Imagen de la sentada que impidió el paso a los socialistas hacia Colón.

Imagen de la sentada que impidió el paso a los socialistas hacia Colón. D. D.

Reportajes

"¡Fuera el PSOE de nuestro Orgullo!": la sentada que impidió a los socialistas completar la marcha

Caras de descrédito tras una pancarta que anteriormente había liderado el ministro Marlaska. La Policía intervino para evitar una pelea.

4 julio, 2021 02:35

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Las caras de los socialistas eran un poema, a medio camino entre la incredulidad y la rabia. El Orgullo LGTBI se había torcido para el PSOE a la altura de Cibeles. Los reproches se sucedían y al final hubo incluso un conato de pelea en el que tuvo que intervenir la policía. Una sentada en la puerta del Ayuntamiento de Madrid impedía el paso a la comitiva socialista. Las consignas de los manifestantes eran claras: "Con Carmen Calvo no estamos a salvo", "PSOE, escucha, 'les' trans están en lucha" y "fuera PSOE de nuestro orgullo". Y los socialistas no pasaron. "Hemos ganado", se escuchó decir a alguno de los presentes.

La manifestación del Orgullo LGTBI estaba siendo una fiesta: concordia, buen rollo e incluso cercanía entre las miembros de Podemos del Gobierno y personal de Ciudadanos como Edmundo Bal. Nada que ver con el Orgullo 2019 y el recibimiento a Inés Arrimadas, a priori. Los gritos eran de "¡Gracias Irene!" y de "Yolanda presidenta".

Tanto la ministra de Igualdad, Irene Montero, como la vicepresidenta tercera del ejecutivo, Yolanda Díaz, se dieron un baño de masas por las calles de Madrid junto a la titular de la cartera de derechos sociales y agenda 2030, Ione Belarra. También les acompañaba, entre otras, Isa Serra

Irene Montero durante la marcha del Orgullo 2021.

Irene Montero durante la marcha del Orgullo 2021.

Era la calma que precede a la tempestad. Los organizadores habían preparado una manifestación del Orgullo con medidas de seguridad contra la Covid-19, después de que el coronavirus impidiera una celebración masiva en las calles el pasado año. Desde temprano insistían: "Para participar hay que llevar mascarilla". 

No obstante, si algo iba a marcar esta edición del Orgullo LGTBI 2021 era la reciente aprobación de la Ley Trans. El coronavirus fue protagonista, aunque no tanto. Las miradas estaban centradas en cómo se recibiría al PSOE, sobre todo si acudía Carmen Calvo. La vicepresidenta no estuvo presente, pero la comitiva socialista no llegó a Colón.

Los de Ferraz eran liderados por el ministro de Justicia Manuel Grande-Marlaska y la diputada Adriana Lastra. Sin embargo, cuando todo se produjo, ellos no estaban ya allí.

No llegaron a Colón

Había quien se preguntaba qué estaba ocurriendo. La marcha de la manifestación, con 25.000 personas según los organizadores, acababa de ser interrumpida. Un grupo de medio centenar de personas se había sentado en la puerta del Ayuntamiento, en el sentido contrario al que marchaba la manifestación.

Portaban una pancarta con el lema "sin migrantes, no-binaries ni menores NO es ley trans". Le acompañaba, en una esquina, una mezcla del logo del Partido Socialista y el de Unidas Podemos invertido. Como una mano manteniendo una piruleta circular bocabajo. 

Una imagen del inicio de la sentada frente a la sede del Ayuntamiento de Madrid.

Una imagen del inicio de la sentada frente a la sede del Ayuntamiento de Madrid. D. D.

Esa era la pancarta principal, que resumía claramente el sentir de los allí plantados. No era la única de todas formas. Le acompañaban otras como "Carmen Calvo es tránsfoba" o "la transfobia no es feminismo, es machismo".

Los organizadores parecían no explicarse qué estaba pasando. ¿Por qué estaba detenida la manifestación? Trataban de hablar con aquellos que habían decidido plantarse ante los socialistas, pero estos no cejaban en su empeño. Las consignas eran claras: "El único que sobra es el PSOE" y, una vez tras otra, "fuera el PSOE de nuestro Orgullo".

No daban crédito en las filas socialistas. Un militante del partido que dirige Pedro Sánchez plantaba cara. "Esto no procede, porque yo lucho igual que ustedes. Esto, a Abascal. Esto a Vox, no a nosotros", decía.

En esta especie de partido de tenis, los que habían secundado la sentada pedían más apoyo a los que por allí pasaban. Algunos se preguntaban por qué querían echar estos miembros del colectivo al PSOE. Los del alrededor les explicaban lo que había ocurrido. Y la conclusión de la mayoría era que el PSOE había ido a hacerse la foto, pero que no les había ayudado en todo lo necesario. Le tenían por una especie de caballo de Troya.

