Pilar Urbano

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Pilar Urbano: “No soy negacionista pero se ha querido convertirnos en una manada temerosa”

La conocida periodista se vacunó hace unos días. Así cuenta lo que observó y sintió en la fila de espera. Detrás de la pandemia, según dice, se esconden intereses poderosos en un mundo que está cambiando.

15 mayo, 2021 02:14

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Pilar Urbano (Valencia, 1940), periodista, escritora y autora de infinidad de libros de investigación sobre personajes políticos, la Transición y la Monarquía, ha desviado su atención para reflexionar sobre la pandemia del coronavirus y lo que se esconde detrás. Denuncia la falta de información y se siente indignada porque “escudados en la pandemia han querido convertirnos en una manada temerosa y obediente”, dice.

De ahí que su charla derive en diferentes personajes internacionales: Bill Gates, Soros y sus maniobras, Pedro Sánchez o Cataluña. La gran entrevistadora, durante tantos años acostumbrada a lanzar preguntas, entrevistada. 

Nos encontramos en una situación internacional que genera incertidumbre. Entre los comentarios que ha hecho recientemente se infiere que, según usted, nos falta información para saber a dónde vamos. 

Lo primero que diría es que "no vamos", sino que "nos llevan". Y eso es ya bastante inquietante, bastante insoportable, bastante indignante. Y lo que es peor: no nos fiamos del guía. Pero Europa y buena parte de América somos democracias, y no sólo tenemos derecho a decidir qué nación queremos ser, sino qué vida queremos llevar. Pero… nos llevan. No sabemos adónde, no sabemos por qué, y empezamos, eso sí, a sospechar quiénes. Mejor dicho: quiénes llevan a quien nos lleva.

¿A quién o a quiénes se refiere?

Ya hay libros sobre esos quiénes. Acaba de salir No sólo es Soros, del catedrático De Castro, funcionario permanente de la ONU. En una página de ese libro —es indecente lo que ahí se cuenta, ¡ojo!, no el libro— aparecen todas las grandes farmacéuticas mundiales; entre ellas, la de Wuhan, y ¡son un lobby!, porque, como dice ese libro, no sólo es Soros, son también los grandes bancos: Rockefeller, Rothschild, Chase Manhattan. Y Bill Gates, Bezos, Zuckerberg, el de Facebook, Instagram…, que siendo un chaval inventó las cookies. Con las dichosas cookies estamos todos controlados. Tanto Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, incluso Outlook generan una adicción a mensajes, likes y comentarios, que en sí pueden ser buenos, pero no lo son ni el vicio ni el mono. Zuckerberg, según Forbes, el año pasado declaraba 763.000 millones de dólares. Y pongamos aparte lo que pueda tener en Panamá, Luxemburgo, Islas Mann… o en cualquier paraíso fiscal del mundo. Bill Gates, fundador de Microsoft que, en realidad, hace su propia política para producir el silencio de los corderos, la obediencia de los corderos, decía el año pasado y sin empacho alguno en una conferencia registrada en YouTube, que no hay petróleo, ni energía eléctrica, ni recursos alimentarios suficientes para toda una población mundial de 6.500 millones.

Sobra gente —decía— y, aunque sigamos con un crecimiento poblacional de -1, un solo hijo por pareja, llegaremos a 9.000 millones en pocos años. Para evitarlo, hay que realizar unos reajustes, según sus palabras. Hablaba de eliminar el 10%, el 10,5%… anualmente. Tiremos de calculadora… al señor Bill Gates le sobramos 1.300 millones de personas, que no deberían nacer, porque, según sus cuentas, no hay recursos. Gates no habla ya de eutanasia; habla de no-nacimientos. Un planteamiento que ni Hitler, ni Stalin, ni Mao Zedong… Y no es la suya una opinión sin más ni más, Gates es el más potente financiador de la OMS. ¿Sorprendente? Pues así es.

Me comentó usted lo ‘indecente’ de las multinacionales farmacéuticas.

