La embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, con el Papa Francisco.

La embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, con el Papa Francisco. Vatican Media

Reportajes ENTREVISTA

Isabel Celaá, embajadora en el Vaticano, ante la posibilidad de un Papa de extrema derecha: "¡No lo quiera la Iglesia!"

"La Iglesia es otra tras Francisco. Tras él es difícil que cambie su camino" // "El estilo de Francisco ha sido tan fuerte que no creo que la Iglesia dé vuelta atrás".

Más información: La Capilla Sixtina, lista para el cónclave: los operarios ya han montado las mesas y revisan la chimenea y las estufas

Publicada
Actualizada

El papa Francisco murió el pasado 21 de abril tras doce años de pontificado que marcaron un antes y un después en la historia reciente de la Iglesia. Mientras decenas de miles de personas hacen fila en Roma para despedirle, en el interior del Vaticano ya se suceden las reuniones discretas y las conversaciones inevitables: el cónclave se acerca. El mundo observa con atención qué rumbo tomará la Santa Sede tras la era Bergoglio.

En este contexto, Isabel Celaá (Bilbao, 1949), embajadora de España en el Vaticano desde 2022, ocupa una posición singular. Ha sido testigo de excepción del último tramo del pontificado, interlocutora directa del Papa y pieza clave en el sostenimiento de unas relaciones que, bajo su mandato, han ganado en fluidez, confianza y transparencia. La primera portavoz del Gobierno de Pedro Sánchez ha estado presente en la vida cotidiana de la Santa Sede, pero también en sus decisiones políticas más delicadas.

A las puertas del cónclave, que comienza el próximo 7 de mayo, su testimonio ayuda a entender el legado de Francisco, el clima que se respira en Roma y el tipo de Iglesia que podría emerger de esta transición. Celaá defiende que el camino emprendido por el Papa argentino —una Iglesia abierta, atenta a los márgenes, enfrentada con claridad a la guerra y los abusos— no tiene ya vuelta atrás. "Queremos que se repita el estilo", asegura.

¿Cuándo fue la última vez que habló con el Papa?

Unas semanas antes de que entrara al Hospital Gemelli. Hablábamos con mucha frecuencia, porque ya se estaba produciendo un fenómeno que hoy vemos con mucha más claridad: la necesidad de muchas personas de darle el último adiós, de estar con él. En el último año y medio creció exponencialmente el número de personas que quería verle, tener una audiencia con él. Hablábamos a menudo.

¿Cómo era?

Un hombre extraordinario, un buen conversador, con un gran sentido del humor. Siempre tenía una sonrisa y, además, era un excelente gobernante, que ejerció su cargo con plena autonomía, responsabilidad, y un equipo muy leal, entre ellos Parolin.

La embajadora de España en la Santa Sede, Isabel Celaá, con el papa Francisco.

La embajadora de España en la Santa Sede, Isabel Celaá, con el papa Francisco. Vatican Media

Se fue de manera elegante. Su mensaje del Domingo de Resurrección, para quien quiera leerlo detenidamente, es un auténtico testimonio espiritual y político. Habló con claridad contra la guerra, mostró gran preocupación por las migraciones, por la extensión del antisemitismo. Tocó todo: conflictos bélicos olvidados, los que no se olvidan, la "Ucrania martirizada" —de la que hablaba cada domingo— y de la "Gaza ensangrentada", con cuya parroquia local hablaba cada tarde. Era un hombre muy trabajador. Creo que para todo el mundo es obvio que hay un Vaticano antes y después de él.

Sin embargo, se dice que el anterior podría volver dependiendo del nuevo Papa. ¿Existe esa posibilidad?

Causaría una gran perplejidad. La semana pasada había una cantidad de gente enorme: ayer eran casi 100.000 personas. Han mantenido la Basílica abierta durante la noche, han abierto calles para que llegue el río de gente. Es una afirmación clara de que este estilo de Papa es el que creemos que va bien a la Iglesia. Una Iglesia abierta, no cerrada sobre sí misma. No una Iglesia centrada sólo en el clericalismo o en la liturgia. La gente está diciendo: "Este es el Papa que queremos, esta es la Iglesia que queremos, una Iglesia que hable, que proporcione respuestas a una sociedad en cambio, con grandes problemas". Será muy difícil que haya una reversión.

No cree entonces que Francisco haya sido una rara avis.

Esperemos que no. Y yo creo que hay inteligencia entre los cardenales, que ya se están congregando y hablando de esto. Hay mucha actividad, mucha palabra, y creo que son conscientes de que lo que se está produciendo es un veredicto de afirmación del estilo de Francisco.

