Ya casi ni resuena el eco de aquellas palabras que, ufano, pronunció Pedro Sánchez cuando presentó su nuevo Ejecutivo: “Es un Gobierno que va a caminar en una única dirección, con varias voces pero una misma palabra”. Eso dijo. Ahora el mensaje optimista ha quedado en una perpetua trinchera. Especialmente desde que Pablo Iglesias, como un rey que reina pero no gobierna, se dio cuenta de que él puede hablar -y lo hace, mucho- pero no gestiona.

Resulta evidente que la facción morada del Ejecutivo, encabezada por el vicepresidente segundo, no se siente del todo cómoda en el Gobierno que habita. No cree que haya normalidad democrática; opina que en el Consejo de Ministros hay mucho machista frustrado; el propio Iglesias no se trata con muchos de sus homólogos socialistas y cada medida se convierte en una batalla abierta. Y si antes los enfrentamientos se contaban por ideas, ahora se cuentan por días.

Y, sin embargo, ¿por qué sigue Unidas Podemos en el Ejecutivo? Al margen de las cuestiones políticas, lo cierto es que una salida de los morados del Gobierno tendría unas consecuencias catastróficas para el partido de Iglesias. De producirse, se perderían directamente 98 puestos de trabajo -entre ministros, altos cargos y asesores-, dejarían de ingresar 7,2 millones de euros en sueldos, no podrían repartir a discreción 11 millones en complementos de productividad y dejarían de gestionar 9.637 millones de euros de los Presupuestos Generales.

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en el Congreso. EFE

A ello habría que sumar la difícil situación a la que se enfrenta el partido, que vive una sangría en votos y dinero. Si las últimas cuentas de Podemos registraron unas pérdidas de 2,6 millones de euros frente al beneficio de 3 millones que registró en 2018, el panorama de los votos no es mejor: en las últimas elecciones, las del 10 de noviembre de 2019, descendió a cuarta fuerza y se dejó siete escaños por el camino.

El Gobierno vive en un a punto de romperse continuo. Mientras que, de cara a la galería, prevé agotar la legislatura, cada día se abre una nueva fisura. La última ha sido a raíz del encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. El portavoz de Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, ha criticado las cargas policiales en Madrid y la vicepresidenta Carmen Calvo le ha respondido que hay que comportarse de manera responsable respecto al cargo que se ocupa. Y, sin embargo, Podemos resiste. Le va todo en ello.

Ministerio a ministerio

La pirámide de pérdidas que afrontaría Unidas Podemos, en caso de salirse de la coalición, comienza con los cinco ministerios de su signo. El más afectado de todos -que es igual al mejor beneficiado en el reparto- sería el del propio Pablo Iglesias, el de Derechos Sociales y Agenda 2030. El líder morado cuenta en su cartera con 14 altos cargos designados por él que reciben un salario base de 845.800 euros y con 18 asesores -a fecha de junio de 2020- nombrados a dedo, cuyas retribuciones ascienden a 1,2 millones.

Todos esos sueldos se ven complementados con un plus de productividad de nada menos que 6,5 millones. Si bien ese complemento es para todos los miembros del Ministerio, desde Iglesias hasta el último funcionario, los más beneficiados en el reparto siempre son los que más alto figuran en el escalafón. No deja de resultar llamativo que, a pesar de su escaso poder de gestión, el Ministerio de Derechos Sociales sea el más mimado en el reparto.

El siguiente Ministerio que resultaría más damnificado por una hipotética salida sería el de Trabajo, encabezado por Yolanda Díaz y que sí gestiona y es clave en el funcionamiento del Estado. La ministra gallega cuenta con 14 altos cargos y 7 asesores en su gran equipo. El salario base de ambas partes asciende a 1,5 millones de euros, pero reciben un plus de productividad relativamente bajo: 46.443,24 euros.

Uno de los principales puntos de fricción entre PSOE y Unidas Podemos en el Gobierno es todo lo relacionado con el Ministerio de Igualdad. Esta misma semana se ha visto. El martes se admitió a trámite en el Congreso la llamada Ley Zerolo, impulsada por los socialistas, y la formación morada se abstuvo en la votación. Los de Iglesias argumentaron la jugada, que sentó mal en el ámbito del PSOE, diciendo que no habían contado con ellos y criticando que “desvirtúa el pacto de coalición".

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. EFE

Igualdad, por su parte, tiene 11 asesores para 8 altos cargos. Entre todos suman un salario base de 1,04 millones de euros y los pluses de productividad ascienden a 1,6 millones. Y quedan dos ministerios. El de Consumo, liderado por Alberto Garzón, tiene 7 altos cargos y 8 asesores que cobran 1,7 millones de euros -que aumentan con 1,2 millones en productividad-. Por último, el Ministerio de Universidades, con Manuel Castells a la cabeza, tiene 5 altos cargos y 6 asesores que son los que menos cobran: 850.670 euros de salario base y 1,6 millones en productividad para todo el Ministerio.

Sueldos de Iglesias-Montero

Aunque a veces se obvia, detrás de cada alto cargo del Gobierno hay una persona y una vida que, a pesar de sus altibajos y publicidad constantes, no se diferencia a la de cualquier otro trabajador. Los líderes de Podemos, Pablo Iglesias e Irene Montero, ya tienen sus días condicionados a los cargos que desempeñan. En su casa hay coches oficiales, seguridad del Estado y hasta usan una asesora de Igualdad, a Teresa Arévalo, como niñera.

¿Cómo les afectaría a ambos el dejar el Gobierno? Lo primero de todo sería que ya no dispondrían de esas comodidades, de ese ahorro de gastos constantes que significa representar al Ejecutivo. Tampoco podrían utilizar a Teresa Arévalo como niñera. O, al menos, no podrían pagarla con dinero público tal y como hacen ahora.

En cuanto a su salario, la situación es más compleja. Hace unos años Podemos no permitía que sus cargos cobraran más de tres veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI); es decir, no podían ingresar más de 51.300 euros al año y lo demás lo tenían que donar. Pero en cuanto lograron aumentar el SMI y empezaron a crecer sus propias nóminas, las reglas cambiaron: ahora, un miembro del Gobierno tiene que donar como mínimo el 15% de su sueldo y un cargo electo -que es lo que serían si no estuvieran en el Ejecutivo- tiene que donar entre el 20 y el 50%.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, y el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. EFE

Irene Montero ganó en 2020 un salario aproximado de 74.858 euros que, al ser miembro del Gobierno, finalmente, queda en 63.629,3. Como diputada, cobraba 79.025,73 euros anuales y, al aplicar las donaciones actuales, su salario oscilaría entre los 62.220 y los 39.512 euros. Es decir, si Irene Montero sale del Ejecutivo, acabaría perdiendo dinero.

El caso de Pablo Iglesias es distinto; estar en el Ejecutivo le perjudica en lo económico. Y es que el actual vicepresidente segundo cobraba antes de entrar en la coalición en torno a los 100.000 euros. Si donara el 50% se quedaría en unos 50.000 y si aportara al partido el 20% se quedaría en 80.000. Esa mínima donación, aún así, le permitiría ganar más de lo que ganó el año pasado como vicepresidente: 77.173,77 euros. Mientras en Podemos echan cuentas, la coalición cada día está más desgastada y se hace más difícil gobernar.

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