Me explico: Las farmacéuticas trabajan bien, muy bien. Investigan en muchos campos de la medicina. Y, si se produce una epidemia, son las primeras que tienen a punto la vacuna. Ahora bien, una cosa es una epidemia localizada; y otra es una pandemia de dimensiones mundiales. Otra cosa aún peor es que una pandemia se produzca —no digo que deliberadamente, porque eso sería un genocidio sin fronteras—, pero sí por descuido o por error. Da escalofrío pensar en esa ‘responsable irresponsabilidad’. Un supuesto no conspiranoico, sino muy verosímil, que nos permite sospechar que Wuhan no ha sido veraz con la OMS, ni tampoco lo ha sido la OMS con el resto del mundo. Llegados a este puno de tongo o de mentira, con más de tres millones de muertos –y siguen amontonándose cadáveres en India-, de los que nadie responde; usted, yo, cualquiera tenemos derecho a la duda grave, muy grave, de que en esos laboratorios, tan herméticos y enigmáticos a la hora de dar explicaciones, pudieran estar preparando un arma bacteriológica.

¿Está usted acusando... a los laboratorios de Wuhan?

Yo no puedo acusar, no tengo pruebas... Tengo, como todos, el derecho a sospechar cuando lo raro no se explica y lo oscuro no se clarifica. Un error o un descuido desgraciado puede tenerlo cualquiera, pero, hombre, ¡dígase! No, yo no soy quién para acusar teniendo sólo una suspicacia, un mal pensamiento. Por cierto, bastante extendido, eh. Pienso ‘mercado-murciélago’. Y no doy un paso más. Ahí detengo mis dudas.

Unas dudas que asustan...

De entrada, provocan miedo, un miedo cerval y, por ende, una obediencia mansa. Hemos podido ver un tremendo interés en asustar y desinformar. Y si el miedo esclaviza, la ignorancia es la peor de las tiranías. Ahora hay que vacunarse en la fecha que digan y con la vacuna que te toque… El otro día, estando yo en la cola de vacunación, veía a la gente con ansiedad por vacunarse. Nos han metido en el cuerpo la idea de que nos morimos y que para prevenir tenemos que taparnos la boca, ponernos el bozal, lavarnos las manos casi continuamente, lavar vajilla, vasos y cubiertos con agua por encima de 60º, que no podemos reunirnos con más de cuatro personas sin tener la seguridad de que son covid-negativos. Hay zonas urbanas perimetradas, ciudades confinadas. Y el toque de queda a las 11.00...

Nos estamos acostumbrando a todo esto, haya alarma o no haya alarma. Por cierto, ¿en qué consiste la alarma?, ¿cuántas hemos vivido ya en Madrid?, ¿cuántas en Minglanilla de Abajo?, ¿respondiendo a qué?, ¿y quién nos asegura que esto no vuelve al día siguiente? Ya sólo falta que nos digan "pónganse un gorrito amarillo con su código postal, su DNI, el nombre de la vacuna y la fecha de vacunación". ¡Y estaremos felices de poder ir con ese gorrito amarillo como buenos ciudadanos! ¡Gracias a nuestros salvadores, Gates, Bezos, Rockefeller, Soros…!

¿Pero no estará en contra de medidas de protección ante la pandemia?

No, no. No me quejo de las cautelas, ni de las medidas asépticas, cualquier vida vale eso y mucho más. Me quejo de la desinformación y de que nadie rinda cuentas. Y, sobre todo, me preocupa advertir que hay un gran desconcierto entre los dirigentes políticos y también entre sus comités de expertos en Sanidad. Y no sólo en España. Es una especie de ignorancia mundial. Un tsunami que ha pillado a todos los gobiernos en la ducha.

¿Por qué habla usted de una nueva globalidad?