¿En qué punto está ahora mismo la relación entre España y el Vaticano?

En uno de gran sinceridad, respeto y confianza. Es decir, fluida. Hemos mantenido múltiples conversaciones, no sólo desde el presidente del Gobierno, que hablaba mucho con el Papa, con mucho respeto y afecto, sino también desde los ministros: Bolaños, la vicepresidenta Díaz, y otros ministros que acudieron a Roma por el funeral.

El Papa era un hombre de puertas y ventanas abiertas, no le preocupaba nunca quién llamaba. A los jóvenes les decía: "No estén parados, hagan lío, pero lleguen a conclusiones". La relación entre España y el Papa Francisco, y con su equipo, ha sido excelente. Muy sincera, muy integradora, y ha dado lugar a acuerdos muy productivos.

Isabel Celáa presenta al Papa Francisco sus credenciales como nueva embajadora de España ante la Santa Sede, el 18 de marzo de 2022.

Isabel Celáa presenta al Papa Francisco sus credenciales como nueva embajadora de España ante la Santa Sede, el 18 de marzo de 2022. EFE

Han quedado cosas en el tintero. ¿Qué futuro le espera a la rendición de cuentas por los abusos sexuales en la Iglesia o a la gestión de los bienes eclesiásticos en España?

El Papa Francisco abrió muchos caminos, entre ellos condenar con auténtica beligerancia los abusos a menores, pero es verdad que hay temas que han llegado a resultados mucho más rápido que otros. Queda implementación, pero queda constancia de que condenó los abusos y afirmó que hay que atender a las víctimas de manera satisfactoria, teniendo en cuenta el daño producido. Esto todavía tiene camino por recorrer.

¿No se detiene entonces ese camino?

En absoluto, yo creo que no. No estoy dentro de la Iglesia ni sabemos qué Papa vamos a tener dentro de unos días, pero creo que el veredicto ya está afincado. El estilo, la personalidad, el carisma de Francisco, han sido tan fuertes que no creo que haya vuelta atrás.

El Papa Francisco fue un heredero del tiempo en que fue elegido, 2013, en plena eclosión de las primaveras árabes y los movimientos de los indignados contra la crisis económica. ¿El que le suceda está destinado a ser heredero de esta ola de extrema derecha que vivimos en 2025?

No lo creo. ¡No lo quiera la Iglesia! Justamente se necesita una Iglesia con una jurisdicción moral y espiritual más grande, que rebase las tendencias o las corrientes de ideológicas de un lado o del otro. Se necesita una Iglesia que hable a las personas desde preocupaciones globales y personales, que atienda fenómenos como las guerras, las amenazas…

Tenemos 55 conflictos bélicos abiertos. Es un horror. Se necesita mucha más diplomacia. Es verdad: el Papa es Papa y es rey del Estado más pequeño del mundo, con apenas 800 habitantes, pero con la jurisdicción moral más grande. Y Francisco ha hablado a creyentes y no creyentes. Desde esa perspectiva, ha superado la línea. Queremos ese estilo.

Y hablando de nombres, ¿qué candidato le podría interesar más a España? ¿Tiene alguno en mente?

Eso no lo vamos a comentar. Pero es verdad que España tiene candidatos muy buenos. Cardenales muy buenos, y además de casi todas las sensibilidades. Sería estupendo tener un Papa español.

Me refería a alguno de los que tienen posibilidades, aunque no sea español.

Lo que interesa es el estilo, no tanto el nombre. Y de ese estilo hay muchos.

¿Cree que el Gobierno ha sabido amortizar el carácter progresista de este Papa? Llama la atención que, con la buena relación que se tenía con él, no visitase España en 12 años.

No visitó España como no visitó muchos países europeos. En Europa ya hay una evangelización suficiente como para que las personas, con su cultura, no abandonen la dimensión espiritual. Él realmente iba a los márgenes, a las fronteras, a los límites del mundo. Mongolia, Bangladés, Egipto, Nueva Guinea…

¿Y Canarias?

Sí, de hecho Canarias estaba ya confirmada como visita. Lamentablemente, el estado de salud del Papa lo impidió. No hubo tiempo, pero yo fui testigo de la invitación que le formuló el presidente del Gobierno y de que el Papa dijo que tenía esa intención. Quería venir a Canarias, igual que fue a Lampedusa, y no a Francia. Él iba al estado de necesidad, no a lo teórico o folclórico. Ha sido un excelente Papa. Le quisimos mucho. Y lo que queremos es que se repita el estilo.