Los drones son la peor pesadilla de los soldados en el frente. El quebradero de cabeza de los servicios de inteligencia. Pueden configurarse para merodear, para espiar, para vigilar las retaguardias en zonas de conflicto. En enjambre son imbatibles. Ni temen ni sangran. Son baratos, rápidos, silenciosos y muy letales. Se vio hace unos días en Rusia, en el marco de la Operación Telaraña, cuando Ucrania coló cientos de ellos en territorio enemigo y destruyó 41 aviones bombarderos.
Sabedora de su importancia estratégica, España ha empezado a interesarse por los potenciales usos militares de estos 'pájaros' mecánicos, lo cual ha despertado un ecosistema de empresas que, como Swarming Technologies and Solutions, han empezado a desarrollarlos y perfeccionarlos. Su intención es poner el sector de fabricación de drones a pleno rendimiento.
Concretamente, esta pyme es una de las pocas empresas españolas situada a la vanguardia de la producción de enjambres de drones integrados. Swarming, que en inglés significa enjambre, se sitúa en Getafe, Madrid, y depende directamente del Grupo Zelenza, el mismo que ha vendido, a través de otra de sus ramas de negocio, Seadrone, la primera lancha USV a la Armada, la Sead-23.

El coronel Félix Hernanz durante la entrevista con EL ESPAÑOL en las instalaciones de Swarming Technologies and Solutions. E. E.
Dos son los equipos estrella de Swarming. El primero de ellos es el dron TIZONA, una aeronave no tripulada de despegue vertical (VTOL) con capacidad de vigilancia y espionaje que también puede ser usada como repetidor de señales 5G.
"En los próximos meses vamos a realizar las pruebas del proyecto de dotación de una nube 5G para el Ejército de Tierra. El proyecto actuará como extensión de cobertura. Asimismo, el ET ha licitado una red 5G para el Centro de Adiestramiento 'San Gregorio' en el que está previsto la instalación de enjambres de drones con diferentes misiones".
Quien lo explica es el coronel en estado de reserva Félix Hernanz Beltrán, un ingeniero y militar al servicio, en forma de consultor de defensa, de Swarming. Él, otrora comisionado en Sarajevo y profesor de la Academia de Ingenieros del Ejército, tiene esa actitud vigorosa, firme y apasionada de aquellos soldados de antaño que creían en las virtudes de la estrategia y la evolución tecnológica frente a los de la fuerza bruta.
"A los TIZONA también se les puede meter diferentes cargas de pago, como una cámara infrarroja, o algún tipo de sistema de ataque. ¿El problema? Que vuela más lento, así que es más vulnerable a las contramedidas", explica el militar mientras pide a un grupo de operarios que monte el dron para poder contemplar mejor su envergadura: 4 metros.

Un grupo de drones cuadrópteros en las instalaciones de Swarming en Getafe. E. E.
Sin embargo, el que no es tan vulnerable, porque su velocidad es mucho mayor, es el segundo dron de Swarming: MILVUS. Se trata de un tipo de aparato merodeador, o suicida, que lleva cabezas de guerra de 1,4 kilos –desarrolladas por la empresa Instalaza– capaces de reventar el blindaje de cualquier tipo de vehículo.
Por ejemplo, un MILVUS, explica Hernanz, podría inutilizar un tanque T-80 o un T-90 de las Fuerzas Terrestres de Rusia. Ello es posible gracias a que están configurados para tener ángulos de ataque de más de 45 grados. Como la coraza no es la misma en todo un blindado, los MILVUS pueden girar sobre su eje para atacar los flancos más vulnerables.
Los drones de Swarming, explica Félix Hernanz, tienen la capacidad de ser teledirigidos desde una Ground Control Station, como los SiRTAP de Airbus, es decir, desde una estación en tierra que pueda estar a kilómetros de distancia del objetivo. Las misiones pueden ir preconfiguradas en sus 'cerebros' en forma de chip, por lo que si los enjambres son atacados mediante técnicas de jamming [interferencia de señales de radio], estos pueden continuar con su misión.
Así lo demostraron hace tan sólo unas semanas en el Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (CETEDEX) de Jaén. Allí, el equipo del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo del Ejército del Aire y del Espacio utilizó sus perturbadores de señal contra el enjambre de Swarming. "Nuestros drones pudieron completar la misión preconfigurada y cargada a pesar de la perturbación". Fue un éxito; la validación de la capacidad requerida.