La operación es “una nueva globalidad”, occidental y atlantista, que está diseñada desde hace 10 u 11 años desde el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de Estados Unidos y el Cuartel General de la OTAN, en Bruselas. A éstos, que nadie se engañe, Cataluña no les importa, ni les interesa por sí misma. Les interesa la costa mediterránea, pero militarizada, armada. También les interesaría que las Baleares fuesen una gran plataforma-base militar, y el dominio del estrecho de Gibraltar.
De otra parte, como alguien tiene que consumir las armas que ellos fabrican, provocan una estrategia de acción-reacción, ataque-defensa, con guerras de guerrillas, guerras en Oriente y en Latinoamérica.

Y ahí sí entra Soros, con sus "revoluciones de color". Las montó él: en Túnez, la jazmín; en Turquía, la azul, en Egipto, la blanca; en Georgia, la de las Rosas, en Ucrania, la naranja; la primavera árabe, color rojo sangre, supongo; en Cataluña, la amarilla. Y hay más repertorio cromático. Se trata de violentar sociedades y dividir a los estados-nación en regiones. Pretenden hacerlo a gran escala en Europa. ¿Quién gana con todo esto? ¿Cui prodest? Pues, por supuesto, aprovecha a los señores del dinero que mueven los manubrios; y, quizá casualmente, a China.

¿Les estorba una Europa fuerte? ¿Es ese el objetivo?

Yo no creo que quieran trocear y fragilizar a Europa porque la aborrezcan. No es su enemiga. ¡Ni mucho menos! Lo que pasa es que una Europa de 27 Estados tiene 27 Tribunales Supremos, aparte un TJUE, un Consejo de Europa, un catálogo de delitos perseguibles en su territorio, un Banco Central, unas autoridades monetarias, unos aranceles establecidos, unos topes de déficit público para cada Estado…, por citar varios elementos de orden y control dentro del club UE. En cambio, si Europa se reparte en 122 o 125 regiones, que se organizan y abastecen por sí mismas, se rigen por sus propias normas y se entienden con sus vecinos, sin el control de un banco central, ni un consejo de gobierno europeo, etcétera, hay mucha más autonomía, sí, pero también más fragmentación, más debilidad. 

Ese plan angloamericano existe, y ya son muchos los que empiezan a ver que está en marcha. Y algo aún más inaceptable: la cosa pública, ya sea la reorganización territorial de Europa, la globalización, el titeretismo de deponer a unos dictadores para subir a otros más dóciles, más financiables, o regentar asuntos troncales como las redes de comunicación, el control vía internet, los topes de natalidad, la sanidad… elementos que afectan e importan a la sociedad entera, al bien público común, vienen a estar intervenidos y regidos por oligarcas privados. 

Divide y vencerás. ¿Es la finalidad que se pretende con ese troceo, con esa fragmentación de Europa?

De algún modo, es volver a la Europa de los mercaderes; yo te vendo, tú me compras. Sin autoridades que fijen los precios. La moneda, ¿cuál va a ser la moneda? ¿Pretenden liquidar la libra, el dólar, el euro…? ¿Imperará el yuan chino? No lo sé. Pueden volver al patrón-oro. De hecho, ya hace años hemos visto muchos anuncios de «compro oro». Esto viene de 2002, y no es paranoia, pero justo ese año en la cumbre de Bilderberg se decidió subir 40 dólares por barril de petróleo, de un golpe. Esa medida draconiana ¿a quién perjudicaba? No a las viejas «siete hermanas» —las petroleras de Estados Unidos, Inglaterra, Holanda—, no a los países de la OPEP, no a Rusia, pero sí a China. Encarecerles el petróleo, que China no tiene, y a la vez, restringirles las importaciones manufacturadas, que es de lo que China vivía y vive. En un solo mes de 2002, EEUU recortó el 19% de importaciones chinas de juguetería, libros de cuentos, ropa infantil…

A partir de ahí, desde entonces, la ropa de Zara o de Mango deja de ser "made in China", y es "made in Pakistán", "made in India". Era una clara ofensiva de caja contra China. Pero el tigre dormido, que ha ido acumulando quintales de dinero en monedas nacionales, podría despertar con un tremendo zarpazo financiero, provocando la bancarrota a cualquier país. 

