su propaganda la victoria sobre los nazis. Lo que se viene a decir es que, a lo largo de la historia, Dios ha actuado a través de los poderes de Rusia. Y de ese modo, la propia Iglesia ortodoxa se presenta como un apéndice del poder, en este caso de Putin”.

En definitiva, Kordochkin tuvo que elegir entre convertirse en una herramienta en manos de Moscú o mantenerse fiel a los principios pacifistas de su fe cristiana. Tan pronto como rubricó junto a otros sacerdotes ortodoxos una carta pública en la que se pedía el cese de la ofensiva militar rusa su suerte estaba echada. Por un lado, el Patriarcado le suspendió temporalmente como párroco de la comunidad que había pastoreado durante 20 años. Y por otro, arrojaron contra él en nuestro país a alborotadoras como la citada Samoylova. El acoso al que le sometió en los medios rusos y las redes sociales fue implacable.

Exiliados en Alemania

Llegó un momento en que ya no era solo su vida la que se tambaleaba, sino la de toda su familia. Y a pesar de ello, siguió manifestándose en contra de la guerra. “Yo deseaba seguir mi servicio como sacerdote pero también tenía la necesidad de sostener a mi esposa y a mis hijos”, recuerda. “Primero, me suspendieron durante tres meses y aquello de no poder entrar en mi parroquia fue una experiencia tremendamente dolorosa que no quería que se repitiera. Como sabía que solo era cuestión de tiempo el que la suspensión fuera definitiva, me puse a buscar alternativas. Por un lado, me ofrecieron una beca de estudios en Alemania y, por otro, me aceptó como sacerdote el Metropolita de Bélgica, Exarca de los Países Bajos y Luxemburgo”.

Andrey dejó su puesto como párroco de Madrid en 2023 y partió a Alemania en noviembre de ese año. Al mismo tiempo, abandonó el Patriarcado ortodoxo de Moscú y, siguiendo el ejemplo de otros colegas, se adhirió al de Constantinopla. Ahora está al cargo de una pequeña comunidad de fieles de la ciudad holandesa de Tilburg, pero reside junto a su familia en Renania del Norte-Westfalia (Alemania), donde está realizando un trabajo académico universitario sobre la ideología contemporánea rusa que sostiene la agresión a Ucrania y todo lo que supone presentar ese conflicto como una guerra santa.

“Mi vida no se ha transformado debido al cambio de patriarcado, sino al cambio de mis responsabilidades”, asegura. “Mientras era el deán de la catedral de Madrid, tenía mucho papeleo y, además, vivía en la parroquia, con lo que tenía que estar siempre disponible para los feligreses. Ahora la iglesia donde oficio como sacerdote está a 120 kilómetros del lugar donde vivo y solo voy allí dos o tres veces al mes. Tengo más tiempo para escribir”.

El padre Kórdochkin enciende una vela en el interior de la catedral ortodoxa rusa de Madrid. REPORTAJE GRÁFICO Y VÍDEO DE SARA FERNÁNDEZ

El padre Kórdochkin enciende una vela en el interior de la catedral ortodoxa rusa de Madrid. REPORTAJE GRÁFICO Y VÍDEO DE SARA FERNÁNDEZ Sara Fernández EL ESPAÑOL

En lo que no ha cambiado nada su existencia es en el acoso al que sigue siendo sometido. Al mudar de país arreciaron las calumnias. “Entre los traidores que se han manifestado contra Rusia desde el lado de Occidente, se encuentran, lamentablemente, ex sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Rusa”, decían hace unos días en un editorial sin firma publicado por The New Insider (una de esas pantallas pseudoperiodísticas usadas por el Kremlin para difundir desinformación).