Los ánimos se iban caldeando poco a poco. Había discusiones entre un bando y otro. Los socialistas se calmaban entre ellos si eran provocados. "No entres, no entres", se repetían para evitar la gresca. Otros, preferían mostrar su orgullo como militantes del partido: unos mostraban su abanico con la bandera arcoíris y otros ondeaban por momentos las banderas con la insignia de las Juventudes Socialistas. 

La organización no sabía qué hacer para diluir aquello. Todo se había enconado. El resto de manifestantes que venía por detrás del PSOE bordeaba el cerco. Y los socialistas, que tampoco eran muchos ya, se quedaron solos detrás de su pancarta.

La policía debía desalojar la calle. "Tienen que reabrir el tráfico", dijeron desde la organización. La calma tensa se volvía en un revuelo un tanto extraño. No se sabía si los antidisturbios iban a cargar o si el levantamiento iba a terminar en pelea. Por el pinganillo interno, un miembro de la organización gritó "todo el mundo a Colón cagando leches". 

Los socialistas ya habían plegado su pancarta y parecía que iban a caminar hacia Colón. Sin embargo, los contrarios a su marcha decidieron impedir su paso. El "no pasarán" se les había vuelto en contra.

Les cortaron la salida y les llevaron casi a la salida de Gran Vía. Allí, un conato de pelea hizo intervenir a la Policía. Hubo empujones y se formó un barullo. "El PSOE es violento" y "el PSOE agrede a periodistas", se empezó a escuchar.

Una manifestante, justo detrás de la pancarta del PSOE.

Una manifestante, justo detrás de la pancarta del PSOE. D. D.

Nada más. Todo terminó ahí, con la Policía haciendo una especie de cordón entre unos y otros. Aquello no pasó a mayores, pero marcó el día. Los socialistas salieron camino a Sol y Gran Vía. Habían sido apeados del Orgullo. "Hemos ganado", dijo alguno de los que había participado en la sentada. 

Un Orgullo politizado

Todo era concordia al inicio de la tarde. Mucho niño reivindicando la visibilidad de la infancia trans. Las banderas arcoiris cedían protagonismo a las del colectivo trans, cuyos derechos eran reivindicados por todos los presentes. Y todo bajo un buen ambiente en el que los partidos políticos habían cedido la cabecera al resto de asociaciones: estuvieron representadas, UATAE o LGTBIpol

Ciudadanos disfrutaba de un Orgullo tranquilo, que nada tenía que ver con el de 2019. La diputada Sara Giménez, miembro del Congreso de los Diputados, y Edmundo Bal estuvieron casi desde el principio. Luego se sumó la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. 

Villacís hablaba con EL ESPAÑOL de un "ambiente sano" y "tolerante". Aún quedaba para que se formara la bronca final, claro. La edil recordaba que los derechos que se celebraban "no se pueden dar por hechos, sobre todo viendo lo que está pasando en Hungría y en Polonia. Todo puede retroceder". 

Por su parte, Edmundo Bal celebraba un "clima de concordia, de reivindicar los derechos del colectivo". Asimismo, resaltaba la pancarta que portaba su partido: "Libertad y Derechos".

Curiosa era, sin duda, la pancarta que portaba el PSOE. Rezaba aquello mismo que los manifestantes le reprochaban: "Por una igualdad real para las personas LGTBI".

En medio de la manifestación, Grande-Marlaska hablaba de una manifestación marcada por "una reclamación de derechos, como todas las que llevamos desde el 77. Y el PSOE y el gobierno de coalición cumple con sus promesas. Con una ley trans en la que seguimos avanzando y eso es importante. Avanzamos en derechos, que nadie tenga duda".

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante la marcha del Orgullo LGTBI.

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante la marcha del Orgullo LGTBI.

Irene Montero, ministra de Igualdad, hablaba justo antes de darse un baño de masas. "Este orgullo de 2021 hacemos historia después de más de 15 años sin una legislación que respete los derechos de las personas trans y LGTBI. El colectivo y todas las personas LGTBI vuelven a hacer historia teniendo una ley que amplía las oportunidades de felicidad de la gente, que es libertad y dignidad", expuso.

Por su parte, desde Más País, Íñigo Errejón destacaba la importancia de un Orgullo para el que había "muchas ganas". "Hay dos mensajes: el Gobierno tiene que traer cuanto antes la ley trans sin recortes y las derechas tienen que abandonar los prejuicios y poner las banderas LGTBI en los edificios públicos porque España es un país de libertad".

Los únicos que faltaron a la cita como grupos políticos fueron Vox y PP. De todas formas, no eran bienvenidos. A los primeros por ser la "ultraderecha". A los segundos, por ser "sus cómplices". De hecho, se llegaron a ver pancartas con la cara del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la frase: "Alcalde Lgtbófobo por la gracia de Vox". Y otras, aún más duras. La cara de Rocío Monasterio y la frase "su pin parental provocará el suicidio de tu hijx".