Alejando Valverde, hospitalizado el 2 de julio, tras ser atropellado por un guardia civil retirado, junto a una imagen de su bicicleta que figura en el atestado de la Policía Local de Murcia.

Alejando Valverde, hospitalizado el 2 de julio, tras ser atropellado por un guardia civil retirado, junto a una imagen de su bicicleta que figura en el atestado de la Policía Local de Murcia.

Reportajes

Alejando Valverde, tras ser atropellado por un guardia civil: "Sólo recuerdo que estaba volando por el aire"

El corredor del Movistar Team está citado para declarar en octubre, ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Murcia.

8 septiembre, 2022 03:00
Murcia

El Bala lo está dando todo en la Vuelta a España porque será su última participación como ciclista profesional en una competición donde acabó con el maillot rojo en 2009. Este año está siendo muy especial para Alejandro Valverde porque está recibiendo muchos homenajes, el último, en la etapa por tierras murcianas que salió desde ElPozo, pero no es menos cierto que la temporada también le ha deparado uno de los momentos más duros de su carrera y que deberá resolver en los juzgados tras retirarse. 

Se trata del supuesto atropello que sufrió a manos de un guardia civil retirado, cuando este 2 de julio entrenaba con su grupeta por la carretera RM-560. EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva al atestado de la Policía Nacional donde figura la declaración que prestó Alejandro Valverde tras abandonar el Hospital Virgen de la Arrixaca y que se incluye en las diligencias del Juzgado de Instrucción número 1 de Murcia que investiga delitos contra la seguridad vial, lesiones y omisión del deber de socorro.

[El autor del atropello a Alejandro Valverde es un guardia civil: "Me increparon y agredieron"]

Aquel caluroso sábado 2 de julio, El Bala fue trasladado en ambulancia al servicio de urgencias, donde permaneció seis horas en observación, antes de recibir el alta médica. "Diagnóstico principal: policontusionado", tal y como refleja el citado atestado policial. "Tratamiento: reposo relativo y observación domiciliaria". Todo ello, aderezado con ibuprofeno, nolotil y omeprazol para mitigar los dolores que sufría en la cadera y en las zonas del cuerpo donde presentaba magulladas y abrasiones.

Las recomendaciones médicas de reposo no impidieron que este ciclista de leyenda decidiese prestar declaración tras recibir el alta por el atropello. Valverde recurrió al marcado carácter competitivo que le ha llevado a seguir en activo con 42 años y así arrancó su relato ante los policías: "Durante la mañana del 2 de julio estaba entrenando, con un grupo de ocho o diez compañeros, circulando por la avenida de Alcantarilla con Javalí Viejo".

La grupeta atravesaba el trazado de la RM-560, un vial de doble sentido, que serpentea por parcelas de huerta, pegadas al río Segura. En la citada carretera también se adentró Cristóbal, un guardia civil retirado, al volante de un Citroën Xsara, donde también viajaban su esposa y su cuñada, en dirección a su domicilio de la pedanía murciana de La Ñora.

La Policía Local de Murcia, el sábado 2 de julio, en una imagen del lugar del atropello que se incluye en el atestado policial.

La Policía Local de Murcia, el sábado 2 de julio, en una imagen del lugar del atropello que se incluye en el atestado policial.

Entre las 12.25 y las 12.29 horas de ese sábado, en el mismo carril, en dirección a La Ñora, coincidieron la monovolumen y la grupeta de ciclistas con la que entrena el mítico corredor del Movistar Team. "A la altura del puente nos adelantó un vehículo, pasando muy cerca de nosotros, estuvo a punto de tirarnos", según afirma Alejandro Valverde, a la vez que insiste en que el jubilado les adelantó con su Citroën, incumpliendo presuntamente la distancia de seguridad de metro y medio.

[El informe policial del atropello a Alejandro Valverde: "Arrolla a dos ciclistas violentamente"]

"A los primeros que circulábamos en el grupo, Pedro y yo, estuvo a punto de rozarnos y tirarnos al suelo. Por ese motivo, le dijimos que llevara cuidado, ante lo que el conductor sacó el dedo por la ventanilla, a modo de peineta, y la mujer que iba de copiloto hizo palmas", tal y como relata El Bala, en el atestado consultado por EL ESPAÑOL, donde incide en la mala educación mostrada por los ocupantes de la monovolumen que conducía Cristóbal: un antiguo guardia civil que estuvo destinado en el País Vasco, antes de trabajar en el Instituto Anatómico Forense.

"Les volvimos a recriminar su actitud, dado que además de pasar muy cerca, sin respetar las distancias, incluso casi rozarnos y tirarnos de las bicicletas, nos hacían gestos despectivos".

La tensión se podía cortar en la RM-560. "El vehículo frenó en seco y comenzó a dar marcha atrás hacia nosotros, afortunadamente, logramos esquivarlo por los lados". En ese momento, Alejandro Valverde pedaleaba junto a su amigo, Pedro Moya: "El conductor reanudó la marcha hacia delante y pegando un acelerón se dirigió hacia nosotros. Los compañeros que se habían quedado detrás del coche nos gritaron que tuviésemos cuidado y gracias a eso intentamos apartarnos a la derecha, nos pegamos todo lo que pudimos a la orilla de la vía".

Tal maniobra de Valverde y Moya no evitó el supuesto atropello del Citroën Xsara conducido por Cristóbal V. N., de 69 años. "El vehículo, en lugar de seguir por el carril, encaró su marcha hacia nosotros y vimos que ya no teníamos escapatoria, porque no podíamos quitarnos más, estábamos fuera del arcén, lo más pegados posible, y el coche se dirigía a nosotros a pesar de estar apartados".