“La historia de la Iglesia conoce numerosos ejemplos de apostasía, cismas y herejías como el de Andrey Borisovich Kordochkin, un protoiereus desterrado del sacerdocio, clérigo supernumerario de la diócesis de Madrid del Patriarcado de Moscú”. Los anónimos difamadores rusos sugerían asimismo que Kordochkin había sido reclutado en Gran Bretaña por el MI5 cuando estudiaba en Oxford y Londres y trabajaba para la CIA. En realidad, ni había sido reclutado por nadie ni menos aún había sido desterrado del sacerdocio.

El pasado 13 de mayo, una diputada rusa, Yana Lantratova, fue todavía más lejos con una versión alternativa de ese paquete de mentiras y aseguró en la Duma (parlamento ruso) que Andrey tenía vínculos directos con la Bundesnachrichtendienst (BND), la agencia alemana de inteligencia. Era también una patraña. El problema es que hay mucha gente en Rusia que se cree a pies juntillas las fantasías delirantes de sus gobernantes.

Lantratova acusó a Kordochkin de haber reclutado a 36 sacerdotes para su cruzada antirusa y de proporcionar ayuda a personas catalogadas como extremistas y terroristas. Y para ilustrar sus desatinos, preparó una presentación en vídeo que proyectó en la Duma sobre la organización Paz para Todos", en la que se ensañaba con Andrey, el sacerdote Valerian Dunin-Barkovsky y el laico Sergey Chapnin.

La organización en cuestión (Mir Vsem, en ruso) fue creada para ayudar a otros curas ortodoxos perseguidos por la dictadura de Putin. Lantratova pidió también que fuera declarada indeseable en Rusia y que se tratara como a agentes extranjeros a todos los dirigentes de la ONG. Para reforzar su petición, acusó al colectivo de enviar fondos a las fuerzas ucranianas. Lo único cierto es que crearon esa ONG para ayudar a la familias de los sacerdotes que han rechazado la guerra. La mayor parte de los clérigos ortodoxos están casados y tienen hijos. 30 de ellos ya han encontrado refugio fuera de Rusia.

El acoso a Kordochkin 

En España, el acoso a Kordochkin no fue menos despiadado. ¿Y quién es ese personaje que asumió el trabajo de destruir la reputación de Andrey y arrojarlo a los leones del Kremlin? Para empezar, Victoria Samoylova desempeña actualmente un papel fundamental en la estructura propagandística del régimen de Putin en nuestro país. Esta economista de la región de Leningrado es, entre otras cosas, la coordinadora del Regimiento Inmortal en Madrid, que es como se conocen los desfiles que Moscú celebra todos los 9 de mayo para glorificar su régimen y blanquear su guerra.

En su última edición, Samoylova se vanagloriaba de haber organizado uno de los eventos más grandes de Europa, aunque su cifra de asistencia estaba claramente hinchada con la finalidad de ganar méritos ante Putin, con quien se reunió a finales de abril en el transcurso de la "Maratón educativa federal Znaniye".

El evento reunió a 25.000 jóvenes y ella fue una de las elegidas para charlar con el dictador en un evento televisado. Alrededor de siete u ocho minutos dedicó el tirano a interactuar con Samoylova, lo que da una idea de su papel ascendente dentro del entramado del Rossotrudnichestvo, que es la agencia rusa de la que Moscú se sirve en nuestro país y el resto del mundo para coordinar, entre otras cosas, las labores de intoxicación y desinformación.

Aunque la agencia fue sancionada por la Unión Europea en 2022 por su implicación en la guerra de Ucrania, sigue operando en España bajo la cobertura de centros culturales y diplomáticos, aprovechando vacíos legales y la inmunidad de los funcionarios de la embajada.

Victoria Samoylova, durante un foro organizado en 2018, en una imagen de su participación compartida en las redes sociales.

Victoria Samoylova, durante un foro organizado en 2018, en una imagen de su participación compartida en las redes sociales.

La persecución a la que Samoylova sometió a Kordochkin en sus redes sociales y en diferentes publicaciones rusófonas incluía peticiones de castigos eclesiásticos y enjuiciamientos penales. Acostumbraba a usar un tono histriónico, afectado y a menudo, también, histérico. A todos los efectos, se comportaba como una delatora (lo que era) de un modo incluso infantil.