Es un trazo del modus operandi de Soros: él es el mago del caos. Ése es su escenario predilecto. Y cuando no lo hay, lo crea. Desestabiliza países como desestabiliza mercados financieros. Muy en línea con sus revoluciones de color.

Soros es un personaje muy recurrente. Está en todas las movidas…

Más bien toca muchos palillos, actúa en tropecientos frentes, tiene una agenda de contactos que vale su peso en platino, se mueve muy bien en lo gris. Y, cuanto más oscuro, mejor, porque sabe hacer y borrar sus huellas. Es un estratega, sí. Ahora bien, las estrategias a gran escala, esto mismo del globalismo y de la nueva definición de los mapas de influencia, el nuevo eje del poderío mundial… se diseñan en otros despachos.

La ventaja de Soros es que, como no tiene entorchados de cargo oficial ninguno, ni representa a la OTAN, ni al Departamento de Estado de Estados Unidos, ni al Fondo Monetario… es simplemente un hombre muy rico, y aunque vaya por encargo de otros, puede presentarse por sí mismo y se le abren las puertas, sin comprometer a nadie.

Y toda esa maraña de "sociedades abiertas" ¿para qué sirve?

Soros, directa o indirectamente, llega a demasiadas zonas de poder. Mejor dicho, de influencia sobre el poder. No olvidemos Bilderberg o Davos, donde empezó a gestarse la idea del globalismo: disolver estados soberanos en un puñado de regiones autónomas; empoderar a tres o cuatro potencias con mando y autoridad centralizados. Es la idea de la Europa de las regiones. Un plan que curiosamente ya lo tuvieron en mente Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler, "la Europa de los pueblos".

Pero en Bilderberg o en las cumbres de Davos, ¿se cuece algo realmente importante?

Bien dicho, no se decide nada, pero se cuece mucho… y a fuego lento. Desde, ¡yo qué sé!, el bombardeo de Bosnia o un colapso en la venta del crudo, o una uniformización en las modas -¡ahí se inventaron The Beatles!-, y, como consecuencia, en las demandas comerciales; o un señalamiento de tal o cual presidente de república europea: la caída de Gerhard Schröder y la apuesta por Angela Merkel; y, me remonto río arriba, la evaluación del Príncipe Juan Carlos de Borbón, darle el visto bueno y hacer el pressing para que Franco lo designara sucesor a título de Rey. Eso fue en tiempos de Nixon-Kissinger. Y mucho más reciente, la reducción de habitantes del planeta. No funcionan con papeles, pero… hay papeles, hay papeles.


Y fuera de las reuniones de Bilderberg o de Davos, algunos de sus asistentes más conspicuos se reúnen en minicumbres de superjeas que, por lo que he sabido y leído, parecen macabras fábricas de muerte, donde un Ted Turner, tomándose un güisqui dice "es preciso reducir la población a dos mil millones —ahora somos seis mil millones y medio— y que durante cien años sólo nazca un niño por familia". Y nadie le rechista.

¿Ted Turner, el fundador de la cadena CNN?

Sí. Él. Pero cuando lo dijo estaban también, y muy de acuerdo, los milmillonarios David Rockefeller, Bill Gates, Eli Broad, George Soros, Warren Buffet, Oprah, Bloomberg y otros filántropos humanitarios… Eso fue exactamente, durante una cena de amigos en Nueva York, casi calcado de lo que había dicho Gates. Y muy similar a las desgraciadas ideas vertidas por el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, justo un año antes de su muerte, ya en plena pandemia, entrevistado por la agencia de noticias Deutsche Press y reproducido en The Telegraph. No puedo citar todo el párrafo, pero dijo que, de poder reencarnarse, "lo haría en un virus mortal para acabar con el problema de la superpoblación, la peor de las amenazas, que nos lleva al desastre… y que, si ese superávit de vidas humanas no se controla voluntariamente, será controlado por las enfermedades, las epidemias, las hambrunas, la guerra…".