"Podríamos haber fallecido"

El testimonio del corredor del Movistar Team es demoledor contra este guardia civil retirado, al que el Juzgado de lo Penal número 1 de Murcia ya condenó en 1999, a siete meses de cárcel, por un delito de lesiones. "El vehículo impactó contra mí y contra mi compañero, y ya solo recuerdo que estaba volando por el aire, no puedo recordar, exactamente, si golpeé en el capó o en el techo, antes de caer al suelo". Después, el conductor del monovolumen supuestamente se dio a la fuga.

Valverde zanja su relato con una reflexión que pone de manifiesto que su retirada del ciclismo se podría haber precipitado de manera trágica aquel 2 de julio: "Fui trasladado al hospital donde he permanecido en observación hasta recibir el alta médica, me encuentro en observación domiciliaria de cara a la evolución de las heridas, golpes y conmociones. Puedo contar lo ocurrido, pero dados los hechos acaecidos, alguno de mis compañeros, o yo, podríamos haber fallecido".

El cristal destrozado de la luna delantera del Citroën Xsara que conducía el guardia civil retirado, el sábado 2 de julio.

El cristal destrozado de la luna delantera del Citroën Xsara que conducía el guardia civil retirado, el sábado 2 de julio.

Pedro Moya, el amigo del corredor del Movistar Team, se encontraba tan afectado después de sufrir el supuesto atropello que no tuvo fuerzas para responder a las preguntas de la Policía Nacional: “Manifiesta que ha pasado la noche muy mal, que está intentando descansar, que le duele todo el cuerpo del golpe sufrido, que está tomando la medicación para poder descansar y recuperarse y que psicológicamente también se encuentra mal, por lo que no se siente en condiciones de declarar”.

El parte médico de este aficionado al ciclismo indica que padecía una trocanteritis izquierda, una inflamación de los tendones de la cadera, y abrasiones por el cuerpo, que precisarían de curas en un centro de salud después de haber permanecido en observación en el Hospital Virgen de la Arrixaca, desde las 12.58 hasta las 19.09 horas de aquel 2 de julio.

La versión que Cristóbal ha ofrecido en el juzgado es diametralmente opuesta al relato de Valverde, ya que descarga toda la culpa del presunto atropello sobre los deportistas. De hecho, este jubilado asegura que los ciclistas le insultaron y lanzaron botes de agua contra su vehículo cuando les adelantó, de forma que huyó del lugar sin la intención de atropellar a nadie, sino por miedo a sufrir una agresión.

"Una vez finalizado el adelantamiento escuché como los ciclistas me decían: 'cabrón, hijo de puta'. Frené de golpe con la intención de preguntarles porqué me insultaban y en ese momento empezaron a tirarme botellas de agua metálicas, forradas con un plástico muy resistente, que impactaron dentro de mi vehículo, en el espejo, en los cristales y ante esa agresión tan desproporcionada: me asusté".

"Tuve miedo de que le pasara algo a mi mujer, a mi cuñada o a mí. Todo eso se estaba produciendo con el coche detenido y con todos los ciclistas alrededor de la monovolumen, increpándome y agrediéndome. No pisé a nadie con el coche al emprender la huida después de sufrir la agresión de los ciclistas", tal y como expuso este jubilado en julio, antes de ser puesto en libertad, con la obligación de retirarle su carné de conducir, comparecer periódicamente en sede judicial y entregar su Citroën Xsara para ser sometido a una minuciosa inspección por la Policía Nacional.

La foto que un repartidor de Glovo realizó a la monovolumen del guardia civil retirado tras producirse el atropello que investiga un juzgado.

La foto que un repartidor de Glovo realizó a la monovolumen del guardia civil retirado tras producirse el atropello que investiga un juzgado.

El próximo mes de octubre, Alejandro Valverde y su amigo, Pedro Moya, tendrán la oportunidad de defender su versión ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Murcia donde han sido citados para declarar. Por la Ciudad de la Justicia también tendrá que acudir el misterioso rider de Glovo que circulaba por la carretera RM-560, aquel 2 de julio. Su testimonio se antoja fundamental para decantar la balanza sobre la versión de los ciclistas, o sobre la del guardia civil retirado, ya que este repartidor circulaba por detrás de todos ellos. Así lo corrobora la foto que hizo a la matrícula de la monovolumen del jubilado, justo tras producirse el siniestro vial, y que fue crucial para que la Policía Local se desplazara a La Ñora para localizar a Cristóbal en su casa -como supuesto autor del atropello-.

La instantánea que realizó el empleado de Glovo que figura en este reportaje, demuestra que el repartidor fue testigo de toda la secuencia porque circulaba por el mismo carril que el Citroën Xsara y la grupeta de ciclistas. El rider persiguió a la monovolumen, logrando fotografiar la matrícula y acto seguido regresó a interesarse por el estado de salud de los deportistas. Uno de los ciclistas le hizo una foto a la foto que mostró el rider en su móvil y con esos datos denunció al conductor.

Nadie apuntó el teléfono del repartidor por los nervios del momento. De hecho, la Policía Nacional trataba de averiguar su identidad, hasta que la repercusión mediática del atropello provocó que el rider acudiese voluntariamente a la Comisaría de Alcantarilla para colaborar en el caso que afecta a El Bala. Un corredor de leyenda que en octubre afrontará una etapa dura en los juzgados, como ya lo hizo para ganar cinco veces la clásica de la Flecha Valona, alzarse con el Mundial en Ruta (2018), subirse al podio del Giro de Italia (2016), el Tour de Francia (2015)...