El pasillo donde se aloja Brahim Ghali, acompañado de su mano derecha, Salem Lebsir.

El pasillo donde se aloja Brahim Ghali, acompañado de su mano derecha, Salem Lebsir. J.S.

Reportajes

Los privilegios de Ghali en Logroño: habitación para él solo en hospital público y rodeado de seguridad

El líder del Frente Polisario está en la tercera planta del centro, acompañado de su mano derecha, Salem Lebsir. Una decena de policías secretos vigilan. 

27 mayo, 2021 02:27

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Cuentan de Brahim Ghali que es un tipo curtido, duro de pelar. Lleva 51 de sus 71 años librando batallas en pleno desierto contra un enemigo al que sabe que no puede ganar, pero que tampoco ha conseguido acabar con él. El líder del Frente Polisario abandonó hace poco menos de seis semanas la hostil realidad de los campos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) para instalarse en un ambiente mucho más cómodo: el hospital San Pedro de Logroño (La Rioja). Concretamente, está en el módulo C de la tercera planta del centro, tal como ha podido averiguar EL ESPAÑOL. Ahí —acompañado de su mano derecha, Salem Lebsir— vive ahora la razón de una crisis diplomática sin precedentes entre España y Marruecos. Por su seguridad velan, muy discretamente, una decena de policías nacionales de paisano.

Ghali llegó a España enfermo de Covid-19 el pasado 18 de abril bajo el sobrenombre de Mohamed Ben Batouch. El líder saharahui aterrizó en una base militar de Zaragoza procedente de Argelia y fue trasladado al citado centro hospitalario. Todo de tapadillo, por la puerta de atrás y con el visto bueno del Gobierno de Pedro Sánchez y la ministra de Exteriores, Arancha González Laya.

Fue ingresado en la UCI y todo transcurrió con normalidad hasta que se descubrió el pastel y Marruecos lanzó una oleada de personas nunca vista sobre la valla de Ceuta la semana pasada. Los guardias fronterizos marroquíes, en lugar de repeler a la muchedumbre, como solían hacer, abrían la puerta. España sufría la furia del rey alauita Mohamed VI, el precio de acoger a su mayor enemigo público.

El hospital San Pedro de Logroño.

El hospital San Pedro de Logroño. J.S.

Ghali salió de la UCI a principios de este mes y fue llevado hasta la tercera planta, al módulo de neumología. “Los partes médicos dicen que se está recuperando”, asegura Abdalahe Hamad, delegado del Frente Polisario en La Rioja, en conversación telefónica con este periódico. “Parece que ya ha dejado el Covid atrás. Está ahora en la segunda fase, que son las consecuencias del mismo. Las secuelas, ya se sabe, se necesita tiempo para recuperase de ellas”. Hamad asegura que el líder saharaui está lúcido, consciente y que hasta está haciendo algo de ejercicio. Lo que no hace Ghali es salir al balcón de su habitación, en la que solo duerme él. Ya saben, precaución y perfil bajo.

Acceder al módulo C de la tercera planta no es difícil, pero averiguar el lugar exacto donde está Ghali, es otro cantar. En el hospital reina el silencio sobre el paradero del político y exguerrillero. No es porque se haya dado orden de guardar silencio —como sí se hizo en el hospital Gómez Ulla de Madrid cuando acogieron a los primeros repatriados desde Wuhan—, ni mucho menos por miedo. Es por desconocimiento. “Yo me he enterado por la prensa de que está aquí”, afirma un doctor. Y esa es la tónica general entre los sanitarios del centro.

Hay que hablar con una decena de personas para conseguir pistas. “Me dijeron que estaba en la tercera, en neumología”, asegura una enfermera. Tras mucho preguntar, otra compañera lo confirma: Ghali está ahí. Pero no está solo. Junto a él, su mano derecha y segundo al mando del Frente Polisario, Salem Lebsir. Con la misma discreción que los líderes saharauis, decenas de ojos vigilan el hospital discretamente. Los policías secretos están repartidos por el complejo. “Somos muchos”, admite un agente de paisano ante este periodista. “Hay que controlar que aquí no pase nada grave. Ya no por este señor, sino por la seguridad de todos los pacientes”.

Balcones de las habitaciones del hospital. Ghali está en la tercera planta.

Balcones de las habitaciones del hospital. Ghali está en la tercera planta. J.S.

