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En un rincón de las afueras de Madrid, la tierra tiembla con el galope regio de los campeones que ensalzan su figura noble y esbelta cada vez que salen a trotar. Al otro lado de la finca, se escucha el relincho jovial de la próxima generación de ganadores que se preparan para una vida donde la naturaleza y la disciplina, se funden en una carrera en la que el viento parece un susurro frente a la potencia y velocidad de estos caballos. Al mando de esta élite equina, se encuentra Juan Manuel Loro, el criador de purasangres de alta competición al que ningún hipódromo se le ha resistido.

Abanderado de la victoria, su nombre resuena con fuerza en todas las pistas de carreras, donde sus ejemplares han dominado la fina arena con sus cascos y herraduras. "Los Tercios de Flandes envidiarían la caballería de Loro", decían desde la Zarzuela, pues las manos expertas de este extremeño han pulido durante más de 40 años una línea de purasangres ejemplar, demostrando con destreza el arte de la cría y la búsqueda de la excelencia que le han llevado a un palmarés impresionante de más de 500 conquistas.  

Su yeguada, El Cortiñal, con más de 2.000 purasangres compitiendo alrededor de todo el mundo, es el legado de este criador, y sus caballos, no son solo un símbolo de pureza y velocidad, sino una obra cuidada con meticulosidad, una promesa de majestuosidad. En las instalaciones de Loro, que regenta junto a su socio, Antonio Picado, cobra vida la pasión por la crianza que este extremeño cuida con tanto esmero, y con la que ha conseguido convertirse en una referencia de los purasangres ingleses

Juan Manuel Loro ha criado más de 2.000 purasangres ingleses.

Juan Manuel Loro ha criado más de 2.000 purasangres ingleses. Sara Fernández El Español

En su señorío ecuestre ubicado en Villamanta, de tonos brillantes y esencia andaluza, los sementales, vigorosos y presumidos por su poder, descansan en sus establos hechos tronos después de una vida de competición llena de victorias, y sus yeguas, también campeonas, esperan dar a luz a los próximos purasangres que sigan con el linaje de triunfos de sus ancestros. Juan Manuel, campechano y sensible con sus animales, invita a EL ESPAÑOL a conocer su criador, donde sus equinos gozan de unos cuidados sofisticados, dignos de un hotel cinco estrellas, para garantizar el surgimiento de los mejores atletas de élite

Campeón de campeones

Los purasangres ingleses son la excelencia equina, la perfección hecha caballo para la alta competición. Sus orígenes se remontan al siglo XIII cuando se cruzaron yeguas inglesas con tres sementales árabes, para fusionar la velocidad, frugalidad y resistencia de la montura procedente de Oriente Medio, con el tamaño y físico de los europeos; creando así los primeros purasangres ingleses, los caballos más veloces de la historia

Juan Manuel mantiene la esencia, semblanza y tradición de estos animales cada día que pasa con ellos. "Los purasangres se crían exclusivamente para que sean caballos de carreras. Otras razas se crían para paseo, monta, tiro, disfrute, exposición, salto… Cada raza tiene una finalidad, pero los purasangres ingleses son la excelencia, son caballos polivalentes que pueden servir para cualquier disciplina competitiva", señala.

La genética de estos animales es de vital importancia para el sector, garantizar el ADN, el linaje familiar del caballo, es el primer requerimiento antes de empezar la crianza. "Un purasangre inglés es como montar en un Ferrari, tienes sensaciones y emociones diferentes, puedes sentir su respiración, su nervio, el latido de su corazón, su viveza…", aclara el extremeño. 

Los purasangres de Loro han ganado en todos los hipódromos de España.

Los purasangres de Loro han ganado en todos los hipódromos de España. Sara Fernández El Español

Loro muestra una especial admiración por estos equinos, y conoce al detalle a cada uno de ellos. El Cortiñal es un templo para los purasangres especializado en mantener esa perfección tan deseada en el mundo de las carreras. Los paritorios con camas acolchadas, las zonas veterinarias, los centros de entrenamiento, los establos diferenciados por edades, preñadas y sementales, y la atenta mirada de Juan Manuel, junto a su trabajo de 24 horas, hacen de su yeguada, una de las más renombradas de España.

Unos de los sementales de la yeguada El Cortiñal.

Unos de los sementales de la yeguada El Cortiñal. Sara Fernández El Español

El sacrificio y dedicación que requiere mantener la cúspide ecuestre es significativo. "Mientras que en Francia puede haber 10.000 hembras pariendo purasangres, en España hay unas 100, convirtiendo a este negocio en un sector poco reconocido en el territorio nacional, y cuyas ayudas son ínfimas o inexistentes".