¿Brutal? 

Brutal. Algunas webs han reproducido sus palabras, a raíz de su fallecimiento. ¡Pobre hombre! Necesitará más funerales. 

En algún momento usted se ha pronunciado sobre cómo entra la inmigración desde África y Oriente Próximo.

Estos inmigrantes no vienen jugándose la vida en las pateras. Desde el país de captación, por ejemplo, Senegal o Malasia, viajan en las flotas de Aquarius y de Open Arms, pertenecientes a Soros. Los barcos los transportan hasta cerca de la costa y es entonces cuando los desembarcan a las pateras, que ya los acercan al puerto. De todo eso hay vídeos policiales muy evidentes. Yo misma los he visto.

Antes, Soros ha negociado los lugares de su acampada y refugio con los países que los reciben. Y todo en un oscuro toma y daca. Ni el que trae la carga de inmigrantes ni el que los acoge son hermanitos de San Juan de Dios. Es una inmigración sin nacionalidad. ¿Qué votarían en el futuro? Votarían lo que se diga. 

¿Tanta influencia tiene Soros en España?

No quiero focalizar el tema en Soros, ya he dicho que ni es el más rico ni tiene cargos públicos; pero entra en el Cuartel General de la OTAN, en Bruselas, cada vez que pide ser recibido. Va a donde quiere y mueve los resortes de poder que necesita mover… Sin remontarnos muy lejos, Soros fue el primer visitante del recién nombrado presidente Pedro Sánchez. Y aún estamos a la espera de que se nos explique el porqué y para qué de aquella reunión en Moncloa y a puerta cerrada. Y días antes, en Davos, Pedro Sánchez se hacía un selfie con Alex, el hijo mayor de Soros. De modo que habrá Soros después de Soros.

Artur Mas, en el año 2012, creyó que contrataba los servicios del lobby Independent Diplomat, de Soros, para que difundiera la idea de un Estado Catalán Europeo y diera a conocer la "marca catalana" por Europa. Le costó caro. Ahora el Tribunal de Cuentas ha presentado la factura... y han de someterse a juicios como investigados 36 altos cargos. Soros fue el motor financiero de Soros. Sin él no se explica la revolución amarilla de Cataluña. 

¿No es lógico preguntarse por qué, a qué ese interés…, qué pretenden quienes mueven los hilos detrás de Soros? ¿O plantearse esa batería de dudas es síntoma de una enfermedad mental que ellos mismos han etiquetado como ‘conspiranoide’?

Más allá de Soros, cuando antes hablaba sobre la pandemina, no puedo evitar hacerle una pregunta: ¿No será usted negacionista?

¿Negacionista? ¿Con más de 3,33 millones de fallecidos, y ni se sabe los cientos de miles contagiados? Y no son números abstractos, sino que hemos perdido amigos, colegas, vecinos, parientes. Más que negacionista, sería imbécil. Mi sobrino Óscar tenía rostro, nombre y apellidos... ¿Cómo voy a negar tanto dolor, tanta evidencia de muertes? No confunda usted negar un hecho brutalmente dramático, con protestar por la infame gestión con que se ha tratado. Y yo protesto, serenamente pero protesto, no sólo por la tardanza en afrontarlo sino por los vaivenes en las medidas sanitarias, y hasta por el trasfondo del mercadeo de vacunas. Y esto a nivel mundial.

Con estas declaraciones, puede usted provocar una fuerte polémica...

No me importa. ¡Ojalá rompan su silencio los corderos! y caigan en la cuenta de que nos llevan unos guías que no saben a dónde van, o... lo saben demasiado. Pero, si hay polémica y preguntas, debe haber respuestas y explicaciones ¿Dónde? No en tuiters y tertulias, sino en ese lugar sagrado de la palabra verdadera que se llama el Parlamento.