El coronel Hernanz frente a un dron TIZONA, destinado, esencialmente, a tareas de espionaje o de extensión de cobertura de redes 5G. E. E.
"La guerra tiene dos recursos críticos: el factor humano y el espectro electromagnético", continúa Hernanz. "Nosotros hemos conseguido optimizar el factor humano, superando el modelo piloto-dron, pudiendo reducir el manejo de un enjambre a un solo operador. Por otro lado, contribuimos con las técnicas de enjambre distribuido a mejorar la gestión y empleo del espectro desarrollando una red [interconectada] con la que volar los enjambres. Antes necesitabas un canal por dron; hoy usamos una red Mesh".
Se refiere a las conocidas como redes malla, donde cada nodo está conectado a otro por múltiples canales a través de los cuales puede enviar y recibir datos, lo que impide la interrupción de las comunicaciones en caso de que uno de los equipos –los drones que forman parte de una misma constelación– sea atacado o derribado.
"No puedes montar un enjambre inteligente que sobreviva a una perturbación con una red unicast, porque si cortas uno de los canales, el enjambre está muerto. Pero si tienes una red multicast [método de transmisión de información a través de múltiples canales interconectados] el resto sobrevive, ya que todos están enlazados entre sí. La única dependencia tecnológica de un enjambre de drones distribuido es tener una buena red".
Hernanz señala que otra de las grandes ventajas de los equipos de Swarming es que, salvo por los tubos de grafito, que vienen hechos, no tienen dependencia de ningún otro país extranjero. "Nuestros drones son de fabricación aditiva [es decir, mediante impresoras 3D]. En Almería los acabamos de probar con la Brigada 2035. ¡Se montan en 40 minutos! Con una impresora metida en un shelter [refugio] te llevas la cadena logística a donde sea".

Detalle de un dron merodeador o suicida MILVUS, cuya cabeza estará fabricada por Instalaza. E. E.
Fue durante esa misma prueba cuando Swarming demostró uno de sus mayores valores como empresa I+D: la capacidad de integrar los drones en una misma constelación de ataque. Es decir, poder volarlos en enjambre. "¿Para qué tener a 16 hombres patrullando en lanchas el Estrecho si puedes tener un barco telecomandado?", se pregunta el coronel.
"Imagínate un cabo primero que maneja siete cuadricópteros [similares a los drones que se han utilizado en la Operación Telaraña] junto a un VTOL [una aeronave de despegue vertical como el TIZONA], un MILVUS y un barco no tripulado de metro y pico. Hablamos de diez plataformas integradas en un mismo mando y control. Manejadas por una misma persona. A distancia. Estábamos en Viator (Almería) y, el equipo anfibio, a 150 kilómetros en el embalse de Motril".
Parte de la magia de los drones, explica el coronel Hernanz, se encuentra en un pequeño aparato cuadrangular, un 'cerebro' robótico que va integrado en forma de elemento adicional en los drones, con un peso mínimo y sin influir en su aeronavegabilidad.
Este lleva una tarjeta de NVIDIA integrada que lleva la conocida como inteligencia embarcada –es decir, las misiones preconfiguradas, las instrucciones de coordinación, las medidas de reasignación de misiones– y el módulo de comunicaciones. Con todo ello, el equipo de Swarming es capaz de colocar en vuelo, de forma coordinada, drones de diferentes formas, tamaños y cargas útiles.