Aun así, el extremeño se ha hecho un hueco en la industria con caballos legendarios como Sherman, Oregón o Red Bull, sus purasangres que "lo han ganado todo", y con los que ha podido montar una dinastía de vencedores que ahora conquistan Estados Unidos, Emiratos Árabes, Portugal, Francia, Italia… Y sobre todo, España, donde sus equinos han salido victoriosos desde el hipódromo de la Zarzuela y Dos Hermanas, hasta el de San Sebastián o Mijas. Sus caballos, ganan donde vayan. 

Pregunta.— ¿Cómo escogen a los sementales? ¿Qué los hacen diferentes unos de otros?

Repuesta.—  Cualquier caballo purasangre podría valer como semental, cualquiera, pero lo que se busca siempre es que sea un caballo que transmita todo su potencial. Este potencial se mira a través de los títulos, los premios y carreras que haya ganado el caballo en su carrera en la alta competición. Cuanto más haya ganado, más va a valer, y eso es lo que diferencia a un semental de otro. Se busca que el purasangre vencedor transmita su resistencia, su velocidad,  que sus genes de ganador vayan a llegar a sus crías.

Eso sí, también hay excepciones, no todos los sementales ganan todo, de eso se tratan las carreras, que unos lleguen a la meta antes que otros. Hay purasangres que vienen de los mejores linajes y nunca han ganado nada o, incluso, nunca han llegado a correr. 

Juan Manuel Loro con los potros de tres años.

Juan Manuel Loro con los potros de tres años. Sara Fernández El Español

Juan Manuel ha vendido purasangres ingleses por todas las partes del mundo.

Juan Manuel ha vendido purasangres ingleses por todas las partes del mundo. Sara Fernández El Español

P.— ¿Cómo es la crianza de un purasangre?

R.— La diferencia de crianza entre un purasangre, un caballo cualquiera, de otra raza o de otros criadores es muy grande, cada uno tiene sus métodos y sus formas, pero los purasangres tienen un mimo y unos cuidados muy lujosos.  Estoy muy pendiente de las yeguas preñadas, de que no tengan accidentes, de que el suelo donde están estabuladas sea perfecto, de que las camas donde duerman sean extraordinarias. La crianza de un purasangre consiste en crear o esmerar un sueño alrededor y para el caballo.

Lo más importante de la cría de los purasangres es garantizar su genética, y que los potros que se vendan vengan de grandes corredores y ganadores. Cuantas más victorias tengan en su linaje más importante van a ser, más especiales, por ende, más valor van a tener. Los compradores es en lo primero en lo que se fijan, en la sangre. Todos estos animales se someten a exhaustivos controles médicos, tienen que ser muy fuertes porque su vida se va a centrar en la alta competición, y tienen que poder soportarla.

P.— ¿Cuánto cuesta mantener a un purasangre?

R.— Es todo muy relativo. Depende de quién los críe y cómo los críe, y lo que quiera gastarse en el caballo. Los purasangres admiten todos los gastos que tú les quieras echar, pero aproximadamente un caballo, en mi casa, puede salir al mes por unos 200 euros. Hay otros que salen más económicos y otros más caros. El coste no son solo la alimentación y el mantenimiento, también hay que incluir el coste del personal, el coste de las instalaciones donde se cría el animal, el coste veterinario, el coste del herrador..., todo va sumado. Todo lo que está alrededor de ellos cuesta.

María Loro preparando a los caballos para su venta.

María Loro preparando a los caballos para su venta. Sara Fernández El Español

P.—¿Cuánto puede costar un purasangre inglés?

R.— Puede costar lo que uno esté dispuesto a pagar por él. Los precios de venta también son muy relativos. Todo depende del linaje que tenga, si viene de una familia con muchos títulos o no, o si el semental o la yegua han ganado muchas carreras durante su vida profesional. Los puedes encontrar por 20, 30, 40, 50.000 euros, realmente por la cifra que quieras. Hay caballos que cuestan 300.0000 euros y otros cientos de millones. 

P.— ¿Cómo influye la selección de los cruces entre sementales y yeguas?

R.— Esto es como melones sin catar, necesitas un poco de suerte para que te salgan buenos. Puedes juntar a los mejores caballos, al mejor semental con la mejor yegua, pero al final tiene que salir un potro que sea un atleta, que morfológicamente tenga las características para la alta competición. Yo intento darles los mejores ciudadanos, de hecho, vivo por y para ellos, mi casa está en el mismo recinto en el que los cuido y tengo cámaras para ver como están desde mi sofá. Antes de irme a dormir les doy las buenas noches a todos, y bebo mucha agua para levantarme más tarde y revisar que todo está bien. Siempre intento juntar a los mejores y darles los mejores cuidados.

