Miguel Ángel, funcionario de la prisión de Aranjuez tras ser tirado por las escaleras.

Miguel Ángel, funcionario de la prisión de Aranjuez tras ser tirado por las escaleras. E. E.

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Miguel, forzado a jubilarse tras estar un año en silla de ruedas por defender a una compañera de una agresión sexual

Trabajó como funcionario en la cárcel de Aranjuez. Un recluso le tiró por las escaleras: "La secuela más fastidiosa es tener que usar un bastón de por vida".

Más información: "Fin de semana negro" para los funcionarios de la cárcel de Zaragoza: amenazas de muerte y una mandíbula fracturada

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Después de haber pasado por las prisiones de Jerez de la Frontera, Ibiza, Castellón y Ocaña, Miguel Ángel C. llegó a Madrid VI, más conocida como la cárcel de Aranjuez. Dedicó más de 20 años de su vida al funcionariado en este centro penitenciario, ubicado al sur de la Comunidad de Madrid.

Pero su vida se truncó cuando trató de defender a una compañera de trabajo. Un día, Miguel Ángel C. caminó junto a su compañera al cierre de celdas. A la bajada, un interno, del que desconocían su peligrosidad, se escondió tras una pared y se abalanzó sobre la víctima.

El recluso había preparado una especie de altar lleno de fotografías de contenido sexual, junto a una almohada y un cojín. Agarró del cuello a la funcionaria y comenzó a manosearla. Miguel Ángel C. trató de defenderla. Forcejeó con el preso y lanzó al funcionario de Aranjuez escaleras abajo. El resultado: estar postrado en una silla de ruedas durante un año. La silla, pronto, ya no es necesaria, pero tendrá que ir siempre acompañado de un bastón.

La mujer agredida sufrió hematomas por todo el cuerpo, pero el más alarmante fue el resultado en la mandíbula. Además, a esto se le suma el intento de estrangulamiento y la vejación sexual. Miguel Ángel C. sufrió la fractura de tres costillas, dos vértebras, junto con el aplastamiento de una tercera, y la pérdida de la movilidad de varios dedos. Aunque la peor parte fue en su tobillo tras la fractura catastrófica del calcáneo con afectación del astrágalo.

Ahora, solicita la incapacidad permanente. "Se ha cumplido el plazo máximo, los 545 días de baja por incapacidad temporal. He pasado dos veces por el tribunal médico y en ambas ocasiones me han mantenido la incapacidad temporal", relata Miguel Ángel C. a EL ESPAÑOL.

"Llevo, entre unas y otras dolencias, más de doscientas sesiones de rehabilitación y, antes o después, tendré que volver a pasar por quirófano, para que me realicen una artrodesis subastragalina que, aunque aumentará mi cojera, tratará de disminuir los dolores", agrega el damnificado.

Miguel Ángel C., escritor aficionado, licenciado en Antropología por la Universidad de Salamanca y funcionario de prisiones desde el año 1998, presta servicio desde el mencionado año, en primer lugar, en la prisión de Jerez de la Frontera (Cádiz).

Rememora los momentos posteriores a su agresión: "Fue a mediodía. Estuve dando vueltas por Madrid y Toledo hasta altas horas de la madrugada y apenas me dieron un paracetamol, a pesar de que mi hospital de referencia se encuentra en Toledo".

Cuando Miguel Ángel C. llegó a su casa tuvo que ser llevado de nuevo al hospital, donde "por fin" le administraron calmantes y le atendieron "en condiciones": "Los médicos no daban crédito a lo que les estaba contando".

Por su parte, y según ha podido saber este periódico a través de fuentes penitenciarias, la mujer agredida pidió el traslado a otro centro. Actualmente, se encuentra en el centro penitenciario de Lugo-Bonxe, en Galicia. "Se encuentra mejor, tanto en lo personal como en lo laboral".

Fuentes del sindicato de funcionarios de prisiones Tu Abandono Me Puede Matar (Tampm) relatan a este diario que el suceso que cambió la vida de Miguel Ángel C. y su compañero "fue lo más bestia que se ha visto en Aranjuez en muchos años".

Asimismo, estas fuentes consideran que el centro penitenciario Madrid VI es "más o menos normal". "El perfil del interno es el de uno no muy conflictivo. Además, hay un módulo familiar, donde hay mujeres, y la cosa suele estar más tranquila".

Sin embargo, estas fuentes detallan algunos momentos delicados en la prisión de Aranjuez, donde, entre otros, se encuentra Patrick Nogueira, el descuartizador de Pioz: "A veces mandan a los reclusos al hospital por temas de puñaladas, que suele haber unas cuentas".

Desde el sindicato mayoritario de prisiones Tampm solicitan que se reconozca su profesión como "de riesgo" y denuncian el aumento de agresiones, como ya publicó este periódico hace unas semanas con los incidentes ocurridos en la cárcel de Zuera, en Zaragoza: "No hay ningún principio de autoridad".

Atendiendo a los datos que obran en poder de EL ESPAÑOL, a través de una solicitud de Transparencia, en 2024 se produjo una "agresión grave" a funcionarios de prisiones en la cárcel madrileña. En cuanto a "lesiones leves", el documento registra que se produjeron cinco.

La información se desglosa en agresiones a carceleros con lesiones leves y sin lesiones, donde la prisión de Puerto III, ubicada en Cádiz, ocupa la primera plaza del listado, seguida de Soto del Real (Madrid) y Córdoba.

Sobre las agresiones de índole sexual, a nivel nacional, "se ofrecen sin desgranación dada la posibilidad de identificación vinculada al número de incidentes registrados por centro penitenciario". Las agresiones sexuales a profesionales penitenciarios se establecen en 10, mientras que los asuntos relativos a abusos sexuales se disparan hasta los 44 y concluyen el listado los actos de exhibicionismo, con 53 incidencias.