Los alumnos con necesidades especiales en la ESO: “No quiero que a mi hijo le den el título sin llegar al mínimo”

Los alumnos con necesidades especiales en la ESO: “No quiero que a mi hijo le den el título sin llegar al mínimo”

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Alumnos en la ESO con necesidades especiales: "No quiero que a mi hijo le regalen el título"

El nuevo borrador de Ley de Educación establece que los alumnos en la ESO con necesidades especiales no deben cumplir los mismo requisitos que el resto. 

31 octubre, 2021 06:57

Diego se ahogaba en el rojo. En una asignatura su profesora utilizaba un bolígrafo para corregirle y acaba por pintarrajear todo el folio. Su madre, Conchi Rial, fue a hablar con la orientadora en ese centro de Vigo porque lejos de animarle, le hundía. “Mi hijo tiene necesidades específicas especiales, déficit atención y retraso madurativo”, comenta sobre el adolescente de 15 años.

Diego repitió segundo de primaria y cuando a Conchi le dijeron que probablemente volvería a pasar en segundo de ESO, decidió inscribirle en una Formación Profesional (FP) Básica –se puede acceder a ella justo desde la etapa en la que él estaba–. Recordaba que hacer el mismo curso apenas le sirvió la primera vez. “Lo que hacían era mandarle escribir en casa cinco frases para que mejorara en Lengua”, apunta en una llamada de teléfono con EL ESPAÑOL.

La solución para Conchi no era que su hijo se graduara en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) sin haber superado esa etapa: “No quiero que a mi hijo le den el título sin llegar al mínimo, quiero que le ayuden a alcanzarlo”. Ella se ha topado con grandes profesores, pero también con personas poco profesionales. Y, sobre todo, se ha encontrado con un número insuficiente para el apoyo que necesitaban.

Esta semana se ha conocido el artículo 19 del borrador del Real Decreto del currículo de la ESO. El texto hablaba sobre los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) y decía que las CCAA “establecerán procedimientos oportunos para realizar adaptaciones que se aparten significativamente de los criterios de evaluación y los contenidos del currículo cuando se precise de ellas para facilitar a este alumnado la accesibilidad al currículo”.

“No quiero que a mi hijo le den el título sin llegar al mínimo, se queja una madre.

“No quiero que a mi hijo le den el título sin llegar al mínimo", se queja una madre.

A continuación, señalaba que esa adaptación les permitiría poder superar la etapa aunque no llegaran a los mismos objetivos que sus compañeros: “Dichas adaptaciones se realizarán buscando máximo desarrollo posible de las competencias y contendrán los referentes que serán de aplicación en la evaluación de este alumnado, sin que este hecho pueda impedirles la promoción o la titulación”.

Otras opciones

El mayor contra para Ramón Izquierdo, secretario estatal de Acción Sindical en ANPE, es bajar el nivel. “Actualmente hay adaptaciones al currículo que son significativas, que señalan dónde llega el alumno con un certificado de competencias. Lógicamente lo que debe marcar la ley es que no ha de haber obstáculo si se han cumplido los objetivos”, explica sobre este texto aún primitivo, que aún no han comentado en reunión.

“Esos documentos son un indicativo de las competencias de la persona. Hay otras opciones: formación profesional específica, y a la propia FP básica se puede acceder sin tener la ESO y gracias a ella también se puede llegar a tener el título”, aclara.

Aun así, para él, todo esto solo cobra sentido con dos requisitos: que haya más profesores y que puedan dar una atención individualizada. “Se atacaría a la raíz del fracaso escolar”, asegura, y se posiciona contra la idea de dejar que los chicos pasen de curso como modelo general.

“Queremos que repetir sea algo excepcional, pero si dejamos esa decisión abierta habrá quien repita con cuatro asignaturas suspensas y quien pase de curso con cinco pendientes. Se creará una inseguridad jurídica”, recalca sobre el efecto rebote de la promoción automática. Defiende que puede ser muy útil, aunque muchos lo “denostan”.

En resumen, Ramón Izquierdo lo ve como una máscara a un problema que sigue estando ahí, que acabará por perjudicar a los alumnos de la enseñanza pública y a los grupos sociales desfavorecidos: “Aquel alumnado que no puede compensar fuera con clases particulares”.

Esforzarse en vano

Esther Nogueira está preocupada por el futuro de su hijo, que aún está en quinto de primaria. Para ella, la solución sí es optar al título con un currículo con medidas significativas, es decir, adaptado para su caso. “Mi hijo trabaja, se esfuerza, da la vida por sacarse cada uno de los cursos, y en para lo que me espera en la ESO me preguntaba: '¿Ahora qué?'

En su caso, con las modificaciones era imposible tener el título y era aún más complicado explicarle a su hijo que se tenía que esforzar en vano. “Hay una enorme laguna”, crítica sobre los procedimientos actuales.

En lo que sí coincide con Conchi es en que es necesario más apoyo escolar. “Si le ayudan, esa brecha que le separa de sus compañeros no será tan grande. Faltan manos, aunque yo no me he encontrado nunca con un mal profesor”, reconoce.

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La voz de Esther muestra su enfado y hasta su desesperación. Lucha para que su hijo tenga opciones el día de mañana y elabora una ruta a diario. Que su hijo vuelva a cursar la misma etapa no le parece una solución por el momento: “Cada caso es individual, pero cuando alguien tiene autismo si lo separas de su grupo de referencia le haces más daño, pero quién sabe. A lo mejor algún día lo necesita”.

¿Y después de esos años? Porque para profesionales como Juan Antonio Bravo, presidente Asociación Profesores Instituto Andalucía, la gran pregunta es si los adolescentes estarán preparados para adaptarse al mundo laboral. “Ellos obtienen un beneficio no solo personal; ofrecen otro social. De nuestros estudiantes depende cómo progrese el mundo”, reflexiona en una llamada.

Para él, cualquiera debería tener la oportunidad de tener el título. “La administración tiene la obligación de proporcionar los medios para que finalicen sus estudios obligatorios con éxito. Hay que tener en cuenta que el sistema educativo está dirigido a toda población y es muy diversa. Se tiene que adaptar la proporcionando recursos para que puedan desarrollar sus capacidades”, apuntala.

Llegar a la propia meta

El planteamiento de Juan Antonio Bravo es que no todo el mundo puede ser “ingeniero aeronáutico”, pero cada cual puede llegar a una meta, a su propia meta. Por eso, repetir le parece una oportunidad para mejorar.

Además, en muchos casos, esos alumnos quieren el título para llegar a una FP, que a su vez admite a las personas con mayores notas. “Es un cuello de botella, hay plazas insuficientes. Por eso, ha aumentado el número de centros privados que acogen esa demanda que la administración pública no ha sido capaz de cubrir”, reprocha.

Ese es, precisamente, el caso de Diego. “Siempre he defendido la educación pública, pero él está en una concertada porque está más adaptada a sus necesidades”, define. “Lleva un mes en esas clases y el sistema es algo mejor”, observa sobre la FP básica.

“Es que en muchos casos a estos niños les cuestan las matemáticas, pero son estupendos pintores. Puede que no sean buenos en muchas asignaturas y sean maravillosos en una FP de cocina, por ejemplo”, resume, con alegría.