La dinastía El Cortiñal

"Para tener muchos campeones, tienes que tener muchas yeguas que te den potros", hay que formar un imperio equino con 'sangre real'. Toda creación tiene sus inicios, unos inicios que nunca son fáciles, pero detrás de la yeguada de Loro se encuentra una historia "bonita, larga y digna de escribir un libro sobre ella". Tanto él como su socio siempre han estado vinculados con los animales, al ganado. Criaban cerdos y vacas destinadas al consumo, pero por "circunstancias de la vida" unos amigos en común les convencieron para comprar un caballo, a pesar de que ya tenían. El resto es historia

Juan Manuel Loro con una de sus yeguas preñadas.

Juan Manuel Loro con una de sus yeguas preñadas. Sara Fernández El Español

"Nosotros no sabíamos nada sobre esa yegua, pero resultó que era una purasangre. Tenía mucha vitalidad, fuerza y potencia, entonces decidimos llevarla a una carrera. ¡La yegua ganó! Un caballo que nos había costado 3.000 pesetas nos había conseguido en menos de un mes un millón. Vimos una oportunidad de negocio y nos lanzamos a la aventura de criar purasangres", resalta. 

Con esa yegua los extremeños ganaron numerosas carreras, permitiéndoles ir expandiendo poco a poco su yeguada. Sin embargo, la peste equina llegó, afectando principalmente desde la mitad de España para abajo, por lo que tuvieron que mover su criador a Madrid, empezando de cero en el lugar más importante de la competición ecuestre.

Juan Manuel en los establos de los sementales.

Juan Manuel en los establos de los sementales. Sara Fernández El Español

"Comenzamos una nueva etapa en la capital. Criábamos caballos de mucho nivel que ganaron muchísimas carreras y premios importantísimos a lo largo de nuestra historia. Ya no recuerdo todos los premios que hemos conseguido, pero más de 500. De hecho, el hipódromo de la Zarzuela nos premió con un reconocimiento por los años de crianza y por todos nuestros caballos que han pasado por sus pistas", comenta Loro.

"Aun así, nos costó mucho meternos en el negocio y ser reconocidos. El mundo de las carreras está lleno de favoritismos, ricachones y politiqueos, y a nosotros no nos compraban los caballos por ser desconocidos. Preferían comprar caballos con menos orígenes que los nuestros, pero no podíamos seguir así. Además de criarlos, luego, nosotros mismos, los empezamos a llevar a competición. Lo mejor de todo es que nuestros purasangres ganaban muchas carreras, y eso les daba envidia a la competencia", dice jocoso.

Loro tiene el reconocimiento del hipódromo de la Zarzuela.

Loro tiene el reconocimiento del hipódromo de la Zarzuela. Sara Fernández El Español

Juan Manuel lleva más de 40 años criando a purasangres ingleses.

Juan Manuel lleva más de 40 años criando a purasangres ingleses. Sara Fernández El Español

P.— ¿Cuál es la vida útil de estos caballos? 

R.— La naturaleza es sabia. Depende mucho de cada caballo, si ganan muchas carreras se van a quedar más tiempo en la alta competición, entre cuatro y seis años, y luego sirven para dejarlos como sementales, si son machos, o para cubrirlas sin son hembras. Si no ganan, los pueden retirar, vender, regalar para otros usos como el disfrute o los cruces. No todos los caballos purasangres pueden ser campeones, y es una lástima que se retiren muchos animales que son preciosos, con una belleza, con unos orígenes espectaculares, pero así es la vida de la competición. Hay algunos que no llegar a ser nadie, que tienen mala suerte o se lesionan. 

P.— ¿Qué representan los caballos en su vida?

R.— Es mi forma de vida, con la que he creado todo lo que tengo. El caballo para mí ha sido el purasangre, mi base para todo. Hay gente con mucho ego que le dedica mucho dinero, que le gusta aparentar y gastar verdaderas fortunas en estos caballos, pero no saben nada sobre ellos. Yo los crío desde antes de que nazcan, hasta que se van. La crianza de purasangres es mi trabajo, pero también mi pasión. 

Potros de la yeguada El Cortiñal.

Potros de la yeguada El Cortiñal. Sara Fernández El Español

P.— ¿Qué le diferencia de otros criadores?

R.— Yo me lo guiso y yo me lo como, yo lo hago absolutamente todo. Muchos criadores ponen el dinero y se dedican a otros negocios. Yo no, yo soy un empleado más de mi negocio. Es muy importante saber las características y la personalidad de cada animal para criarlos lo mejor posible. Me rijo por la constancia y la perseverancia. Hay días que son muy duros, muy tristes, pero al final tienes que cargar las pilas y decir voy para adelante como sea.