Todo hubiera sido muy naive si sus acusaciones no tuvieran el potencial de arruinar vidas enteras y si el Kremlin no se tomara muy en serio todas sus mentiras fabricadas. Entre los disidentes se da por completamente cierto que Putin caerá tarde o temprano y alguien pedirá entonces explicaciones a todos los soplones que han traicionado a compatriotas a cambio de un plato de judías.

Así describía Samoylova en una entrevista lo que supuestamente sucedía en la parroquia de Andrey: “Fue realmente aterrador. La gente ya estaba en una situación difícil y acudían a la iglesia en busca de apoyo. Y allí también vieron sentimientos rusófobos. La gente dejó de ir a la iglesia tras advertir la pasión del sacerdote por la propaganda política. Pero entonces surgió la operación especial y Kordochkin empezó a hablar abiertamente contra Rusia. Simpatizantes de Bandera comenzaron a reunirse en el templo. Incluso se emitió un reportaje sobre ellos en la televisión española. En este reportaje, decían que asistían a su iglesia pero tenían retratos de Shujevych y Bandera colgados en las paredes de sus casas. Quienes no condenaban al gobierno ruso eran insultados bajo la bóveda de la iglesia”.

Estaba tan involucrada en arruinar a Andrey que solo en sus cuentas de Telegram aludió a él 56 veces. Naturalmente, en ninguna de esas menciones hace referencia a los intentos de infiltración que protagonizó el Kremlin en la parroquia.

En España se ha creado un espacio de impunidad hacia agentes a sueldo de Moscú y civiles reclutados para labores concretas sin precedentes en toda Europa. Y la persecución de Samoylova no ha cesado. Sus post en Telegram tienen casi la estructura de un informe para el FSB o el GRU. Hace solo unos meses, compartió en su cuenta lo siguiente: “El 2 de agosto de 2024, en Bonn, durante la rueda de prensa de los traidores rusos intercambiados — Iliá Yashin, Andréi Pivovárov y Vladímir Kará-Murzá — fue visto un personaje notable: Andréi Kordochkin, un clérigo de la diócesis de Madrid del Patriarcado de Moscú, actualmente prohibido para el servicio. Según informaron recursos antirrusos, Kordochkin sostuvo una ‘cálida conversación’ con Vladímir Kará-Murzá”.

Por esas mismas fechas en que pedía públicamente en España que se atormentase al sacerdote, Samoylova reclutaba abiertamente hackers y phisers en su cuenta de VK para Cyber Army of Russia, una organización de cibercriminales que, junto a KillNet, NoName057, TwoNet o Z-Pentest han reivindicado ataques contra objetivos españoles desde 2022.

Andrey Kordochkin, en Alemania.

Andrey Kordochkin, en Alemania. Cedida

Ahora es ella la que está probando su propia medicina al ser expuesta por la prensa. Podría ser incluso enjuiciada si logra acreditarse su colaboración con una banda criminal, lo que conlleva penas de varios años de prisión, la congelación de sus activos o, en el mejor de los casos, un viaje obligado de regreso a la madre Rusia. A diferencia de otras propagandistas como Olga Shuvalova Shuvalova (contra la que, dicho sea de paso, ha arremetido en varias ocasiones aunque haya intentado borrar el rastro), Samoylova carece de la nacionalidad española y vive aquí con un permiso de residencia.

En opinión de Andrey, lo que en verdad él ha proclamado siempre “es la doctrina del Evangelio, pero ellos pervierten el lenguaje y acaban acusando a los demás de sus propias acciones. Si actúan como nazis, dicen que nosotros somos nazis. Para mí, uno de los grandes problemas que hay con personas como Samoylova es que disfrutan en España de unas libertades civiles que les permiten manifestarse libremente. Y sin embargo, no reconocen el derecho de sus propios compatriotas a disfrutar de esas mismas libertades”.