Al entrar al edificio donde están las habitaciones, un guardia de seguridad en el centro del recibidor, cerca de los ascensores, pide a todo el que entra autorización para subir a planta. Sin ese papel que acredita que se es familia o allegado de un paciente, no se entra. Sin embargo, sortear ese control es estúpidamente fácil. Basta con girar por el primer pasillo y subir por las escaleras. Y en un par de zancadas, se está en la tercera.

En la planta donde está Ghali reina la calma. Hay un silencio sepulcral solo interrumpido por los pasos de quien camina por el pasillo. A Salem Lebsir se le oye poco caminar. Es un hombre de mediana estatura y pelo canoso. Protege su cara con dos mascarillas. Va con andares lentos y enfundado en una camisa azul de manga corta.

—Perdón, ¿es usted Salem Lebsir?

—¿Quién pregunta? -responde el hombre en voz baja y con marcado acento del Magreb.

—Soy periodista, ¿puedo hacerle unas preguntas rápidas?

—No, no, no.

De nada sirve insistir. Lebsir no quiere saber nada de la prensa. Lo mismo pasa con las enfermeras que guardan el puesto de control correspondiente a la habitación de Ghali. Preguntadas por el protagonista de esta información, no sueltan prenda. “No lo sabemos”, dice una. Otra es más precisa: “No podemos darte esa información”.

A Ghali no se le puede visitar, ni aunque él quiera. “Solo pueden estar con él las personas que han estado desde el principio”, asegura Hamad. Entre esas personas está su número dos, el fiel escudero del líder saharaui.

Por qué Logroño

Hay una duda en el aire. De todos los lugares de esta piel de toro donde podía hospedarse Ghali, ¿por qué Logroño? “Dudo que nadie pueda responderte salvo el Gobierno español”, asegura Hamad. Sin embargo, esta duda la pueden despejar las hemerotecas.

La Rioja está gobernada por la socialista Concha Andreu, una persona de confianza de Pedro Sánchez, lejos de los barones que recelaban del presidente. Asimismo, el Gobierno riojano tiene buena relación con la delegación saharaui, encabezada por Hamad. En la eterna memoria de internet constan varias reuniones entre los líderes riojanos —como el presidente del parlamento de la comunidad, Jesús María García— y Abdalahe Hamad.

El presidente del parlamento de La Rioja, Jesús María García, y el delegado del Frente Polisario en la comunidad, Abdalahe Hamad.

El presidente del parlamento de La Rioja, Jesús María García, y el delegado del Frente Polisario en la comunidad, Abdalahe Hamad.

Hamad le quita hierro a esto y asegura que todas las delegaciones del Frente Polisario tienen buena relación con las comunidades autónomas. Asegura que él no ha tenido “nada que ver” con la elección del lugar para Ghali y que no se enteró hasta que ya estaba aquí su jefe.

—¿Esperaban esta reacción de Marruecos por traer a Ghali?

—Bueno, de Marruecos se puede esperar todo. Es un monstruo que está herido por todas partes. Tiene muy malas relaciones con Argelia, con España, con Alemania, con Sudáfrica… entonces está en una situación en la por cualquier cosa quiere sacar cualquier tipo de rendimientos. Nosotros conocemos muy bien a Marruecos. Siempre tienen en mente, y a la historia me remito, presionar a España para sacar cualquier provecho económico, político y de cualquier índole.

—¿Cree que de no haber traído a Ghali de esta manera, a escondidas, hubiese sido diferente o hubiese pasado lo mismo?

—A lo mejor hubiese sido peor. No creo que haya sido a escondidas. Cuando uno viaja no hace una rueda de prensa y dice: “Oye, vengo a curarme”.

Aún sin rueda de prensa, el paso de Ghali ha dejado más titulares en España que el de la mayoría de líderes políticos extranjeros. El 1 de junio, además, tiene una cita con la Audiencia Nacional para responder por dos querellas. Una, la que interpuso Fadel Mihdi Breica, activista español de origen saharaui, por presuntos delitos de lesa humanidad, detención ilegal y torturas cometidos supuestamente en 2019 en los campamentos polisarios de Tinduf.

La otra, investigada hace años en la Audiencia y archivada por la ausencia de respuesta de las autoridades argelinas a una comisión rogatoria formulada tres años antes, fue impulsada por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos, que pide investigar delitos como genocidio, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones.

Después de semanas de silencio y no firmar la citación judicial en un primer momento, Ghali ha decidido finalmente declarar ante el juez Santiago Pedraz de manera telemática, desde su cómodo refugio riojano. "No tenemos nada que ocultar, somos las víctimas”, afirma Hamad. “Quienes tienen que ocultar son los verdugos", es decir, Marruecos.