Logo de Swarming Technologies and Solutions, filial del Grupo Zelenza situada en Getafe. E. E.
PREGUNTA.– ¿Cuál es la formación ideal de un enjambre y qué potenciales uso puede tener?
RESPUESTA.– Puede servir para lo que quieras. Por ejemplo, el proyecto del CENAD de San Gregorio está destinado a la vigilancia medioambiental del campo. También tiene usos agrícolas. La munición merodeadora del MILVUS, sin embargo, es 'nacida para matar', es decir, un arma. La formación es variable. Lo más normal es tener uno mixto. Pongamos que hay seis drones, que es un tipo de configuración. Puede haber dos cuadricópteros haciendo reconocimiento de la línea de contacto, otro vigila el flanco, un cuarto puede hacer ataque y un quinto valora lo que ha hecho MILVUS. El sexto está de multiusos, como un 'dron escoba'. Esa estructura sería ideal, aunque el sistema permite crecer ad infinitum.
P.– ¿Y qué potenciales aplicaciones puede tener en España?
R.– A día de hoy España no tiene misiones de combate, sólo de paz o disuasorias, salvo que a Putin le dé por volverse loco. Básicamente, se pueden usar para misiones de reconocimiento y protección. Aunque hay previsión de adquirir munición merodeadora en cantidades importantes. Además, no debe olvidarse que España tiene una amenaza latente, en parte por el frente sur de la OTAN y la presión demográfica proveniente de África.
P.– Ucrania ha adquirido numerosos drones para hacer ataques como el que vimos la semana pasada. ¿Qué ventajas guardan estos equipos frente al armamento tradicional?
R.– Al principio de la guerra, Ucrania compraba cuadricópteros en Amazon por 300 € o 400 €. Les ataban granadas con cinta americana y los lanzaban en masa contra puntos de paso. El coste de ese dron estaba por debajo de los 1.000 €, incluyendo las granadas, que las compras en el mercado negro. Con un dron de 600 € puedes destruir un tanque de 1 millón. Por lo que te cuesta lanzar 100 drones, hablamos de 60.000 €. Esa es una de sus grandes ventajas: es muy barato.
P.– ¿Guardan algún tipo de semejanza los drones utilizados en la 'Operación Telaraña' con los de Swarming?
R.– Lo primero que tenemos que considerar es que no podemos fiarnos al 100% de las noticias filtradas y tratadas que nos llegan. Efectivamente, se ha constatado el éxito del ataque de Ucrania, pero yo no me atrevería a asegurar que lo hayan realizado exactamente con los medios y de la forma que han mostrado. Si se han acercado tanto como han dicho a la plataforma de ataque, ha podido ser casi cualquier modelo de dron. Y, recordemos, un avión en tierra es el objetivo más vulnerable que existe, pues su protección física es prácticamente nula. Respecto a si los productos de STS-Zelenza serían válidos para un ataque así... por supuesto que sí. Básicamente, el MILVUS.

Detalle del dron espía TIZONA. E. E.
P.– ¿Quiénes están a la delantera mundial en producción de drones?
R.– Como en todo, Estados Unidos y China. China ha presentado un megadron que vuela a cotas altísimas y lanza enjambres de drones pequeños. Es lo que se llama como mother ship, capaz de lanzar hasta cien drones. También tienen un portabarcos que lanzará más plataformas USV. Europa está un poco más rezagada, pero, por ejemplo, la semana pasada tuvimos una reunión con el MARCOM (el Mando Naval de la OTAN en el Reino Unido), ya que les interesaba conocer el Sead-23 de Seadrone, así como la tecnología y el sistema de mando y control para el enjambre. La cual, recordemos, tiene capacidad de ser multidominio. Pero insisto: España tiene la tecnología y el conocimiento. Sólo hace falta voluntad.
P.– ¿Debe preocuparnos la tecnología rusa?
R.– Rusia nunca ha estado tecnológicamente muy avanzada salvo en guerra electrónica, que es donde siempre ha puesto el foco. Para ellos el factor humano nunca ha sido un problema. Recordemos aquello que se rumoreaba de Stalin: a su primera unidad de paracaidistas la colocó en las alas a vuelo bajo para que saltaran. ¿Que de cuatro quedaba una? Ya tenías una unidad operativa en el frente. Rusia no necesita buscar la eficiencia como hacemos en Occidente. Le basta con conseguir su objetivo. Salvo en cuestiones de guerra electrónica, que nos ha adelantado por la derecha. Europa se confió, pensamos que no iba a hacer falta, Rusia lo tuvo claro y hoy tienen unos equipos brutales.
Los primeros interesados en adquirir los equipamientos de Swarming, aún en fase de pruebas, han sido el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que ya le ha pedido una primera remesa para experimentar con ella en el CETEDEX, el centro que busca crear una cúpula antidrones para España, y la Jefatura de los Sistemas de Información, Telecomunicaciones y Asistencia Técnica (JCISAT) para desarrollar la mentada red 5G.
"Ahora, en junio, vamos a hacer una demostración con la Legión. Vendrá personal militar de otros países para ver nuestra tecnología en enjambre distribuido, que es muy avanzada. España es puntera y no tiene nada que envidiar a nadie. Lo vimos este año en Feindef y, el pasado, en Dronexpo. En ambas los ucranianos han venido a preguntar por nuestros drones. El problema es que en este país no es que no haya talento, sino que no tenemos un mercado grande. No hay demanda".